Conferencia alusiva al natalicio de Ramón de la Fuente

Búsqueda incesante para mejora de los tratamientos psiquiátricos

Los pacientes quieren ser amados, sueñan con una familia, mostrar su creatividad e inteligencia, disfrutar el día a día, señala especialista

Los pacientes psiquiátricos quieren ser amados, sueñan con una familia, con ser creativos y mostrar su inteligencia, disfrutar el día a día y esto es lo que nos debe mantener buscando la excelencia en su tratamiento, afirmó Ignacio Ruiz López, del Hospital Ángeles del Pedregal.

Al ofrecer la conferencia Los Tratamientos Psiquiátricos en México: Pasado, Presente y Futuro en el evento Dr. Ramón de la Fuente Muñiz. Centenario de su Natalicio 1921-2021, expuso que hoy en día se estudia la microbiota para ayudar a formar elementos antiinflamatorios o neurotransmisores que repercutirán en el funcionamiento cerebral, se prueban sustancias alucinógenas como la ketamina que se administran vía nasal contra la depresión.

En algunos países, prosiguió, se insertan chips en medicamentos –como los antipsicóticos– que al llegar al jugo gástrico se activan y con un transductor que tienen los pacientes en la piel, se registra y envía una señal a un celular en el que tanto el médico como el paciente o sus familiares pueden darse cuenta que se encuentra cumpliendo la adherencia al tratamiento.

Pero, recalcó, no se deben olvidar los grandes sufrimientos por los que han atravesado los enfermos mentales y las dificultades que los médicos tuvieron que enfrentar para atenderlos.

El psiquiatra recordó el uso del cauterio, es decir, quemar a los pacientes, la administración de opio y morfina, las cubetadas de agua fría que se pensaban que eran buenas para los melancólicos, entre muchos otros métodos.

“Todavía a mediados del siglo pasado, cuando hablábamos de este tipo de tratamiento los médicos lo podían identificar perfectamente y señalar en qué consistía”, expresó.

Más historia

Asimismo, Ruiz López refirió que mientras en el año 2000 a. C., se recomendaba a los pacientes consumir una planta para hacer frente a algún padecimiento, en el año mil se afirmaba que ingerirla era pagano, lo que debía hacerse era orar.

Para 1850 la oración se convirtió en superstición y había que beber pócimas. Ya para 1940 éstas se cambiaron por píldoras y en el 2001 regresamos a las plantas porque las píldoras no son saludables.

En ese sentido, destacó que la práctica de la herbolaria entre las culturas prehispánicas fue rescatada –con algunas alteraciones– en obras como el Códice Mendoza y el Códice De la Cruz-Badiano que ilustran el uso de las plantas y hasta su preparación.

Esas obras que hablan de la medicina practicada en América contrasta con lo que se realizaba en Europa, donde los pacientes hacían oraciones a Santa Digna, y los exorcismos y la asociación de estas enfermedades con el pecado frenaron su tratamiento y generaron mucho sufrimiento a los pacientes.

El Códice De la Cruz-Badiano, agregó, hoy se sigue estudiando. “Más ahora, con la posibilidad de separar las partículas que tienen las plantas o todo el uso de los alucinógenos –y su parte mágico-mística– que se están retomando en ciertas líneas de investigación en psicofarmacología”.

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