El riesgo suicida es la principal urgencia psiquiátrica en el mundo, y, tristemente, en México no sólo logra consumarse el suicidio sino que ha aumentado “en escalera”: cada año hay más y son más visibles.
En el mundo, el suicidio es un problema de salud mental que afecta más a los jóvenes y adolescentes. Cada 40 segundos se suicida una persona.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2020 hubo siete mil 896 suicidios en México, 700 más con respecto a 2019 y mil más que en 2018, dice Laura Barrientos Nicolás, médico psiquiatra y académica de la Facultad de Medicina (FM).
Aunque hay más intentos de suicidio en mujeres, son de menos letalidad. En cambio, en hombres el porcentaje es altísimo: 81.6 por ciento de los intentos se comete, agrega la especialista, quien está adscrita al Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la FM.
En hombres, el método más utilizado para morir por propia mano es el ahorcamiento, seguido del uso de un arma y el lanzamiento al vacío. Las mujeres utilizan más altas dosis de fármacos psiquiátricos o de otro tipo de medicamentos.
Otro dato lamentable, agrega Barrientos Nicolás, es que el suicidio fue más frecuente en jóvenes de entre 14 y 29 años de edad. De siete mil 896 personas que cometieron suicidio, dos mil 293 tenían de 20 a 29 años de edad y mil 260 eran adolescentes de 10 a 19 años. Sumados (tres mil 553) son casi la mitad de los suicidios de 2020.
Tienen más riesgo de suicidio los hombres mayores de 45 años (sobre todo ancianos) que no tienen red de apoyo (son solteros o viudos), así como las personas que forman parte de la diversidad sexo genérica, distinta a la heterosexual. Además, se observa un mayor riesgo en las mujeres casadas con hijos que en las que no tienen estas características.
Pero la población joven es la más vulnerable. En México y en el mundo se mantendrá constante el riesgo de suicidio. Actualmente es la cuarta causa de muerte en jóvenes y en 2029 se calcula que será la segunda en la mortalidad juvenil.
Si no se realizan más estrategias de prevención, se espera que la prevalencia de suicidios continué al alza.
Los otros riesgos
La depresión, relacionada con el riesgo suicida, es otro problema en los servicios de atención psiquiátrica. En el año 2000 se vaticinó que para 2020, año de inicio de la pandemia de la Covid-19, “iba a ser la segunda causa de discapacidad”. No sólo se cumplió esa alarmante predicción, sino que “ya se superó”, afirma.
La ansiedad, ligada a la depresión y al riesgo suicida, es otro trastorno mental frecuente. Hay personas que la padecen pero que, por la desinformación y el estigma sobre los trastornos mentales, tardan hasta 14 años en llegar a un servicio de psiquiatría.
Otra de las urgencias psiquiátricas más frecuentes son los pacientes en estado de intoxicación por consumo de sustancias psicoactivas.
En 50 por ciento de la población con intentos de suicidio, se presentaron causas como trastornos psicóticos, ataque de pánico, ruptura de la pareja, la muerte de un ser querido, una enfermedad crónica terminal –como cáncer o insuficiencia renal (sobre todo pacientes que se dializan)– o la pérdida de estatus económico o del empleo durante la pandemia de la Covid-19.
En personas con intentos de suicidio previos, apunta Barrientos Nicolás, se eleva mucho el riesgo y, por lo mismo, hay que estar “muy al pendiente” de sus amenazas y de sus ideas –si presentan ideas sobrevaloradas de culpa y desesperanza–, o si hay datos de planeación suicida estructurada; por ejemplo, cuando escriben cartas de despedida.
Trastornos del sueño, pérdida del apetito y de la libido, crisis de ansiedad, “sensación de muerte inminente” o alteraciones en el estado de la conciencia son síntomas por los que se puede llegar a solicitar consulta a los servicios de urgencias, indica.
¿Dónde acudir?
La mayoría de los pacientes llegan en algún estado de agitación psicomotora por padecimientos psiquiátricos (episodios psicóticos, estados de delirio) y con alteraciones en la conducta. Cuando su comportamiento es muy agresivo (por ejemplo, pacientes con demencias), son inmovilizados para que no se hagan daño y no lastimen a otras personas.
En algunos intentos suicidas, si el paciente queda herido o en un estado de intoxicación por medicamentos o sustancias ilícitas, debe ser atendido primero en un hospital general para estabilizar sus signos vitales.
En caso de urgencia psiquiátrica, sujetos potencialmente suicidas y familiares pueden acudir al Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, a los institutos nacionales de Psiquiatría y de Neurología y Neurocirugía, entre otras instituciones de salud en Ciudad de México.
Ante el aumento constante de suicidios en el país, para Barrientos Nicolás es necesario organizar las instancias de salud y gubernamentales involucradas de manera que cuenten con las herramientas y el personal capacitado para atender las urgencias psiquiátricas; además, se tiene que crear mayor conciencia en la población para que se puedan identificar síntomas que sean “un foquito rojo” y se busque ayuda médico-psiquiátrica, concluye.