Ecos y disonancias del 68…
Coloquio para recuperar las pequeñas historias
La estética política a escena para tocar un silencio que arde
El coloquio internacional Ecos y Disonancias del 68 en México y el Mundo tuvo como escenario el auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) durante tres días de noviembre y se efectuó como parte de la Catedra Extraordinaria Helen Escobedo. Estética, Política e Historiografía Crítica del Arte Contemporáneo en México y América Latina.
En este encuentro se reflexionó sobre las políticas de la imagen, referidas explícitamente a movimientos sociales e insurrecciones durante y después de 1968 en nuestro país y fuera de él, y también se debatió acerca de las resonancias y espectros que tales acontecimientos generaron en nuestra realidad más inmediata.
Cinco paneles
En un total de cinco paneles se expusieron ideas que versaban sobre temas contrastantes, convergentes y complementarios, como las luchas étnicas a la luz del 68, las variaciones e intensidades de movimientos feministas y antimperialistas, la estética política de la protesta social y los ecos del 68 en los movimientos del México contemporáneo.
La única conferencia magistral fue la del historiador del arte George Flaherty de la Universidad de Austin Texas, Estados Unidos, autor del libro Hotel Mexico: Dwelling on the ‘68 movement, resultado de su trabajo de investigación doctoral en 2008 que realizó principalmente en el Instituto Mora, la Hemeroteca Nacional y el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Flaherty tituló su disertación El Problema de Género y México 68. El Peso de la Hospitalidad. Se centró en desentrañar una de las figuras míticas más polémicas de ese momento, que si bien estuvo en el mitin de la Plaza de las Tres Culturas, no fue parte del movimiento estudiantil. Ella era una de las edecanes de las olimpiadas: Regina, joven atractiva, estudiante de medicina y proveniente de una familia acomodada. Sería Antonio Velasco Piña quien la lanzaría al espectáculo a partir de su relato novelado que lleva el mismo nombre de esa joven, y que progresivamente se llegaría a transformar en un icono.
“Este es un caso bastante extraño, la gente no sabe qué hacer con él. Unos son aficionados a todo lo que ella representa, incluso desde una perspectiva espiritual, y otros la ven de una forma muy problemática, en especial los académicos. El asunto es imperfecto, resbaloso y tal vez útil para pensar en las formas en que el 68 se está haciendo más abierto a otras expresiones distintas a lo político, militante e idealizado. Como ella no tiene un vínculo directo con el movimiento puede ser un icono para repensar el 68.”
Género y lo espiritual
Al principio la lectura del libro de Velasco le causó cierta repulsión, odiaba ese texto y se tardó un año en leerlo. “No me gustó nada la novela, pero a la vez me atraía para introducirme en el mito que se ha creado en torno a Regina. Me fue importante para pensar en estas cuestiones de género y de lo espiritual, lo que normalmente no se reflexiona cuando se aborda el tema del Movimiento Estudiantil del 68”.
George Flaherty habló de la versión escéptica de Elena Poniatowska en referencia a Regina, y se sumó a ella, aunque dejó entrever que es buen punto dejar atrás la vieja idea del 68 como “sólo el dominio de los sobrevivientes del movimiento y empezar a construir la narrativa desde la perspectiva de género y de lo marginal”.