Controversias y desafíos en el boxeo femenil olímpico

La participación de la boxeadora argelina Imane Khelif ha causado controversia en los Juegos Olímpicos de París 2024, luego de que el año pasado la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) no le permitió participar en el Campeonato del Mundo Femenil con el argumento de que, tras las pruebas clínicas realizadas, “no cumplía con los criterios de elegibilidad de género”.

En tanto, el Comité Olímpico Internacional (COI) ha manifestado que todos los atletas que participan en el torneo de boxeo de los Juegos Olímpicos de París “cumplen con las normas de elegibilidad e inscripción de la competición, así como con todas las normativas médicas aplicables”.

Esta polémica tuvo un peso mediático importante cuando la boxeadora italiana Angela Carini, en la categoría de -66 kg, sólo necesitó un puñetazo de la argelina para ser intimidada y retirarse entre lágrimas del cuadrilátero.

Georgina Romero Gaeta, colaboradora de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, comentó al respecto que cuando se habla de “deporte o de cuerpos” los temas de igualdad de género se vuelven más complejos porque la dimensión ética queda rebasada por el ámbito de la biología.

En este sentido, la especialista relató que en el deporte entran en juego otras cuestiones que se deben aceptar. “A pesar de los esfuerzos por promover la igualdad, no basta con incluir a algunas personas en las categorías fijas (femenil y varonil), así como tampoco es justo excluir a personas que biológicamente o de manera elegida tienen corporalidades distintas. Tenemos que pensar la alteridad en los cuerpos, aceptar que la realidad presenta cuerpos con diferencias que son innegables, y en algunos casos innegociables, pero que deben tener un lugar en el deporte competitivo. Actualmente, existen propuestas teóricas de otros modelos de competencia que podrían sustituir al modelo binario o complementarlo”.

Este reconocimiento “es crucial en el deporte, donde las normativas y protocolos deben adaptarse para reflejar tanto la diversidad corporal como los principios de igualdad. Aceptar estas complejidades nos permite avanzar hacia una inclusión más auténtica e igualitaria en el ámbito deportivo”.

Hiperandrogenismo

Por su parte, Eusebio Rubio-Aurioles, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, ofreció su punto de vista respecto a la condición de “hiperandrogenismo” que algunos medios han atribuido a la boxeadora en cuestión. “La información sobre su condición clínica es muy escasa y poco clara. Se ha mencionado que tiene hiperandrogenismo, pero esto es casi como decir que alguien tiene dolor de cabeza; es un término muy general y tiene muchas causas. Esto dificulta hacer comentarios precisos”.

Aceptó que el llamado “DSD” incluye condiciones como el hiperandrogenismo. Hace poco tiempo se denominaba Trastorno del Desarrollo Sexual (en su traducción al español), pero ha habido un movimiento muy intenso para despatologizar el término. Por eso, se cambió “trastorno” por “diferencia”, convirtiéndolo en Diferencia en el Desarrollo Sexual (DSD).

Aclaró que, por motivos de privacidad, no se ha divulgado información completa, pero se ha especulado sobre la presencia de cromosomas XY, aunque esto nunca se ha confirmado ni publicado.

Con esta información es difícil aventurarse a decir con certeza qué le sucede. Sabemos que tiene un exceso de andrógenos, lo que explica su musculatura y fuerza. Esto no necesariamente indica que no es mujer. Puede ocurrir en una mujer que nació como tal y es resultado de algún trastorno o condición.

“Ser hombre o mujer nunca se debe a una sola característica. La identidad de género es una conformación compleja con determinantes biológicas, psicosociales y de experiencias. Aunque hay factores biológicos que influyen, también es crucial cómo se siente y se identifica una persona. La simplificación de este tema puede ser muy desorientadora”.