Pena capital, impacto genético en la evolución humana, dice investigador de Harvard; lo refuta universitario

Eliminar a los agresivos no es la solución, hay que trabajar en la evolución social: Alejandro Terrazas Mata, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM

Un artículo del primatólogo de Harvard, Richard Wrangham, plantea que el hombre es menos agresivo que los chimpancés porque a lo largo de su historia, se ha organizado para eliminar a los violentos, por ejemplo, con la pena capital, lo cual ha provocado un impacto genético en la evolución humana. El concepto ha desatado polémica, a pesar que el catedrático de esa universidad señala que su hipótesis no debería utilizarse para justificar su aplicación hoy día.

Sobre el artículo y la propuesta, el doctor Alejandro Terrazas Mata, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, señala que no toma en cuenta todo el conocimiento derivado de las humanidades, ni de las ciencias sociales acerca de la violencia humana. Por otra parte, parece ser un profundo ignorante de la transmisión genética de los rasgos. En ambos sentidos creo que las ideas de Wrangham acaban siendo ingenuas cuando se aplican al ser humano, señala.

Los genes de la violencia no existen. Lo que existe son condiciones sociales en las cuales la gente puede convivir, y otras en las que se hace sumamente violenta, es una reacción fisiológica al estrés ambiental, y en el caso del ser humano, social, comenta el experto universitario.

Entrevistado sobre la propuesta del primatólogo de Harvard, Richard Wrangham, sobre que el hombre es menos agresivo porque se ha organizado para eliminar a los violentos, Terrazas Mata señala que parece una visión simplista y reduccionista, además que aplicarla al ser humano puede pasar por ingenuidad:

“La propuesta no toma en cuenta todo el conocimiento derivado de las humanidades, ni de las ciencias sociales acerca de la violencia humana. Por otra parte, parece ser un profundo ignorante de la transmisión genética de los rasgos. En ambos sentidos creo que las ideas de Wrangham acaban siendo ingenuas cuando se aplican al ser humano”, señala.

La definición de agresividad es muy difícil. ¿Qué es un ser humano agresivo? ¿ Qué es un chimpancé agresivo? Wrangham ha estudiado los casos de agresiones, principalmente entre grupos de chimpancés. Esa es su especialidad: la agresividad de los chimpancés cuando se atacan entre diferentes grupos. Los chimpancés que se han estudiado son los que están en contacto con el ser humano, y en reducción de su hábitat, bajo un tremendo estrés por la desaparición de su medio ambiente. Estudiarlos con este estrés ambiental y social hace que observemos mucho más actos de violencia que en sociedades que viven en ambientes menos alterados, apunta el antropólogo.

Las investigaciones realizadas en seres humanos en situaciones límite, añade Terrazas Mata -por ejemplo, el pasar en poco tiempo de una sociedad pacífica a la guerra, como en la desintegración de la antigua Yugoslavia- nos permite observar gente que nunca hubiéramos sospechado que tiene elementos agresivos, pero que ante la descomposición social de la guerra, se acaban matando entre vecinos.

Igual que las guerras de Uganda entre hutus y tutsis: llevaban siglos conviviendo pacíficamente hasta que llegan los colonizadores belgas y franceses, y destruyen el esquema social, y entonces se empiezan a matar entre sí. ¿Qué es lo que esto nos dice? Que la violencia no está marcada genéticamente, no existen genes de personas violentas, eso es una simplificación. Lo que existe son condiciones sociales, remata.

Si aplicáramos el criterio de Wrangham no tendrían sentido los esfuerzos de rehabilitación social, porque bajo ese postulado, si existiera en los genes ser un asesino, entonces habría que eliminar al individuo. Si realmente el carácter asesino fuera genético, ya habríamos identificado estos genes. Hay gran polémica con ese respecto, pero además la sociedad lleva años matando a los asesinos y sin embargo sigue habiendo asesinos. Esta idea no funciona., asegura Terrazas Mata.

Los científicos hemos abandonado el uso de la palabra “domesticación”, porque significa el dominio de uno sobre otro: del ser humano sobre la vaca o de un grupo, en este caso los pacíficos contra los asesinos. Esto convierte a la sociedad en asesina, es completamente ridículo. Es un círculo vicioso del que no hay salida. En lugar de eso, hoy día en la ciencia preferimos hablar de coevolución: los seres vivos nos modificamos y nos influimos unos a otros sin decir quién domina sobre quién.

El concepto de coevolución es un concepto abierto y dinámico en el que los seres vivos nos modificamos unos a otros, como por ejemplo la relación entre el hombre y el maíz: es cierto que el maíz que domesticaron en América yo no puede sobrevivir sin la ayuda humana, pero también es cierto que miles de millones se seres humanos moriríamos sin el maíz. La visión de dominación cambia ante una visión de diversidad y de coevolución.

El doctor Terrazas señala que no existe una naturaleza humana, decía Sartré, no podemos decir que el ser humano por naturaleza en tal cosa o cual cosa. Lo bueno y lo malo lo define el código moral de una sociedad, y por lo tanto no podemos decir que el ser humano se absolutamente bueno o malo: todo depende las circunstancias sociales en las que le toque vivir.

Y concluye: Hasta San Francisco de Asís podría haberse convertido en la persona más violenta del mundo bajo ciertas condiciones, porque depende la situación socio-económica y del entorno. Los seres humanos hemos evolucionado para sobrevivir y algunas veces lo que llamamos violencia es una forma de sobrevivir; otras veces es una forma de destruirnos los unos a los otros. Los seres humanos somos ricos, diversos y hay una gran flexibilidad del comportamiento del ser humano. Esa es nuestra característica fundamental y para eso hemos evolucionado. De modo que no podemos argumentar que una persona sea violenta o pacífica por naturaleza.

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