Los mexicanos seguimos siendo una sociedad en la que no todos aceptamos que somos racistas, que discriminamos por las características etnorraciales de las personas, es decir, por su tono de piel, apariencia física, nivel socioeconómico, etcétera, afirmó el profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex), Patricio Solís.
Al participar en la Cátedra Extraordinaria de Bioética Problemas bioéticos contemporáneos VI, mencionó que para entender a plenitud la constitución social de las desigualdades étnicas en México es necesario considerar no sólo los rasgos étnicos, también su superposición histórica o las características físicas racializadas de las personas. Por ello, adquiere sentido hablar de la dimensión etnorracial como realidad biológica y construcción social que vincula orgánicamente los rasgos físicos con las clasificaciones y categorizaciones étnicas.
En su exposición Características etnorraciales, racismo y desigualdad social, organizada por el Programa Universitario de Bioética de la UNAM, resaltó que debemos trabajar en la prevención de la discriminación y su denuncia, a través de medidas institucionales que identifiquen en qué ámbitos ocurre ésta y cómo se materializa, “quiénes son sus perpetradores y establecer una vigilancia estricta para que esas prácticas discriminatorias no terminen propiciando en las personas una acumulación de desventajas sociales que más tarde en la vida son prácticamente irreversibles”.
Debemos reconocer que difícilmente podemos dejar de ser racistas en una sociedad en donde tenemos esquemas cognitivos internalizados al respecto, de ahí la necesidad de contar con una especie de vigilancia sociológica, y trabajar dichos esquemas una y otra vez, pero no con un sentido de culpa, finalizó.