Permite la globalización apreciar otros tipos de belleza

En Roma, de Alfonso Cuarón, una contrapropuesta de belleza, asegura la doctora Angélica Velázquez Guadarrama

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La globalización tiende a uniformar lo que es bello, pero también propicia la inclusión, la apreciación y la reivindicación de otros tipos de belleza.

Aunque el estereotipo dominante sigue siendo el sajón occidental (chicas orientales para despojarse del “aspecto rasgado” de sus ojos recurren a la cirugía para “hacerlos circulares”), los desfiles de moda incluyen también mujeres asiáticas, africanas y latinas.

Las estructuras de la globalización nos permiten ser contestatarios con una imagen, contraria a la que la globalización ofrece, sostiene la doctora Angélica Velázquez Guadarrama, autora de Representaciones femeninas en la pintura del siglo XIX en México. Ángeles del hogar y musas callejeras.

Los concursos de belleza, sobre todo los femeninos, cada vez tienen menos importancia. Antes en México eran eventos muy vistos, ahora pasan totalmente desapercibidos, dice la investigadora de la UNAM.

La resistencia a ese tipo de concursos se debe, en parte, a que ahora la mujer tiene más conciencia de cómo se utiliza el cuerpo femenino en el sistema patriarcal y racista del capitalismo.

La otra belleza
El racismo, afirma la académica del Instituto de Investigaciones Estéticas, impide apreciar la belleza en otras culturas, en otras etnias, en el Otro.

Un caso controvertido reciente fue el de Yalitza, la protagonista de Roma, la aclamada y premiada película de Alfonso Cuarón. Su físico no corresponde al canon de belleza occidental tradicional. En las redes sociales se le atacó: “fea”, “gorda”, “india”.

La globalización, reitera Velázquez Guadarrama, nos impone cierto canon de belleza, pero también nos permite responder, “hacer una contrapropuesta”, a través de redes sociales, el cine y otros medios, al estereotipo de belleza occidental

Belleza desnuda

Para Velázquez Guadarrama la contemplación de la belleza (eso que a los sentidos provoca gusto, placer, bienestar) es relativa. No hay un canon de ella válido para todos. Como es una construcción histórica, cambia de una cultura a otra, de una época a otra, de un país a otro, en un mismo espacio-tiempo pueden convivir varios cánones o estereotipos de belleza.

En los griegos había un canon con medidas corporales donde la proporción entre las diferentes partes del cuerpo: cabeza, torso, brazos, piernas… era fundamental para entender la belleza. Por ejemplo, la cabeza debía tener cierta medida y relacionarse armónicamente con el resto del cuerpo.

A partir de la Guerra de Troya, que es cuando se tienen testimonios “más claros” sobre la belleza, para los griegos, ésta siempre está asociada a una virtud; algo es bello porque es bueno, o justo, o verdadero, o heroico…

En la antigua Grecia había diferentes tipos de belleza. La apolínea estaba asociada a la juventud masculina. Pero también hay esculturas, sobre todo en el periodo helénico, que no tienen esa belleza ideal. Son cuerpos exagerados, con las expresiones muy marcadas, lejos de la serenidad del período clásico del siglo de Pericles.

Belleza media

El culto de los griegos a la belleza del cuerpo desnudo cambia en la Edad Media. Con la cultura cristiana se desarrollan la idea del pudor, de la vergüenza, del pecado original, que lleva a ocultar el cuerpo. La belleza entonces se representa a través del rostro y del “cuerpo, siempre vestido”.
Es difícil saber cuál era el ideal de belleza de las antiguas culturas mesoamericanas antes de la conquista española. Cada cultura, la mexica, la maya, la zapoteca, debieron tener la suya, pero no hay suficientes fuentes escritas como en el caso de los griegos. La mayor parte de los textos sobre los pueblos originarios son escritos por los conquistadores y los frailes evangelizadores. No son los mexicas, mayas, zapotecos o mixtecos “hablando de ellos mismos”.

¿En la imagen de la virgen de Guadalupe hay una representación de belleza impuesta por el conquistador? Sí, dice Velázquez Guadarrama. Pero se da una fusión cultural. Hay toda una iconografía occidental de la advocación mariana.

En México para que hubiera una mayor empatía entre el pueblo conquistado y la nueva religión, se crea una virgen con piel morena, pero con rasgos europeos, asegura la especialista en arte.

Las tres b

Ni entonces ni ahora se puede hablar de un solo estereotipo de belleza. En cada sociedad, cada grupo social, cada generación, según su nivel de estudios, su cultura… difiere. En México, “no se vaya al norte, sur o sureste”, en la misma CDMX no hay un solo estereotipo de belleza”.

¿La belleza necesariamente es un atributo del arte? Definitivamente, no. “Los desastres de la guerra”, una serie de grabados que Goya realizó de la invasión de Napoleón a España, representan lo que todas las guerras traen consigo: violaciones, muerte, hambre, castraciones. “No es bello”. Las obras de arte no siempre son, ni tienen que ser bellas o aspirar a la belleza ni en su forma ni en su contenido.

Finalmente, sobre la tríada “Bueno, bonito y barato”, Velázquez Guadarrama dice que es como sacarse la lotería, difícil de encontrar como un trébol de cuatro hojas.

Lo bueno, en las cosas, va asociado con su funcionamiento y en las personas, con sus acciones. En cambio, lo bonito está basado en la apariencia. Un coche y una persona pueden ser bonitos, pero no buenos. Generalmente, lo que es bueno o es bonito, es caro. Por eso, concluye Velázquez Guadarrama, es una suerte encontrar esa tríada de tres b.

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