Por tratarse de un derecho humano básico
Cobertura universal de salud, asunto bioético prioritario
En nuestro país 50 millones de personas no tienen acceso
La bioética es la filosofía del siglo XXI. Se relaciona con múltiples problemas emergentes que aquejan a las sociedades contemporáneas: asuntos médicos como el aborto y la eutanasia; sociales como la pobreza y las múltiples desigualdades; científicos como la clonación y la inteligencia artificial; y ambientales como el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, explicaron tres especialistas de la UNAM.
Por tratarse de un derecho humano básico, la cobertura universal de salud, de la que carecemos en México, es un asunto bioético prioritario, consideró Jorge Enrique Linares Salgado, profesor y exdirector de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.
El filósofo participó en el conversatorio virtual Los desafíos de la Bioética en México, organizado por el Seminario Universitario de Historia, Filosofía y Estudios de las Ciencias y la Medicina, el cual estuvo moderado por la coordinadora del mismo, la bióloga Ana Barahona Echeverría, académica de la Facultad de Ciencias e integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM.
En su intervención, Linares Salgado afirmó que en México “el sistema de salud está colapsado y fragmentado, no alcanza a cubrir a la mayoría de la población. Contamos con sistemas basados en el tipo de empleo que tenemos (ISSSTE para trabajadores de Estado, IMSS para trabajadores privados, y servicios para grupos especializados como el del Ejército o PEMEX, además de los sistemas estatales) que no permiten el intercambio de recursos y servicios entre ellos. En la realidad, se deja fuera a toda la población sin empleos formales, pues hasta el Seguro Popular desapareció”.
Consideró que se trata de un problema bioético que fomenta las desigualdades, pues el sistema privado es muy caro y el público tiene graves carencias, como falta de insumos básicos y desabasto de medicinas.
En su oportunidad, el médico Arnoldo Kraus Weisman, profesor de la Facultad de Medicina (FM), denunció que en nuestro país 50 millones de personas no tienen acceso a la salud, pese a que se trata de un derecho humano.
“En México hay una trampa epidemiológica que consiste en que hay un número determinado de muertes por problemas curables y prevenibles como diarreas, neumonías y desnutrición. Éstas ocurren sobre todo en el sur de la nación, más entre comunidades indígenas y en niños.”
Explicó que ese es un extremo de la trampa epidemiológica, mientras que el otro son las enfermedades crónicas, como diabetes mellitus, obesidad y padecimientos cardiovasculares, que afectan básicamente a los adultos y a las personas mayores.
“México se encuentra sumido en esta trampa epidemiológica, donde se mueren nuestros bebés por hambre, por diarreas y otros problemas muy tratables; mientras en el otro extremo el envejecimiento de la población genera pacientes con enfermedades crónicas como insuficiencias cardiacas, diabetes, cáncer y enfermedades pulmonares. No hay dinero que alcance para pagar eso, ni siquiera el Seguro Popular ni la inmensa farsa del Instituto de Salud para el Bienestar, que desapareció después de tres años”, denunció.
Además del alto nivel de mortalidad que provocó la pandemia, del cual consideró que hubo un mal manejo, Kraus señaló que en el país no ha aumentado la esperanza de vida.
“La salud es un derecho humano, y el Estado mexicano no está invirtiendo suficiente en salud en comparación con otros países de América Latina”, advirtió.
El médico recordó que en la nación uno de cada 10 mexicanos padece diabetes. Y dijo que esto es ejemplo de que la no prevención en salud es más cara que una inversión preventiva con educación para la salud.
Respecto a la vejez, mencionó que esta condición sin dinero y con enfermedades se convierte en un asunto catastrófico, en un país con altas carencias en el sector salud.
Ana Barahona Echeverría alertó que es un imperativo ético atender la vejez, y pensar con seriedad y responsabilidad en las consideraciones éticas que esta etapa trae consigo, sobre todo cuando no contamos con un sistema universal de salud.
“La bioética nos atañe a todos: se relaciona con el ambiente, la salud, la economía, los derechos humanos y las regulaciones legales. Es imperativo que nos pongamos a pensar en ella”, finalizó.