No tener un sueño reparador, dormir poco o no hacerlo afecta de manera importante el rendimiento laboral, lo cual no sólo se manifiesta en ausentismo sino también en el riesgo de tener mayor cantidad de accidentes de trabajo cuya consecuencia puede ser incluso una discapacidad permanente, alertó Andrés Barrera Medina, especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina.
El insomnio, los síndromes de sueño insuficiente y de apnea e hipopnea son los trastornos de sueño más frecuentes en la población mexicana, pues mientras el primero lo padece 30 por ciento de la población, el segundo, 20 por ciento y el tercero hasta cuatro por ciento, resaltó.
Quienes sufren de insomnio, indicó, presentan alteraciones en la memoria verbal, es decir, es aquella donde se almacena información de números; en cambio, quienes tienen apnea manifiestan problemas con la memoria alterativa que son recuerdos de conocimientos adquiridos o personales. Asimismo, tienen microdespertares que originan que no llegue suficiente oxígeno a los pulmones, al cerebro y al cuerpo y al día siguiente esto afecta el rendimiento.
Un sueño no reparador genera un impacto en el ausentismo laboral el cual es de 1.4 a dos veces más frecuente en los trabajadores con alguno de estos trastornos.
Consecuencias económicas y en las relaciones interpersonales
En Estados Unidos, se estima que el costo anual para el empleador es de cuatro mil 800 dólares por trabajador y el impacto se calcula entre 43 y 56 billones de dólares, refirió.
Adicionalmente, agregó, estos problemas al dormir hacen que sean más frecuentes los accidentes de trabajo. Los estudios al respecto estiman que el riesgo de sufrir alguno fatal es de casi del doble en la gente con algún trastorno del sueño.
Además, el insomnio puede ser un predictor de discapacidad permanente, más o menos 1.75 veces en quienes lo padecen, apuntó el psiquiatra.
El síndrome de sueño insuficiente se presenta cuando las personas duermen poco ya sea por trabajo, por hábitos de sueño inadecuados o por conductas voluntarias, y produce un cansancio físico importante, problemas de la atención y la concentración y dificultad para realizar tareas de precisión, lo cual evidentemente aumenta el riesgo de mortalidad y afecta la realización de las actividades laborales, detalló.
Otro aspecto que también se afecta son las relaciones interpersonales tanto con los compañeros como con los jefes, pues el cansancio y estar constantemente de mal humor impiden a estas personas establecer vínculos sociales, familiares y laborales sanos, concluyó.