La vida es posible sin corrupción sistémica; para ello, se requiere reducir la desigualdad social, mayor nivel de educación, estado de bienestar (seguro social, seguridad pública y educación gratuita y de buena calidad a todos los niveles) y un poder judicial independiente, con una fuerte autorregulación, consideró el sociólogo español Manuel Castells Oliván.
Al presentar en exclusiva para la UNAM un avance de lo que será su libro La nueva América Latina, el reconocido catedrático de la Universitat Oberta de Catalunya y la Universidad del Sur de California destacó que prueba de que es posible vivir sin corrupción la dan Uruguay y Costa Rica, naciones que han trabajado intensamente en esto.
Acompañado por Alberto Vital, coordinador de Humanidades; Miguel Ángel López Leyva, director del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) y Alicia Ziccardi, investigadora de dicho Instituto, Castells Oliván enfatizó que presentó parte del texto en esta casa de estudios, pues la UNAM “representa parte de lo que considero el mejor modelo universitario al reunir la excelencia académica e investigación con la defensa ética de los derechos fundamentales de convivencia con la sociedad, y contra los abusos que suceden cotidianamente”.
Ante estudiantes y académicos del IIS, el también director de Investigación del Departamento de Sociología en la Universidad de Cambridge, en Estados Unidos, añadió que la corrupción ha permeado en todo el mundo gracias a factores como la desvinculación del Estado con la población, la crisis de la Iglesia y la globalización de los mercados.
“En situaciones complicadas, como la de ustedes, la fórmula incluye un Estado capaz de autorregularse y periodismo valiente –que se ha hecho–, además de la necesidad de líderes confiables.
“Cuando la corrupción no es puntual, sino sistémica, la situación es más difícil y lo único que podría funcionar es una acción conjunta, desde el poder político hasta la sociedad”, reflexionó en el Auditorio Jorge Carpizo, de la Coordinación de Humanidades de la UNAM.
Una de las principales acciones, detalló, es hacer cambios profundos en la función pública, la judicatura y el congreso. “Es una auténtica revolución política en el buen sentido de la palabra, porque implica la transformación del Estado”.
El uso de la fuerza
Castells Oliván, quien ha recibido 18 doctorados Honoris Causa por diferentes universidades del mundo, subrayó que cuando un gobierno usa la fuerza para hacer los modificaciones la situación termina mal, llegando al terror.
Como ejemplo señaló que, para generar los cambios, primero debe acabarse con la intimidación y contar con una policía limpia, algo muy difícil en una sociedad ya corrupta, pues para lograrlo se requiere de muchos actores.
“Su presidente (AMLO) tiene muy buenas intenciones; hay que apoyarlo. Esto es necesario pero no es suficiente”, dijo el ganador del Premio de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación y la Cultura 2009.
Recordó que en la literatura clásica, Lope de Vega en una de sus más famosas obras hace un llamado a la insurrección popular contra el abuso, e invitó a repetir: “¿Quién lucha contra la injusticia? Fuenteovejuna, todos a una”.