“Moderadamente fuerte”, la tormenta geomagnética del 10 de mayo

El evento Carrington (un fenómeno solar histórico ocurrido en 1859) fue al menos el doble de intenso: Pedro Corona, del IGf

El Sol emitió una intensa llamarada el martes 14 de mayo, la cual fue considerada por científicos estadunidenses como una de las más potentes en casi 10 años. Foto: NASA.
Aunque no es posible conocer cuándo ocurrirá otra tormenta solar, se sabe que el Sol se encuentra en su máxima actividad entre 2024 y 2025. Especialistas del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM lo monitorean de manera permanente y trabajan junto con instancias gubernamentales para tener más datos científicos de estos fenómenos.

En la conferencia de prensa Reporte de la tormenta geomagnética Día de las Madres por el Laboratorio Nacional de Clima Espacial, realizada en el Auditorio Ricardo Monges del IGf, José Luis Macías Vázquez, director de esa instancia universitaria, dijo que los servicios Magnético y de Clima Espacial de esa entidad registraron la tormenta solar ocurrida el 10 de mayo.

“El Servicio Magnético tiene más de 100 años de historia; se encarga de medir las oscilaciones del campo magnético de la Tierra. El Servicio de Clima Espacial, con 10 años de antigüedad, calcula la actividad solar y sus tormentas en territorio mexicano o en el planeta”, señaló.

Juan Américo González Esparza, jefe del Servicio de Clima Espacial del IGf, destacó que las tormentas solares son explosiones que suceden en la superficie del Sol y liberan enormes cantidades de luz y también pueden impulsar nubes que, en caso de propagarse en dirección a la Tierra, interaccionan con el campo magnético de ésta produciendo una perturbación global que se conoce como tormenta geomagnética o solar.

“¿Qué debemos hacer? Monitorear la actividad del Sol y del medio interplanetario, así como la respuesta del campo magnético de la Tierra. Y aunque estos son fenómenos globales, cada región del mundo tiene características diferentes; por esto México requería de una supervisión de las tormentas solares y sus efectos en el planeta. En 2014 el IGf creó el Sistema de Clima Espacial, que está informando al Sistema Nacional de Protección Civil de la ocurrencia de dichos eventos que pudieran afectar significativamente zonas de nuestro país”, añadió.

González Esparza agregó que una tormenta solar puede afectar cinco sectores tecnológicos estratégicos: las telecomunicaciones, los satélites, los sistemas de posicionamiento global (GPS), la navegación aérea y las redes de generación, así como la distribución de energía eléctrica.

Y aclaró que aunque no se puede predecir cuándo tendrá lugar otra tormenta solar, el ciclo del Sol se encuentra en máxima actividad entre 2024 y 2025.

En tanto, Juan Esteban Hernández Quintero, jefe del Servicio Magnético, describió que en éste no se da alertamiento; sin embargo, tienen la responsabilidad de medir el campo magnético de la Tierra de manera permanente. “El 10 de mayo llegó una tormenta que superó los índices más frecuentes de estos fenómenos”.

Explicó que la ventaja es que en el Servicio Magnético tienen 110 años de estar midiendo tormentas solares y otros fenómenos que afectan el campo magnético de la Tierra, por lo que cuentan con datos de 12 ciclos solares ocurridos en decenas de años.

El director general del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), Enrique Guevara Ortiz, mencionó que la tormenta solar del 10 de mayo no tuvo afectaciones importantes en telecomunicaciones, y produjo auroras boreales en 18 entidades del país.

Recordó que en 2014 se modificó la Ley General de Protección Civil y se reconocieron, dentro de los eventos perturbadores, los fenómenos astronómicos. Desde entonces, la Agencia Espacial Mexicana y el Cenapred conformaron un grupo asesor del Sistema Nacional de Protección Civil, en el que participan instancias académicas y gubernamentales.

El funcionario adelantó que está próxima a publicarse una guía de gestión de riesgos ante fenómenos astronómicos.

Alianzas estratégicas

Pedro Corona Romero, investigador del IGf adscrito al Servicio de Clima Espacial, acotó que esta instancia ha hecho alianzas estratégicas a fin de incrementar la cobertura de datos científicos de las tormentas solares en el país, además de que desarrolla tecnología para medir lo que ocurre en México.

Aseguró que el del 10 de mayo fue un episodio “moderadamente fuerte”, y recordó que el evento Carrington (una tormenta solar histórica ocurrida en 1859) fue al menos lo doble de intenso que éste.

En participación remota desde Michoacán, donde se encuentra el Servicio de Clima Espacial, la investigadora adscrita a esa instancia, María Sergeeva, comentó que las mediciones que realizan permiten entender la respuesta de la alta atmósfera ante fenómenos solares.

Recalcó que la alta atmósfera emite muchos electrones, y cuando hay eventos drásticos, como las tormentas solares, se producen efectos en diferentes tecnologías modernas. “Por ejemplo, en comunicaciones por radio, en telecomunicaciones, en señales satelitales, etcétera”.

Luis Xavier González Méndez, también investigador del Servicio de Clima Espacial y quien participó vía remota, detalló que en ese sitio se miden flujos de rayos cósmicos.

Precisó que el evento solar recién ocurrido fue una gran eyección de masa coronal, y subrayó la importancia de tener datos locales de estos fenómenos. “Gracias a nuestros equipos pudimos dar el aviso de la tormenta solar con tiempo”, finalizó.

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