Orienta sobre el trato a los pacientes: Jennifer Hincapie, directora del PUB

Bioética, la herramienta humanista del médico

En la atención de la salud, la bioética sirve para incorporar conceptos humanistas, como dignidad y respeto; para comprender las limitaciones temporales que puede tener un paciente al momento de tomar decisiones (como vulnerabilidad, pobreza, temor, ansiedad), y para integrar de manera consciente el enfoque ético de esa atención. Se trata de una gran herramienta del profesionalismo médico, afirmó Jennifer Hincapie Sanchez.

La directora del Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM dijo que el concepto de salud puede ser muy complejo porque abarca diferentes aspectos: sociales, biológicos, bioquímicos, psicológicos, entre otros.

Al dictar la conferencia magistral “La importancia de la Bioética en la atención a la salud”, indicó que The Hastings Center (que se dedica a la investigación en bioética independiente), de Nueva York, Estados Unidos, define el concepto como “la experiencia de bienestar e integridad del cuerpo y la mente. Se caracteriza por la ausencia de males de consideración y, por lo tanto, por la capacidad de una persona para perseguir sus metas vitales y desenvolverse adecuadamente en contextos sociales y laborales habituales”.

En el marco de la Feria Día Mundial de la Salud organizada por la Dirección General de Atención a la Salud, explicó que la medicina, en términos universales, busca la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, así como el alivio del dolor y el sufrimiento; el tratamiento de la enfermedad, los cuidados de quienes tienen alguna incurable, evitar la muerte prematura y velar por un fallecimiento tranquilo.

La salud, recalcó la universitaria, depende de la genética, el estilo de vida, la alimentación, ingresos económicos, educación, medio ambiente, etcétera. Y en el momento que las personas encuentran un desbalance en ella, acuden a los sistemas de salud, cuando en realidad una persona debería asistir a consulta para prevenir enfermedades, para mantener el cuerpo sano. Las “atendemos para tratar padecimientos”.

Al abundar en el concepto de bioética, señaló que es “una guía que orienta nuestra reflexión sobre cuáles son los límites y alcances del progreso tecnológico, pero también cuáles son los que tenemos desde la profesión médica. No nos da recetas para resolver nuestros dilemas éticos, pero si nos permite una reflexión constante acerca de los diversos elementos que son participes de la atención sanitaria y la toma de decisiones”.

La dignidad humana es un concepto muy complejo, inherente a los seres humanos, inviolable, imprescriptible, irrenunciable y, sobre todo, abstracto. “Responde a la construcción de principios y valores de los individuos”.

También, detalló Hincapie Sanchez, se habla de respetar la autonomía de los pacientes, o autonomía moral, y ello incluye que tengan razonamiento, capacidad de elección y que sean completamente independientes. Pero en ellos puede haber limitaciones temporales: vulnerabilidad, miedo, depresión. En estos casos, la autonomía conjunta reconoce y otorga la posibilidad de participación al profesional de la salud en la toma de decisiones.

Puede haber diferentes vulnerabilidades, “por capas”, que pueden ser temporales, que se pueden quitar y agregar, y que dependen de elementos externos. Por ejemplo, una mujer indígena, menor de edad, que no sabe leer, y que necesita atención médica, tiene por lo menos tres capas de vulnerabilidad que le hacen exacerbar el proceso de atención médica, y le hacen tener temor.

Las personas vulnerables son aquellas que son relativa o absolutamente incapaces de proteger sus propios intereses por tener insuficiente educación, recursos, fuerza u otros atributos necesarios para protegerlos. “En algún punto de nuestra vida, todos nos hemos encontrado en esa situación”.

Los factores que contribuyen a la vulnerabilidad de las personas son la condición de la salud física, el estado emocional y la falta de conocimiento médico (siempre estaremos en una relación asimétrica de poder con el médico, por esto los pacientes seguimos su consejo”.

La vulnerabilidad impacta de manera directa en la ansiedad y depresión relacionadas con la enfermedad, los sentimientos de impotencia o pérdida de control y necesidad de apoyo emocional durante el tratamiento, detalló la también académica de la Facultad de Medicina.

Respecto al consentimiento informado, Hincapie dijo que debe tener tres elementos personales básicos: capacidad de discernimiento, madurez intelectual y capacidad para valorar las consecuencias. Además de la voluntad consciente para realizar el acto médico que se propone, y la libertad de decidir.

De ese consentimiento informado, pensado como proceso de comunicación, se deben erradicar la persuasión, la coacción y la manipulación, alertó la doctora en filosofía.

El enfoque ético que deberíamos tener frente a la vulnerabilidad del paciente, y darle una atención adecuada, requiere salvaguardar la dignidad y los derechos del paciente, brindar una atención equitativa y justa, fomentar la autonomía mediante la educación, tomar en consideración la importancia de la toma de decisiones compartidas, comunicación clara y empática, proveer apoyo emocional y adecuado, e involucrar a los pacientes en la planificación de su propio tratamiento, concluyó.

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