Apuestan por comunidades universitarias que cuiden de sus ciudadanos y entorno

Construir comunidades universitarias cuidadoras y generar una propuesta educativa de vanguardia que reasuma desde un nuevo lugar la responsabilidad social que tiene la Institución con la sociedad mexicana y el mundo en el que se inserta su quehacer cotidiano, fue propuesto como un nuevo camino para la educación por la historiadora Estela Roselló Soberón.

La colaboradora del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) detalló en su proyecto “Cuidados para la vida y el bien común”, que las universidades públicas, del presente y del futuro, tienen la responsabilidad de investigar y producir conocimientos de punta para enseñar a cuidarnos a nosotros, a la comunidad y al planeta, como lo sugirió en 2022 la UNESCO en el documento “Más allá de los límites”.

“Investigar y enseñar para hacernos cargo de nosotros mismos, del medio ambiente y de los otros que nos rodean puede ser la clave para otorgar un nuevo sentido vital y de transcendencia entre las generaciones más jóvenes y ávidas de encontrar que su presencia en el mundo importa y puede hacer la diferencia”, comentó la también profesora de la Facultad de Filosofía y Letras.

Roselló Soberón agregó que la propuesta se debe a la necesidad de dejar atrás la parcelación del conocimiento para, más bien, articularlo y generar un diálogo de colaboración transdisciplinar, la meta es educar a profesionales que también sean ciudadanos plenos, capaces de abordar cuestiones complejas de forma cooperativa; así como actuar con sentido de responsabilidad social y mundial.

La joven investigadora recordó que hoy nada garantiza que un universitario consiga un empleo y menos que los estudiantes graduados encuentren empleos relacionados con lo que estudiaron en la universidad y según la Encuesta Nacional Egresados, del Centro de Opinión Pública en la UVM, el 49.7 de los graduados universitarios en México no ejerce alguna actividad relacionada con lo que estudió.

Francisco Xavier Soberón Mainero, coordinador del C3, recordó que cuidar a otros es lo que probablemente nos da sentido hoy en día a todos nosotros y continuará siendo la opción para obtener trabajo en la vida, ya sea personas, seres vivos, o el planeta.

Foto: Academia Mexicana de las Ciencias/@amciencias.

Al participar en el programa Ciencia, innovación, tecnología y Academia (C.I.T.A.), de la Academia Mexicana de Ciencias, en colaboración con el C3, Soberón Mainero comentó que recientemente autores plantean la necesidad de humanizar la labor de los profesionales, cediendo el análisis de los datos a los sistemas expertos de inteligencia artificial. En el caso de la salud, nos encontramos en los los albores de una transición radical que cambia el requerimiento del profesional de la salud.

En este contexto, reflexionó, “qué nuevos trabajos y actividades ocuparán las generaciones futuras, lo que apunta a las actividades orientadas a los cuidados. En algunos casos, sólo los seres humanos podemos hacer un trabajo apropiado, como se puede ver en una consulta médica, donde la confianza en el personal médico y su cercanía tienen el mejor efecto curativo”.

En tanto, Gabriela de la Cruz Flores, directora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), comentó que el estigma del fracaso escolar ha sido cargado a cuesta por los niños, adolescentes y jóvenes, pero especialmente desde la pandemia se sugiere que gran parte de los problemas relacionados con estos problemas están relacionados con procesos educativos carentes de cuidado, por lo que es necesario explorar mediante intervenciones cómo reducir estos procesos.

“Hoy más que nunca estamos llamados a generar una educación que cuide, y de confianza a las próximas generaciones, es ahí donde radica el capital de la sociedad y la capacidad de nuestra universidad. La imbricación entre educación y cuidado conforma múltiples bifurcaciones, entre otras, el aprendizaje pleno en entornos seguros, que promueva el desarrollo de sus capacidades y potencialidades, el diálogo, la confianza y empatía –como elementos mínimos de desarrollo social e individual—integra tres círculos que son el autocuidado, el cuidado del otro y del planeta lo que contribuye a cuidar la vida inter e intrapersonal así como la conciencia de nuestro papel en el planeta”, señaló la también investigadora.

Finalmente, durante la charla “Por una universidad de cuidados: responsabilidad social desde la complejidad”, realizada en el Auditorio del C3, De la Cruz Flores enfatizó que la relación entre cuidado y educación aporta la construcción de ciudadanía en tanto sienta las bases para la empatía, el respeto y la responsabilidad de compartir la casa común que llamamos tierra.

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