La práctica del deporte crea lazos con personas afines que difícilmente se rompen, pues es uno de sus valores intrínsecos. En el caso del deporte adaptado, estos vínculos pueden ir más allá: además de compartir los mismos gustos, la afinidad entre dos personas es esencial.
Luis Gerardo Martínez Hernández, alumno de la Preparatoria 8, es débil visual; pero eso nunca ha sido impedimento para practicar deporte. “De las Olimpiadas me gustaban las competencias de velocidad y yo quería hacer lo mismo”, dijo.
Entró hace dos años a realizar sus estudios de bachillerato en la UNAM y fue cuando la oportunidad para hacerlo se le presentó al conocer a Roxana Pérez, alumna de la Facultad de Derecho, cuya especialidad es el medio fondo.
“La primera vez que vi una competencia de débiles visuales me pareció muy interesante y lo comenté con mi entrenador. Surgió la posibilidad de hacerlo cuando llegó Luis Gerardo a la Prepa 8 y no dudé en aceptar el reto”, señaló la joven atleta, quien también fue parte del equipo representativo de la UNAM que compitió en la edición 2018 de la Universiada Nacional.
De inmediato comenzaron a entrenar; y aunque no fue tan sencillo, los resultados poco a poco se vieron reflejados. Si bien la estudiante es quien lleva la batuta por su experiencia en las pistas, pues se ha convertido en los ojos del joven preparatoriano en todo momento, Roxana se ha tenido que adaptar a las necesidades de Luis.
“El atletismo es un deporte que ambos practicamos, hay detalles que se deben trabajar mucho, como la comunicación verbal, el contacto y la sincronía. Además, yo soy corredora de medio fondo y a él le gusta la velocidad”, comentó Roxana.
En los 100, 200 o 1,500 metros, pruebas en las que compiten, el binomio universitario que han conformado les ha dado más satisfacciones que sinsabores, pues lograron representar a la UNAM con gran orgullo por primera ocasión en la Paralimpiada Nacional el mes pasado en Colima, gran experiencia para ambos.