Literatura infantil y juvenil
Comunidades del mundo deben unirse a través de sus similitudes culturales
Las comunidades del mundo deben unirse a través de sus similitudes culturales, reduciendo el énfasis en sus diferencias. Ese fue el mensaje que emanó de la mesa “Un universo de historias: literatura infantil y juvenil de México para el mundo”, organizada por la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM en la FIL Guadalajara 2022.
En la charla participaron Mariana Morales, adjunta de programas de Fomento a la Lectura y la Cultura Escrita de la Coordinación Ejecutiva especializada en la materia; el escritor Toño Malpica, y Eman Mohammed, gerente de Programas y Premios de la sección de IBBY Emiratos Árabes Unidos, y parte de la comitiva del país invitado a la feria este año.
Malpica arrancó el diálogo recordando un viaje reciente a Sharjah, capital cultural de los Emiratos, donde descubrió que algunos de sus libros habían conseguido alcanzar ese lugar en apariencia distante. Ante esta experiencia –aseguró el escritor– reflexionó sobre la importancia de acercar la cultura a las infancias y de buscar ofrecerles aquello que desean leer.
“Creo mucho en las complicidades de la industria editorial con niños y jóvenes. Pienso que los temas deben ser personales, pero obedeciendo a lo que quieren escuchar los más pequeños. Siempre he creído que nosotros somos producto de lo que está haciendo falta en el mundo de los libros para niños”, señaló el autor.
Fue un sentimiento del que participó Eman Mohammed: “Los niños deben hablar con los autores, son ellos quienes tienen que escribir y escuchar qué están buscando. Son los lectores los que deben decidir qué quieren leer”.
La representante de Sharjah añadió que no debemos sobreproteger a los niños respecto de la literatura infantil: “Siempre intentamos jugar a lo seguro, entonces no dejamos que ellos vayan más allá en sus lecturas. Les decimos lo que tienen que leer. No sé sobre México, pero cada país tiene sus propios tabúes. Es momento de eliminarlos.
“Seguir censurando información está mal”, añadió, “porque los niños ya tienen el acceso a ella, y pueden encontrar la equivocada. Mi consejo es: escúchenlos, sepan qué quieren leer, qué les gusta y, luego, darles lo que desean para que estén bien informados”.