Su conservación parece ya no ser viable

Apenas sobreviven los glaciares nacionales

Podrían desaparecer los tres que quedan en nuestro territorio durante los próximos cinco años: Hugo Delgado Granados, del Instituto de Geofísica

Popocatépetl (2023). Foto: Víctor Hugo Sánchez.

En los próximos cinco años, México finalmente podría ver desaparecer los tres glaciares que quedan en el territorio (Citlaltépetl, Iztaccíhuatl y Popocatépetl), especialmente porque hace poco tiempo el Pico de Orizaba parece estar en franco despertar, reflexionó Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

Al participar en la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) de la UNAM, el investigador destacó que la conservación de los glaciares mexicanos no es viable y su desaparición afecta el aporte de agua de fusión al sistema hidrológico regional.

En el marco de las actividades por el 21 de marzo, Día Mundial de los Glaciares, y la Década de Acción para las Ciencias Criosféricas (2025-2034) Delgado Granados precisó: “La extinción de nuestros glaciares está muy próxima, posiblemente en los próximos cinco años; y la disminución de agua que éstos aportan afecta evidentemente al clima local, la agricultura y disponibilidad de agua para consumo humano, por lo que nos queda pensar, planear las medidas de adaptabilidad a las nuevas condiciones, no sólo de los tomadores de decisiones, sino de la gente y los jóvenes que son quienes van a heredar estas condiciones climáticas”.

El vulcanólogo reconoció que en el Iztaccíhuatl los glaciares se niegan a morir, pues ya no deberían existir, pero son protegidos por las estructuras volcánicas y apenas sobreviven. En el caso del Popocatépetl, su desaparición se debe a la combinación del aumento de la temperatura y la entrada en erupción del volcán.

Detalló que en el caso del Citlaltépetl, si bien está por arriba de la línea de equilibro (5 mil 300 metros), en las más recientes imágenes de la estructura ya aparece el basamento rocoso y se ha visto la reducción en la masa del sitio. Se han realizado mediciones que indican que en los últimos cinco años se ha perdido el 20 % del tamaño del glaciar, es decir, está en franca extinción.

Delgado Granados agregó en la mesa, moderada por Eduardo Vega, titular de la COUS: “Parece que el volcán quiere despertar y hay claros indicios de un incremento de la actividad del Pico de Orizaba, esto suma eventos para la pérdida del glaciar”.

A su vez, Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM, recordó que en el proceso de pérdida de los glaciares el principal factor que influye es el cambio climático, sobre todo porque en los próximos años estaremos por arriba del límite de temperatura que habían alertado desde hace tiempo los científicos que no se podía rebasar.

Pero en el caso de México el problema es que la temperatura ha subido en 2.14 grados respecto al periodo preindustrial, es decir, “nos hemos calentado a una tasa más alta que el promedio global; los cálculos indican que nuestro país lo hace 3.2 grados en promedio al último siglo, mientras que el mundo en 2 grados”.

El economista recordó que esto tiene un alto costo para las naciones, que suele revisarse respecto al Producto Interno Bruto (PIB); en el caso específico de nuestro país los cálculos indican que se verá especialmente afectado el corredor industrial.

Se calcula que las pérdidas que enfrentará nuestro país de 2024 a 2030 por el cambio climático equivaldrán al 22 % del PIB actual; mientras que el costo a 2100 sería del 610 % del PIB actual.

Gestión colaborativa

Durante el encuentro realizado en el Aula Magna de la Facultad de Economía, Sophie Ávila Foucat, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, recordó que según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) el 67.8 % del agua consumida se destina al sector agropecuario y el 14.7 % al consumo público-urbano y doméstico.

Además, compartió algunos resultados del estudio “Gestión colaborativa de los servicios ecosistémicos hidrológicos: un análisis de redes sociales multinivel de una cuenca hidrográfica mexicana”, en el que se explica que la gestión colaborativa de los servicios ecosistémicos hidrológicos es crucial para su conservación e involucra a diversos actores en gestión ambiental y el uso del suelo.

Para el trabajo, publicado recientemente en la revista Environmental Management, se revisaron las redes colaborativas dentro y entre estos niveles en la cuenca Copalita- Huatulco, México.

La investigadora detalló que los resultados indican que las redes de gestión ambiental –que incluyen organizaciones no gubernamentales (ONG), autoridades como CONAGUA, gobiernos municipales– y del uso del suelo son diversas y policéntricas, con las ONG desempeñando un papel influyente. En contraste, la red de aprovechamiento físico está centralizada y dominada por actores gubernamentales.

Ávila Foucat enfatizó que sigue habiendo un problema de acceso al agua en las zonas rurales; asimismo, los servicios ecosistémicos hidrológicos deben retomarse, no sólo como el recurso agua aislado del contexto. Además, el papel de las comunidades debe ser más importante de lo que es ahora para una buena gobernanza”.

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