Mórbido Fest en Casa del Lago

El 30 de octubre marca el inicio de la décimo segunda edición de Mórbido Fest, la muestra dedicada al cine de género que desde hace unos años se celebra en la Ciudad de México durante el fin de semana de Día de Muertos. Además de la proyección de más de 50 películas, entre largometrajes y cortometrajes, la muestra rendirá homenaje a uno de los nombres menos conocidos del cine de terror de los años 70 y 80: Gary Sherman.

El cineasta norteamericano dictará una clase magistral el próximo 31 de octubre, en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). La sesión lleva por nombre Una mirada detrás del espejo: Gary Sherman y se concentrará en el trabajo realizado por el director en Poltergeist III, una de las últimas producciones hollywoodenses en que todos los efectos especiales se hicieron sin ayuda de computadoras.

“Es como una enciclopedia de cómo hacer efectos especiales. Sino fuera por los efectos, no me pensaría en esa película, es la que menos me gusta de las que hice. Estoy orgulloso de los efectos y cómo los hicimos, fue una experiencia muy divertida”, recuerda Sherman en entrevista para la Gaceta de la UNAM, “los efectos son la única razón por la que se sigue viendo. Todos se hicieron en el set. Con el enojo actual en contra de los efectos digitales, el fanatismo sólo ha aumentado. A los fanáticos del horror no les gusta lo digital, deberían guardarlo para la ciencia ficción. El horror tiende a ser más real, Poltergeist III se ha convertido casi en un himno, porque no hicimos nada digital. Nada, sólo en la fuente de los títulos.”

El director de películas como Death Line (1972) y Dead & Buried (1981) rememoró que inicialmente no quería tomar el proyecto porque no estaba interesado en trabajar para una franquicia, aunque ante la presión de la Metro Golden Mayer terminó por aceptar. “No quería hacer Poltergeist. Los directores de la MGM necesitaban hacer esa película, vinieron a mi para preguntarme si quería hacer Poltergeist III, les dije que no. Contestaron que habían sido de mucha ayuda en mi carrera y que les debía un favor. Habían visto Wanted: Dead or Alive (1986) y les encantó, por eso insitieron. Cuando accedí a hacerla, puse dos condiciones: quería filmar en Chicago, porque deseaba convertir el edificio John Hancock Center, una de mis piezas favoritas de arquitectura, en la casa embrujada más grande del mundo; y quería hacer todos los efectos prácticos. Pensaron que estaba loco, pero eso ya lo sabían de antemano”, añadió.

El proyecto inició con entusiasmo gracias a que el estudio accedió a las peticiones del director, quien buscaba plasmar en los efectos prácticos en el set lo aprendido cuando se especializó en fotografía en la Escuela de diseño industrial de Chicago (The Institute of Design, ID, por sus siglas en inglés), instituto fundado por algunos miembros de la Bauhaus y donde recibió lecciones de alguno de los grandes fotógrafos de los años 60 en Estados Unidos: Aaron Siskind y Joe Jachna. Sin embargo, la producción pronto entró en problemas y se convirtió en una de las experiencias más amargas en la carrera de Sherman:

“Tuvimos muchos problemas porque nunca pudimos terminar de filmar. Primero porque Heather estaba enferma y luego falleció. Por su muerte no quería seguir con la película, tampoco el resto del equipo. Nos forzó el estudio, habían invertido mucho dinero y no querían perderlo. Me obligaron a terminar. Como nos faltaban escenas, estiramos todo lo que pudimos el material. Duraba 17 minutos menos de lo que necesitábamos. Lo terminamos, pero no me importó, nadie se involucró en la promoción por la muerte de Heather. Pensamos que desaparecería y así sucedió durante un tiempo, pero de repente todos se empezaron a entusiasmar con los efectos.”

Los efectos de Poltergeist III recuerdan a un show de magia, gracias a que muchos son ópticos y aprovechan dobles espejos, así lo reconoce Sherman: “Lo podría haber hecho David Copperfield. Es maravilloso explicar cómo lo hicimos, la gente se sorprende del proceso. Es muy divertido, muchos todavía me llaman para asesorarlos al respecto… Es un compilado de efectos, no una película. Si quieren verla, hagánlo, pero no es mi favorita.”

El respeto del gremio cinematográfico ha llevado a Gary Sherman a asesorar a otros cineastas, como Guillermo del Toro y Edgar Wright, que como él desean seguir haciendo efectos especiales en el set y no gracias a una computadora. Por eso la charla organizada por Mórbido tiene un corte educativo para todos los jóvenes cineastas que tengan el mismo deseo que los consagrados.

“Tener fanáticos como Edgar o Guillermo del Toro es increíble, porque son personas a quienes respeto. El hecho de que amen mi trabajo es emocionante. Es el mejor adjetivo que se me ocurre”, concluye Sherman.

Mórbido en Casa del Lago

El domingo 3 de noviembre Mórbido Fest se adueñará de Casa del Lago UNAM. Las actividades de la jornada incluirán un taller dedicado a la autopublicación y los fanzines impartido por Manuel Moreno; una sesión musical destinada a analizar música compuesta para películas de terror; un par de encuentros de lucha libre; y tres programas de cortos.

El primero de estos programas lleva por nombre “Rascando la urdimbre” y es descrito en el catálogo del festival de la siguiente manera: “El urdimbre es un conjunto de hilos colocados paralelamente a lo largo de un telar para poder pasar la trama y formar un tejido. Ante el actual absurdo del tejido social, cómo reconstruirlo si no podemos enfrentar que desde hace mucho tiempo está rasgado”.
El segundo es “una selección de historias sobrenaturales para recordar la fragilidad de nuestras conciencias y la poca seguridad que ofrece la luz del día”, se titula Combustible para el insomnio.

Cierra la jornada el programa llamado El terror nuestro de cada día, una selección inspirada, según el catálogo, “en un mundo cada vez más caótico donde ya casi nada tiene sentido, presentamos ocho historias para sacudir sus percepciones”.

Más información sobre los cortometrajes en https://www.morbidofest.com/.