La educación puede modificar los roles típicos de género

Cumplir con las normas que la sociedad pone a hombres y mujeres como propias de su género influye en su bienestar y salud mental pues “saltarlas” o faltar a ellas puede generar ansiedad, depresión y diversos dolores físicos, aseguró Marta Aparicio García, académica del Departamento de Psicología Social, del Trabajo y Diferencial de la Universidad Complutense de Madrid.

Al participar en el 2do ciclo de conferencias Diálogos entre feminismos. Conformidad con las normas de género y salud mental también afirmó que la educación parece modificar estos roles de género, pues en diversos estudios las mujeres con mayor nivel educativo tienen menos conformidad con dichas normas.

“Es lo que siempre decimos en el feminismo: si estamos formadas (educadas), es muy probable que no asumamos estos roles típicos de género”, dijo al participar en la conferencia organizada por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM y la Universidad de La Coruña, España.

En el evento vía remota, la especialista expuso que las mujeres que trabajan en el hogar tienen puntajes más altos en la conformidad con las normas de género, pero también más síntomas de mala salud mental.

En los estudios se considera que las normas socialmente establecidas para las mujeres son: intentar desarrollar relaciones agradables y de apoyo hacia los demás, perseguir un ideal de belleza delgado, mantener el hogar, querer cuidar y estar con niños, no llamar la atención sobre el talento o habilidades propias, invertir tiempo en las relaciones románticas, mantener la intimidad sexual sólo dentro de relaciones estables y dedicar recursos a mejorar la apariencia física.

En el caso de los hombres, las normas de género señalan que: tienen deseo de múltiples encuentros sexuales y mantienen distancia emocional con sus parejas sexuales, son proclives a confrontaciones físicas con otras personas, tienen aversión a pedir ayuda, presentan una inclinación a tener conductas de alto riesgo, así como control y poder sobre las mujeres.

Al comparar los resultados, explicó, los hombres con más altos puntajes en masculinidad tienen menos enfermedades de salud mental mientras que las mujeres con mayor conformidad con las normas tienen peor salud.

Las instituciones sociales como la familia, los medios de comunicación, el sistema educativo, las leyes, las religiones y el poder político pueden perpetuar estas normas sociales, ideales de masculinidad y feminidad, los cuales también incrementan el estrés en las personas por no ajustarse a ciertos roles.

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