México le dice adiós al IX Campeonato Mundial de Futbol

Por un momento, hace 50 años, se pensó que podía hacer historia, pero finalmente sucumbió ante una selección italiana ordenada y eficaz

Después de la angustiante victoria conseguida ante Bélgica, todo México comenzó a hacerse ilusiones y a poner sobre el tinglado el escenario ideal: “Le ganamos a Italia –eso sí, no sin una buena dosis de suerte– y a continuación nos preparamos para enfrentar, en semifinales, al vencedor del duelo Alemania contra Inglaterra…”

La selección mexicana tuvo que dejar la capital del país y desplazarse a Toluca, ciudad ubicada a 2 mil 667 metros de altitud en el Estado de México, porque la URSS había conquistado, por diferencia de goles, el primer lugar del Grupo 1, lo cual le daba derecho a jugar contra Uruguay en el Estadio Azteca.

El domingo 14 de junio de 1970, bajo un solazo inclemente, las tribunas del Estadio Luis Gutiérrez Dosal, mejor conocido como “La Bombonera”, lucían atestadas con más de 30 mil aficionados eufóricos.

México repitió la alineación inicial del partido contra Bélgica: en la portería, Ignacio el Cuate Calderón; en la defensa, Gustavo el Halcón Peña (capitán), Mario el Pichojos Pérez, José Valtonrá y Javier el Kalimán Guzmán; en el medio campo: Antonio Munguía, Héctor Pulido y José la Calaca González; en la delantera: Aarón el Ganzo Padilla, Javier el Cabo Valdivia y Javier el Chalo Fragoso.

Italia, dirigida por Ferruccio Valcareggi, saltó a la cancha así: en la portería: Enrico Albertosi; en la defensa, Tarcisio Burgnich, Giacinto Facchetti (capitán), Pierluigi Cera y Roberto Rosato; en el medio campo, Mario Bertini, Sandro Mazzola y Giancarlo De Sisti; y en la delantera, Gigi Riva, Angelo Domenghini y Roberto Boninsegna.

En punto de las 12 horas, la selección mexicana movió el balón. En el rostro de cada uno de los espectadores se podía percibir una gran tensión mezclada con una alegría desbordante. Entonces llegó el cabalístico minuto 13.

El Chalo Fragoso recibió la pelota de espaldas al marco enemigo, con una finta dejó tendido en el pasto a Rosato, enfiló al frente y, cuando Facchetti le salió al paso a la altura de la media luna, le pasó la pelota a la Calaca González, quien venía por la derecha y, con un fuerte tiro, éste horadó la cabaña de Albertosi. ¡Increíble! ¡México se adelantaba uno a cero en el marcador! El sueño, el anhelo de todos los mexicanos, empezaba a hacerse realidad…

La dicha plena duró hasta el minuto 25, cuando Boninsegna le lanzó un pase diagonal a Riva, quien, luego de controlar la pelota en la banda derecha, intentó hacerle un túnel al Kalimán Guzmán y entrar en el área mexicana; éste, sin embargo, logró puntear el balón, que fue alejado aún más por el Pichojos Pérez.

Domenghini recogió la pelota y disparó en dirección de la portería del Cuate Calderón, pero el Kalimán Guzmán la desvió y, sin que el guardameta nacional pudiera hacer nada, se metió hasta el fondo de su arco.

Así, empatados uno a uno, ambas escuadras se fueron al descanso. Con todo, la fanaticada no perdía la esperanza de que México anotara un gol más, por lo menos, en el segundo tiempo.

La debacle se inició en el minuto 63. Riva controló el balón en los linderos del área mexicana, esquivó a Isidoro el Chololo Díaz, quien había sustituido a Antonio Munguía, y lanzó una bala con su portentosa pierna izquierda que se incrustó en el ángulo inferior derecho de la meta del Cuate Calderón.

En el minuto 70, luego de que el Chololo Díaz rechazó un potente tiro de De Sisti, Gianni Rivera, il Bambino d’oro, quien había entrado en la cancha por Mazzola, disparó nuevamente y la pelota sacudió por tercera vez la red azteca.

No hace falta decir que, a esas alturas del juego, el sueño mexicano había degenerado en una horrenda pesadilla. Y aún faltaba más. En el minuto 75, en un contragolpe italiano, Rivera le cedió el balón a Riva, quien sacó un tiro rasante con la zurda.

El Cuate Calderón, no obstante, logró rechazar el esférico, que, para fortuna de Riva, volvió a él. El italiano se lo acomodó y tiró por segunda vez. La pelota pasó por en medio de las piernas del Kalimán Guzmán y se alojó en la cabaña de México. Cuatro a uno.

El marcador ya no se movería en los minutos restantes. La altitud de Toluca no favoreció a nuestros muchachos, como se suponía que sucediera. México había sido eliminado del IX Campeonato Mundial de Futbol. Los mariachis callaron.

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