Se requiere monitoreo de la salud mental: Marcos Rosetti
Aumentaron conductas autolesivas durante y después de la pandemia
De acuerdo con investigaciones científicas, se registra un patrón claro de ansiedad y depresión que aumentó durante los años de la pandemia por Covid-19, y una tendencia que sugiere que se ha incrementado, aún en los años posteriores a la emergencia sanitaria, entre niños, adolescentes y adultos jóvenes, resaltó Marcos Rosetti Sciutto, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM.
El aumento de conductas autolesivas, sobre todo entre mujeres adolescentes a finales de 2021 es preocupante, y tal vez obedece al regreso a las escuelas. “Tanto entrar como salir de un aislamiento social puede haber resultado en un evento disparador para este tipo de conductas”. Por ello, es necesario implementar un monitoreo de la salud mental al terminar una pandemia, porque sus efectos prosiguen.
Además, se encontró que, en niños pequeños, los signos de alerta del neurodesarrollo son mayores tras la crisis sanitaria; de ahí la importancia de detectar esos casos y efectuar, lo más temprano posible, intervenciones que permitan corregirlos, en caso de ser viable.
Al participar en el seminario institucional La salud mental de niños y adolescentes antes, durante y después de la pandemia por Covid-19, el responsable de la Unidad Periférica del IIBO en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, señaló que las investigaciones que ha realizado en colaboración con personal del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro (HPIJNN) ofrecen una serie de perspectivas sobre los efectos de esa crisis sanitaria en la salud mental de los sectores más jóvenes de la población.
Aquel fue un evento traumático para todos; el responsable fue el virus SARS-CoV-2 que causa un síndrome respiratorio agudo. En México, la pandemia inició en marzo de 2020 y se declaró por terminada en mayo de 2023, recordó.
Globalmente, rememoró el experto, perecieron alrededor de ocho millones de personas, aunque de acuerdo con ciertas estimaciones pudieron ser hasta 33 millones; “hubo una pérdida económica impresionante de empleos e ingresos, y enormes efectos sobre la salud mental”.
Hoy, muchos trabajos hablan de una pandemia concurrente pero oculta, y se ha reportado en el ámbito internacional y específico, incrementos de ansiedad y depresión, trastornos del sueño, suicidio, abuso de sustancias y estrés postraumático, con múltiples causas, entre ellas, el aislamiento social, la vulnerabilidad, conflictos familiares así como las pérdidas humanas y materiales.
El caso mexicano tiene su propio escenario y particularidades; aquí tuvimos casi ocho millones de contagios, y alrededor de 300,000 decesos reportados, aunque las cifras de muerte en exceso plantean que fueron muchos más, alrededor del doble.
Además, destacan un par de datos: México tuvo el periodo más largo de cierre de la educación presencial de todos los países que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, con 17 meses, y el mayor número de huérfanos de ambos padres. Es decir, la pandemia le pegó en particular al grupo de infantes, adolescentes y gente joven.
Al hablar de un primer proyecto relativo a ansiedad y depresión en esos grupos de edad, a cargo de Rosa Elena Ulloa, responsable de la Unidad de Psicofarmacología del Desarrollo en el HPIJNN, refirió que durante el confinamiento se lanzó un cuestionario en línea a personas de entre 8 y 24 años de toda Latinoamérica, el cual estuvo abierto de 2020 a 2021.
“Se encontró un patrón consistente a lo largo de los resultados. En general, las mujeres siempre punteaban más en todas las medidas de estrés, para las niñas y adolescentes, por ejemplo, un detonante fue perder el contacto con pares.”
En las estrategias de afrontamiento se vio una tendencia clara por edad; así, el uso de sustancias se elevó entre los adultos jóvenes, y en adolescentes se incrementaron las autolesiones no suicidas.
De esa muestra, detalló el especialista, tomamos una submuestra y nos enfocamos en estudiantes de ciencias de la salud; casi la mitad de ellos resultó deprimida o ansiosa, y quienes más presentaban esas condiciones era por la preocupación de que alguien cercano se contagiara de Covid.
Las personas con más depresión, ansiedad y registro de uso de sustancias, también eran las más estresadas, añadió Marcos Rosetti en el Auditorio Dr. Alfonso Escobar Izquierdo.
En otro estudio, de patrones de ansiedad y depresión en México durante 12 meses de pandemia, se contó con 2,345 participantes, 66 % del sexo femenino. Se encontró casi 50 % de prevalencia de esos trastornos en la muestra y al menos en ese lapso, la tendencia continuó.
También se estudió la prevalencia de autolesión no suicida en el servicio de urgencias del HPIJNN, en un proyecto de Patricia Zavaleta, jefa de la División de Investigación en ese nosocomio.
“Se observó que las autolesiones dejaron de ser en la escuela (porque no estaban asistiendo) y la casa (porque estaban presentes sus papás); casi todos reportaron otro lugar, al parecer se salían de sus hogares”. Además, los métodos de lesiones también cambiaron: bajaron los cortes y subieron los autogolpes casi al triple en los años de pandemia, en comparación con 2019, concluyó.