Carlos Monsiváis, cronista de la modernidad mexicana

Libros UNAM publica en la colección Material de lectura, crónicas y ensayos del autor acerca de la cultura popular. La selección y nota introductoria son de Guillermo Osorno, quien propone una relectura de su producción literaria desde la actualidad nacional

Foto: INBAL.
Carlos Monsiváis desplegó en su producción literaria una aguda visión de las manifestaciones del ámbito popular y de la alta cultura, pues para él, tanto las fiestas patronales o las marchas en favor del respeto a la diversidad, como los conciertos en el Palacio de Bellas Artes, merecían ser tratados como ejemplo del devenir del desarrollo de la modernidad mexicana.

Tres de sus crónicas, escritas a lo largo de su vida, durante la que publicó al menos 100 libros y una infinidad de textos en periódicos y revistas, fueron compiladas por Guillermo Osorno en el libro Carlos Monsiváis, número 144 de la serie Material de lectura, en su vertiente destinada a la narrativa.

El material incluye desde una de las primeras crónicas de Carlos Monsiváis hasta el texto dedicado a la reunión de 20,000 personas que se desnudaron en el Zócalo de Ciudad de México para la cámara de Spencer Tunick, “que fue interpretado por Carlos Monsiváis como un punto de inflexión y un símbolo de cambio en la conservadora sociedad nacional”, comentó Guillermo Osorno.

“Los tres textos incluidos tienen como tema central el desnudo. Me parece que las crónicas nos dan una idea de las preocupaciones de Carlos Monsiváis: tomar el pulso a la modernidad de México desde el cambio cultural de las actitudes sociales sobre el cuerpo humano”, agregó.

“Por ello el texto de cierre es sobre Spencer Tunick y su ejercicio fotográfico del desnudo en el Zócalo capitalino. Ese momento me ayudó a descubrir que había otros escritos en los que trató el tema pero de una forma particular, porque su visión era un tanto oblicua respecto a la modernidad mexicana. Por otro lado, quedó de manifiesto que fue un cronista con una mirada privilegiada y su especial manera emplear la oralidad; así que la antología destaca otro aspecto característico de Carlos Monsiváis: la ironía”.

Guillermo Osorno señaló que el desnudo, al ser el hilo conductor de la publicación, denota también el sentido irónico presente de principio a fin. El contraste entonces se ubica en el hecho de que Monsiváis no trató del mismo modo las concentraciones del PRI o el movimiento estudiantil del 68, pues decidió enfocarse en un asunto del ámbito privado, que también tiene expresiones públicas.

Los textos incluidos son “Con címbalos de júbilo” del libro Días de guardar, que apareció en 1970; fragmentos de “La naturaleza de la onda”, contenido en Amor perdido, de 1977; y “El Zócalo en cueros: imágenes de la reconciliación entre cuerpos y almas, si ambas partes se comprometen a ir al mismo gimnasio”, perteneciente al último libro de Monsiváis, Apocalipstick, de 2009.

Por otro lado, si bien las crónicas fueron publicadas en libros o periódicos, las tres elegidas no aparecieron en un mismo ejemplar, lo cual aporta una visión renovada respecto a la relación de su obra con la realidad del país desde una perspectiva irónica y reflexiva.

“La forma en que trabajó sus primeras obras apuntaba a que se publicaran de manera individual y luego en un libro. Hasta que el montaje del musical Hair en Acapulco, en 1969, fue censurado por la Secretaría de Gobernación, debido a que contenía desnudos y referencias a la masacre del 68 en Tlatelolco. Esto provocó un cambio, una preocupación aguda e irónica respecto al futuro del país, acotó el autor.

“Reconoció en la cultura popular aspectos como el conservadurismo o lo contradictorio de la sociedad, así que decidió emplear la ironía para reflexionar acerca de los cambios que implicó el avance hacia la modernidad. Optó por una visión metafísica; su trabajo se acercó más a la ciencia política, con énfasis en lo que ocurría en la cotidianidad mexicana. Por eso su obra es fascinante”, concluyó Osorno.

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