23 de mayo, Día del Estudiante
Su origen data de 1929, dentro de los reclamos estudiantiles de obtener la autonomía
El 23 de mayo se celebra el Día del Estudiante en México en recuerdo al movimiento estudiantil de 1929, el cual –dos meses después, el 10 de julio–obtuvo la autonomía de la Universidad Nacional.
Aunque la versión más conocida sobre el origen del Día del Estudiante señala que el movimiento de 1929 fue reprimido tras manifestarse a favor de la libertad de cátedra y la autonomía universitaria, en realidad, la historia es mucho más compleja.
“La Universidad Nacional de México, había pasado desde su fundación –en septiembre de 1910– por toda clase de peripecias a causa de la inestabilidad política y de la penuria económica del país. Hasta 1929 fue regida por su Ley Constitutiva que había instituido como jefe de la Universidad al Ministro de Instrucción Pública y como gobierno de esta nueva Institución al Consejo Universitario y al Rector, quien sería nombrado por el presidente de la República para uno o más trienios”, señala la historiadora Renate Marsiske, Investigadora titular en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE)
La Universidad Nacional se conformaba por las facultades de Odontología, Derecho y Ciencias Sociales, Ingeniería, Química y Filosofía y Letras, además de la Escuela Nacional Preparatoria, la Escuela Nacional de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional, la Escuela Superior de Administración Pública, la de Escultura y Talla Directa, la de Educación Física y la Escuela de Experimentación Pedagógica «Gelación Gómez”. Había 8 mil 154 alumnos inscritos, de los cuales 2 mil 640 eran mujeres.
El origen del movimiento estudiantil se gestó tiempo antes, cuando los alumnos comenzaron a organizarse dentro de una federación, la cual organizó congresos con regularidad. Lo anterior creó una conciencia de grupo entre los alumnos.
Las autoridades universitarias decidieron hacer dos cambios: aumentar un año a la educación preparatoria y cambiar los exámenes profesionales en la Facultad de Derecho, lo cual provocó que los alumnos de dicha facultad se inconformaran, e intentaron negociar con las autoridades quienes se negaron a ello. Posteriormente colocaron la bandera rojinegra en la facultad.
El día 23 de mayo hubo una gresca en la Escuela de Derecho entre estudiantes y bomberos, resultando heridos de ambas partes, lo que no impidió que el movimiento se ampliara con la adhesión de otros planteles. Una asamblea efectuada en la Casa del Estudiante decidió que la huelga continuara indefinidamente.
Por la tarde, la policía se presentó en la Escuela de Medicina en donde los estudiantes protestaban por la agresión de mediodía. El director de la Facultad, doctor Fernando Ocaranza rechazó a la policía. La intervención del doctor José Manuel Puig Casauranc, jefe del Departamento del Distrito Federal, evitó derramamiento de sangre. Ofrece a los estudiantes intervenir ante el presidente.
Una numerosa manifestación estudiantil se encaminó a las redacciones de los periódicos para dar a conocer su decisión de mantener la huelga. Fue acometida en la avenida Juárez en las primeras horas de la noche por bomberos y policías. Numerosos lesionados fueron el saldo de esta acción.
Un día después el presidente Emilio Portes Gil ordenó la retirada de la policía de las inmediaciones de la universidad, ofreció dialogar con a los estudiantes y ordenó liberar a los detenidos.
El 25 de mayo, Manuel Puig Casauranc, jefe del Departamento del Distrito Federal, envió un memorándum al presidente Emilio Portes Gil, aconsejando la concesión de la autonomía universitaria.
Ese día, en los diarios de la época, se publicó:
“A las doce y media horas se retiraron las tropas. A las diecisiete tenía lugar, en la Facultad de Derecho, un mitin. Se homenajeó a los heridos del 23 y se exigió que el 23 de mayo fuera declarado Día del Estudiante y que en la Plaza de Santo Domingo fuera colocada una placa con el texto Plaza 23 de Mayo. El doctor Puig Casauranc se declaró a favor, y placas fueron colocadas… unos días más tarde».
Los estudiantes se reorganizaron y el 27 de mayo en una marcha que congregó a más de 15 mil alumnos, le hicieron saber al presidente Portes Gil sus demandas, donde se mencionó la Autonomía Universitaria como un anhelo estudiantil.
El 29 de mayo, el presidente Portes Gil concedió la autonomía universitaria. Y les prometió que en los próximos días se aprobaría una ley al respecto, la cual sucedió en junio de ese año.
Finalmente, el 10 de julio de 1929, fue promulgada dicha ley Orgánica, con la que nació la Universidad Nacional de México, Autónoma, que años más tarde se conocería como la UNAM.