Existe una interacción difícil de dilucidar: Enrique Provencio
Compleja y problemática, la relación entre cultura y desarrollo
En diálogo organizado por la Fundación UNAM y el Centro de Enseñanza para Extranjeros se habló sobre el tema; “estos foros pretenden dar luz a nuestro camino futuro y motivación para que los jóvenes realicen estudios superiores”: Dionisio Meade
Entre cultura y desarrollo hay una interacción tan evidente como problemática, compleja y difícil de dilucidar. Al abordar la dimensión cultural del desarrollo se llega a conclusiones muy diversas, consideró Enrique Provencio Durazo, coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la UNAM.
“Desarrollo que no conduce a una mejora de las culturas no es tal. El desarrollo y el progreso es todo aquello que hace que las personas y la sociedad mejoren”, señaló.
Al participar en el diálogo Hablemos de cultura y desarrollo: perspectivas en educación, universidad y ciencia, organizado por la Fundación UNAM y el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE), Provencio Durazo señaló que en las mejoras que trae el desarrollo se debe considerar a la educación, las universidades, la innovación y la ciencia.
“Yo diría que tanto la educación como la universidad, la ciencia y la innovación deben ser consideradas no sólo como un medio para propiciar el desarrollo, sino como un fin en sí mismo, porque la educación es fundamentalmente el paso indispensable para la movilidad social y para el mejoramiento de las condiciones humanas de la vida personal y colectiva”.
Provencio Durazo subrayó que la educación es, antes que nada, un derecho humano, y luego, un vehículo para el desarrollo; por tanto, “es indispensable para el desarrollo, pero no es un simple instrumento del progreso”.
La ciencia y la innovación, por su parte, son componentes esenciales del progreso, a través de la difusión y el cambio tecnológico que elevan la productividad, diversifican la producción, le dan complejidad al tejido social y productivo, y con ello favorecen la expansión de las actividades económicas y el mejoramiento de las condiciones de vida.
Al dar la bienvenida al evento, moderado por Domingo Alberto Vital Díaz, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas, la directora del CEPE, Anel Pérez Martínez, recordó la definición de la Real Academia de la Lengua (RAE) sobre desarrollo, que es “la evolución de una economía hacia mejores niveles de vida”.
En el Auditorio José Vasconcelos del CEPE, dijo que, según la RAE, el desarrollo tiene sinónimos como crecimiento, aumento, progreso, avance y mejora. Y como antónimos retroceso, reducción o disminución. “Analizar este tema desde una perspectiva universitaria es el motivo de este encuentro”, indicó.
Imposible separarlas
En tanto, Rolando Cordera Campos, profesor emérito de la Facultad de Economía y coordinador del Seminario Universitario de la Cuestión Social, dependiente del PUED, expresó que la educación es un componente de la cultura y es imposible separarlas. “Pero cuando entramos a los detalles encontramos que hay dimensiones distintas entre cultura, educación, desarrollo tecnológico e innovación”.
Resaltó que la innovación en nuestro tiempo proviene de algunas grandes universidades, las más de las veces conectadas con grandes corporaciones económicas.
“En esa fusión de ciencia y negocio puede darse la innovación significativa, en términos de que mejora el desempeño de las economías y puede contribuir a aumentar y fortalecer las bases para que haya un aprovechamiento más generalizado y colectivo de estas innovaciones y de estas mejorías en el desempeño de las economías”, explicó.
Cordera Campos mencionó que se debe asumir que las relaciones entre cultura y desarrollo son muy complejas, impiden soluciones sencillas y unidimensionales.
Por su parte, Dionisio Meade y García de León, presidente del Consejo Directivo de Fundación UNAM, destacó la importancia de reflexionar desde la economía sobre cambios tan trascendentes como la educación, la universidad y la ciencia.
Cuestionó cómo los economistas pueden contribuir a resolver problemas como la pobreza, injusticia, insuficiente educación, mala distribución del ingreso, bajo crecimiento combinado con un creciente endeudamiento e insuficiencia en cultura y protección al medio ambiente, asuntos en los que “no hemos pasado la prueba”.
Refirió que los grandes retos del mundo actual requieren combinar con habilidad economía y política. “Estos foros pretenden dar luz a nuestro camino futuro y motivación para que los jóvenes realicen estudios superiores, sobre todo en estos campos tan asociados a la inclusión, la superación, la educación, la justicia y al bienestar social”.