Rodolfo Usigli, padre del teatro mexicano
"Su obra inaugura una dramaturgia mexicana que habrían de seguir autores de la talla de Jorge Ibargüengoitia, Luisa Josefina Hernández, Sergio Magaña, Emilio Carballido, entre otros": Ilya Cazés
Rodolfo Usigli nació un 17 de noviembre de 1905 en la Ciudad de México en el seno de una familia humilde, fue ahí donde inició una vida que lo llevaría a ser dramaturgo, poeta, diplomático, profesor, crítico teatral, entre un par de cosas más, actividades con las que dio forma al teatro moderno mexicano.
“Se le adjudica, con justa razón, la paternidad sobre el teatro mexicano propiamente dicho. Su obra inaugura una dramaturgia mexicana que habrían de seguir autores de la talla de Jorge Ibargüengoitia, Luisa Josefina Hernández, Sergio Magaña, Emilio Carballido, entre otros y, a su vez, los discípulos de estos insignes dramaturgos. Héctor Azar reconoció de hecho, en la obra de Usigli, la propuesta de un teatro costumbrista, político y de caracteres, determinante para la dramaturgia mexicana del siglo XX”, apuntó Ilya Cazés sobre su importancia de su figura para las letras mexicanas en el artículo O teatro o silencio. O teatro o nada para Revista de la Universidad.
Usigli inició su vida académica en el Conservatorio Nacional de Música donde pasó una temporada antes de decidirse a seguir su pasión por el teatro, donde ya había hecho algunas incursiones con su pluma y sobre las tablas. Fue becado por la Fundación Rockefeller en 1935 para estudiar dramaturgia en la Universidad de Yale, donde compartió espacios con Xavier Villaurrutia.
Posteriormente regresó a México donde fundó el Teatro de Medianoche y comenzó a frecuentar al grupo aglutinado en torno a la revista Contemporáneos. Fue nombrado Director de Teatro Radiofónico de la SEP en el 38, año en que publicó uno de sus trabajos más conocidos: El gesticulador.
“Lo recuerdo como un hombre amable, irónico y extravagante en su modo de vestir. Usaba todos los artefactos que podían evocar su europeismo: botines, bastón o paraguas, guantes, boquilla y alguna vez, si mi memoria no lo inventa, llevó un monóculo que sólo volví a ver en las películas con generales y diplomáticos prusianos. Ostentaba este estilo como derecho natural, pues era hijo de padre italiano y madre polaca, y lo adornaba, de tanto en tanto, con alusiones a los antecedentes nobiliarios de su linaje paterno”, así lo recordó Javier Wimer en un artículo para la Revista de la Universidad en el 2005, a esto añadió:
“Usigli entendió el teatro no como una profesión, aunque haya alcanzado la excelencia en su ejercicio, sino como un modo de entender, de asumir y de transformar la vida. Por los anchos caminos de la poesía se encontró con el teatro y por los caminos del teatro se encontró con la historia y con la política. Las otras actividades que tuvo en tanto que maestro, funcionario o diplomático,resultan ancilares, como diría Reyes, respecto de su vocación absoluta por el teatro”.
Usigli fue, asimismo, uno de los grandes maestros de las letras mexicanas y su obra influyó a toda una generación de autores, como lo explicó Estela Leñero para Revista de la Universidad: “Para mí, como para muchos, su legado es innegable y gracias a él el teatro en nuestro país pudo dar un giro hacia sí mismo y poner en la mesa de discusión los temas mexicanos por encima de la poderosa tradición española que en su tiempo imperaba en la dramaturgia. Usigli ha significado mucho para nuestro teatro, aunque sus aportaciones no se encuentren en sus innovaciones dramáticas o en sus hallazgos estructurales”.
En vida, Usigli estampó su firma en más de 40 piezas teatrales, siete ensayos sobre teatro, tres libros de poesía, dos de narrativa y dos autobiográficos. Sin embargo, El Gesticulador, pieza para demagogos en tres actos fue su trabajo más reconocido, donde el protagonista finge ser un excombatiente de la Revolución Mexicana para realizar una fuerte crítica a la clase política del país.
“Rodolfo Usigli con El gesticulador, desde los años treinta, nos reveló lo que sería el discurso del poder mexicano a lo largo de nuestra historia post-revolucionaria moderna. En él se verán expuestos los temas recurrentes de un discurso del poder mexicano y su manipulación discursiva para crear niveles de verosimilitud con los que se construya una idea de legalidad y de legitimación sin atender a la construcción de lo verdadero como atributo axiológico positivo”, subraya Raúl Carrillo Arciniega, del Colegio de Charleston, en el ensayo Radiografía de poder mexicano dentro de El gesticulador de Rodolfo Usigli.
“En El gesticulador de Usigli se concentran los elementos discursivos de un poder político en donde una de las principales características es la simulación, el uso de máscaras y las imposturas. Estas máscaras, simulaciones e imposturas están en función siempre de la conquista del poder y se determinan en aras de la obtención de sus atributos. Al ser un detentador dentro del sistema político mexicano, se persigue la omnipotencia y se adquieren modos operativos que manifiesten el realce y lucimiento de la personalidad. En otras palabras: el poder político mexicano en Usigli está planteado como el culto a la personalidad, que ejerce la fuerza para alcanzar la seducción que emana del poder y poseer larga vida mediante un tiempo que no transcurra”, añade el académico.