Compite Canción de invierno en el XXXV FICG

La tesis fílmica de Silvana Lázaro, egresada de la ENAC, busca el Premio Maguey Illuminatio; “Creemos que es momento de que las mujeres contemos nuestras historias en primera persona”, aseguró la productora Diana Mata

En Canción de invierno, Danielle, una joven guitarrista, emprende un viaje con su mejor amigo, Diego, mientras ambos enfrentan el duelo de un rompimiento amoroso. El trayecto los llevará a conocer el complejo contexto de la frontera norte del país, donde usarán sus habilidades como músicos para sobrevivir.

La tesis fílmica de la novel realizadora Silvana Lázaro es una historia sobre “dos corazones rotos, dos amigos, un viaje en carretera, un nuevo amor y una profunda necesidad de encontrarse a sí mismos”, como explica su sinopsis oficial. Actualmente compite por el Premio Maguey Illuminatio en la trigésima quinta edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).

Será la primera ocasión que la película se proyecte en nuestro país, además de marcar la primera competencia que tendrá la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC) en el festival, anteriormente la UNAM había participado a través del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). La circunstancia marca un momento de alegría para el equipo creativo detrás de la película, aun a pesar de las dificultades impuestas ante la contingencia provocada por la aparición de la Covid-19.

“Es extraño presentar con estas condiciones de Covid. Es una experiencia nueva, para nosotros también es una experiencia nueva presentar un largo. Fue el doble de nervios”, afirmó en entrevista para la Gaceta UNAM Diana Mata, productora del largometraje. Lázaro, por su parte, aseguró que es una gran oportunidad el tener contacto con el público: “es raro porque hemos visto la película muchísimas veces, es la primera vez que recibimos comentarios de personas ajenas. Fue una experiencia bastante padre. Las películas retoman vida”.

Productora y realizadora iniciaron su aventura creativa desde sus días en la Preparatoria número 6, donde hicieron sus primeros trabajos. La colaboración se extendió durante su estancia en la ENAC, lugar en que Canción de invierno dio sus primeros pasos.

“Somos pumas, nos conocimos en la Prepa 6. Ahí empezamos a hacer nuestros proyectos. La intención de este proyecto era hacer una pieza más larga –anteriormente, sólo habían producido cortometrajes– porque la escuela es el mejor momento para experimentar, para probar diferentes cosas. Tenía la inquietud de probar estructuras narrativas más largas. Entender un poco cómo funcionan, cómo sostenerlas”, explicó la realizadora sobre los motivos que dieron vida a su ópera prima y agregó:

“Teníamos un guión como de 30 páginas inspirado en elementos biográficos de mi vida, eso no hay manera de negarlo. Está lleno de sensaciones y de escuchar los procesos de mis amigos en sus rompimientos amorosos. Es la búsqueda de representar una historia que hemos visto muchas veces, en términos de que es un rompimiento amoroso, pero con una perspectiva diferente y tratando de salir de los estereotipos de cómo se representa a las mujeres en el cine”.

Por su parte, Mata afirmó que Canción de invierno</> “tiene un alma. Los proyectos tienen un alma, más allá de lo que escribas y grabes. Solitos tienen su esencia. Es innegable la esencia fresca que tiene, fue nuestra ópera prima pero no sólo de nosotros sino de muchas de las colaboradoras. Éramos muy jóvenes, teníamos 23 años cuando hicimos el rodaje. Los actores son jóvenes, todos lo éramos. Eso también es obvio en el alma de la película. Me encanta.”

Al ser una historia con un punto de vista femenino, las creadoras buscaron que el equipo técnico estuviera lleno de mujeres jóvenes, deseosas de tener su primera oportunidad en una filmación. “La perspectiva de la película está contada a través de Fer, el personaje principal. Si queríamos ser fieles a eso era importante que la fotógrafa fuera mujer, que la editora fuera mujer y que entre nosotras pudimos discutir los temas para reflexionar y tomar decisiones. Pensando, por ejemplo, en la asistente de cámara, intentamos tener un sistema de rodaje en el cual no era tan vertical, sino horizontal. Entre todas tuvimos muchas conversaciones para decidir cómo hacer la película”, subrayó Lázaro.

“Creemos que es momento de que las mujeres contemos nuestras historias en primera persona. Es muy importante. Que fuéramos muchas mujeres hizo que ciertas circunstancias se pudieran dar para que, por ejemplo, la actriz se sintiera cómoda y se pudieran retratar ciertos temas de manera más íntima, que se entendieran bien y fueran muy orgánico para todas”, sumó Mata.

A lo largo de los 78 minutos de Canción de invierno, la narrativa del proyecto introduce fragmentos de cine documental, los cuales tienen como objetivo mostrar un lado del norte del país, y de Baja California en específico, que es pocas veces retratado por el cine mexicano. Así lo explica la directora:

“Desde que empezamos a conocer estos espacios en el scouting nos dimos cuenta que nuestra perspectiva chilanga sobre lugares como Baja California estaba un poco limitada a que nosotras nos inventaremos las personas que íbamos a conocer allá, lo que pudieran decir. ¿Cuál era su perspectiva? Desde ese momento queríamos que hubiera espacios dentro de la filmación para tener conversaciones donde ellos pudieran dar su punto de vista. En el set, tenía que ver con conocernos, saber todas qué estábamos buscando”.

“El guión es una herramienta fuertísima para hacer una película. Al mismo tiempo, hay muchas cosas que están pasando ahí que son mucho más interesantes que lo que puedes escribir. Vale la pena decir: tiramos estas hojas de guión a la basura y desarrollamos lo que está pasando, sintamos el momento. Fue que la fotógrafa, el sonidista y nosotras estuviéramos con todos nuestros sentidos tratando de ver qué sucedía y acomodar las secuencias. Eso sumó mucho a la película en términos de poder dar otras perspectivas de la frontera, que, por lo general, está retratada como el lugar más triste del planeta, gris”, añadió la nominada al Ariel por el cortometraje documental Memorias del table dance.

Sobre el tema, Diana Mata argumentó: “A lo mejor escribiste algo pero enfrente sucede algo más impactante. Está padre tener la sensibilidad para retratar eso. Creo que por más que tú puedas investigar y conocer, nosotras estuvimos un buen tiempo en Baja California, explorando, platicando con la gente, para nada nos dio la visión de las personas que viven ahí, que tienen la experiencia. A veces es importante darles la voz a ellos. ¿Qué tienen que decir? Yo tengo el privilegio de esta plataforma, me parece muy valioso darles voz”.

“Intentamos traer una propuesta diferente. Tener un experimento. Es una película de muchos no actores. Ruth Ramos, la actriz principal, a eso se dedica y es famosa. Pero buscamos otro tipo de texturas para un cine narrativo, muchas veces esas películas son de otro tipo de temáticas que a veces para la audiencia son difíciles de entender. Me encantan, pero la audiencia está muy lejos del cine mexicano de festivales. Queríamos hacer una película muy accesible, que tuviera espacios para reflexionar y un lenguaje audiovisual diferente”, finalizó Silvana Lázaro.

También podría gustarte