Y las relaciones de pareja
Adicción a las redes sociales, una amenaza para la salud mental
Son factores de riesgo: ansiedad, baja autoestima, aislamiento y soledad
La adicción a las redes sociales se está convirtiendo en un serio problema de salud mental, que está afectando seriamente las relaciones personales y afectivas de las y los jóvenes que han quedado en el uso desmedido y sin control de estas herramientas digitales por lo que podría requerir la ayuda de psicólogos o psiquiatras para iniciar una intervención profesional, advirtió Jennifer Lira Mandujano, investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala.
La especialista en Psicología y salud comentó que, mantener una conexión excesiva en redes sociales se ha convertido en una adicción conductual, con indicadores similares a los del consumo de sustancias adictivas como el tabaco o el alcohol, en donde las personas, en su mayoría jóvenes, una vez que ingresan a las plataformas digitales concentran prácticamente toda su atención y sus sentidos en esta actividad.
Se la pasan revisando todo el tiempo sus dispositivos móviles, permanecen en una interacción continua con Twitter, Facebook, TikTok, Instagram o WhatsApp y convierten esta actividad en lo más relevante de su día a día, por lo que, prácticamente sin darse cuenta, están adquiriendo un hábito adictivo que va a regir todos sus pensamientos, sentimientos y conductas.
En México 9 de cada 10 jóvenes tienen acceso a un teléfono celular y se estima que hay 35.3 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años que utilizan internet, según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares.
Las cinco redes sociales más populares y utilizadas por los internautas de entre 12 y 29 años en nuestro país son: WhatsApp (92.3 por ciento), Facebook (90.6 por ciento), Instagram (50.3 por ciento), TikTok (43.4 por ciento) y YouTube (36.0 por ciento).
La universitaria destacó que, en esta adicción se pueden identificar claramente ciertos factores de riesgo que inciden directamente en el comportamiento social de los usuarios, causando afectaciones sobre todo en sus círculos más cercanos, como la familia, los amigos o las relaciones de pareja.
“Aun sabiendo que todos tenemos muchas cosas que hacer en el trabajo, la escuela o el hogar, vamos aplazando este tipo de actividades para estar más tiempo conectados a las redes sociales en las que, además, se han desarrollado una serie de algoritmos informáticos que no sólo invaden nuestra privacidad, sino que además identifican nuestros gustos, intereses y necesidades de información, para atraparnos y mantenernos más tiempo en las redes y no podamos desconectarnos tan fácil”.
Lira Mandujano apuntó que hay algunos indicadores muy específicos que permiten identificar en qué momento, una persona pudiera tener afectaciones conductuales o mentales como consecuencia de permanecer conectada por tiempos prolongados en las redes sociales:
- Satisfacción: las personas sienten la necesidad de estar cada vez más tiempo en sus dispositivos para interactuar con otros cibernautas y consultar información en las diferentes redes, buscando obtener la misma satisfacción que experimentaron cuando aprendieron a usar estas nuevas herramientas digitales que desde el principio generaron entusiasmo, optimismo y alegría, aunque cada vez requieren estar más tiempo conectados para mantener un estado de ánimo positivo.
- Abstinencia involuntaria: se presenta cuando las personas dejan de tener acceso al internet ya sea porque no hay señal o porque sus dispositivos se quedan sin pila y es cuando empiezan a sentirse física y emocionalmente mal e incluso llegan a mostrase irritados, ansiosos y hasta temblorosos o con dolor de cabeza, como consecuencia de ver interrumpido su contacto con ese mundo virtual, aun cuando sea por lapsos muy cortos.
- Recaída: es un indicador que se presenta cuando por voluntad propia se establecen mecanismos de autocontrol en el uso de las redes sociales con horarios o tiempos específicos para permanecer en una red, pero después de ese periodo, las personas no aguantan mucho tiempo estar desconectados y vuelven a abrirlas para permanecer por varias horas sin ningún tipo de control y frecuentemente cayendo en excesos.
- Conflicto: es el indicador más frecuente que se presenta en las adicciones conductuales en general. La gente que está por mucho tiempo en redes sociales comienza a enfrentar problemas serios de comunicación con las personas que están a su alrededor; dejan de hacer actividades esenciales como sus tareas escolares, labores domésticas o asuntos del trabajo; están permanentemente distraídos y no responden cuando se les habla o incluso cuando están comiendo están checando todo el tiempo sus dispositivos móviles, lo cual termina generando molestia, confrontación y conflicto con quienes conviven en un mismo espacio.
- Cambio de estado de ánimo: en la medida que las personas permanecen activas en sus redes sociales, sus estados de ánimo suelen cambiar significativamente a tal punto que la adicción a esta conducta les genera satisfacción, alegría, emoción o entusiasmo, al poder seguir todo tipo de publicaciones, pero también les genera frustración, enojo o incluso desesperación y ansiedad al no obtener los resultados o datos deseados.
Esos indicadores, añadió la especialista, permiten determinar si los niveles de adicción de un cibernauta pueden generar un problema de salud mental, ya que la mayoría de las veces no se perciben a simple vista y menos aún se reconocen por quienes presentan los síntomas.
Por último, dijo que, dentro de los factores de riesgo generados por la adicción a las redes sociales destacan: baja autoestima, disminución de las habilidades sociales y una tendencia al aislamiento y a la soledad, debido a la reproducción de una serie de estereotipos sobre estilos de vida que hace que los usuarios estén comparando y cuestionando permanentemente su propia realidad.
Demanda común de universidades públicas en Estados Unidos
Alrededor de un centenar de universidades públicas en Estados Unidos iniciaron una demanda colectiva en contra de las grandes empresas que operan las principales plataformas de redes sociales por los daños que están generando en la salud mental de miles de estudiantes, al explotar el sistema de recompensa del cerebro de jóvenes para que vuelvan una y otra vez a las aplicaciones, generándoles ansiedad, depresión, e incluso pensamientos suicidas.
De acuerdo con una investigación del periódico El País, las escuelas públicas de la ciudad de Seattle (Washington, EE. UU.) fueron las últimas en sumarse a una ofensiva contra las grandes tecnológicas, en un proceso judicial que busca cambiar la manera en la que operan TikTok, Instagram, Facebook, SnapChat y YouTube.
En la demanda se destaca que esas plataformas han generado una crisis de salud mental entre el alumnado que ha impactado significativamente en la tarea educativa, pues además de los factores de riesgo en la salud de los estudiantes, las escuelas han tenido que absorber los costos para la atención física y emocional de los jóvenes.
En sus argumentos, las universidades públicas realizan una abierta crítica al modelo de negocio de las tecnológicas, basado en la economía de la atención, que aspira a maximizar el tiempo frente a la pantalla. “Se basan en la publicidad, mientras más tiempo pasen los usuarios en sus plataformas, más anuncios pueden vender”, se destaca en el texto de la demanda.
Las autoridades escolares refieren también que la juventud es más vulnerable a las “conductas de manipulación” porque sus cerebros no se encuentran completamente desarrollados para controlar los impulsos o tener suficiente madurez emocional; esto sin mencionar los llamados retos virales que tienen que sufrir y atender las escuelas.
En 2021, el devious lick —lick diabólico, un reto viral lanzado en TikTok— invitaba a vandalizar la propiedad escolar. Más recientemente, las enfermeras de todo el país atendieron a decenas de menores con dolor abdominal generado por el reto de la patata más picante del mundo.
El tema de los retos virales en México, también está tomando dimensiones preocupantes más allá de un juego extremo. En uno de los casos más recientes, decenas de jóvenes han puesto en riesgo su salud al utilizar medicamentos controlados entre ellos el clonazepam, como una supuesta prueba de resistencia, para ver quién es el último en dormir después de consumir la sustancia altamente somnífera de prescripción psiquiátrica.
Por último, la investigación periodística refiere que decenas de millones de jóvenes en EE. UU. han quedado enganchados a las redes, lo que habría causado que en los centros educativos se multipliquen los casos de alumnos con ataques de pánico, depresión y otros síntomas que han afectado significativamente su desempeño escolar, aumentando también el ausentismo, lo que puede orillar a las y los jóvenes al consumo o abuso de sustancias tóxicas y eventualmente a abandonar la escuela.