Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres

Cooperación mundial, esencial como apoyo a países en desarrollo

Sólo los fenómenos meteorológicos han dejado un saldo de más de dos millones de pérdidas humanas en los últimos 50 años: OMM

Los desastres meteorológicos han ocasionado dos millones 64 mil 929 muertes y 3.6 trillones de dólares en pérdidas en los últimos 50 años, según el reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) dado a conocer el 2 de septiembre pasado. Durante el mismo periodo, el número de desastres se quintuplicó, por el aumento de los fenómenos meteorológicos más intensos o extremos. Y ese es sólo un ejemplo de las amenazas a las que está expuesto el país.

Los desastres en el mundo van en aumento en los años recientes por una mayor exposición a amenazas y por los procesos de urbanización y aumento de la vulnerabilidad; México no es la excepción, afirmó Naxhelli Ruíz Rivera, investigadora del Instituto de Geografía y coordinadora del Seminario Universitario de Riesgos Socioambientales.

En ocasión del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, establecido por la ONU el 13 de octubre, la científica social aclaró que estos sucesos no son naturales; comienzan mucho tiempo antes del momento crítico más visible (por ejemplo, la emergencia por una inundación o un sismo); su origen puede ubicarse incluso decenas o cientos de años antes.

Se deben diferenciar las amenazas o fenómenos que se manifiestan con gran intensidad en un determinado lugar (sismos, tsunamis, etcétera), de los moduladores del riesgo (condiciones sociales, económicas e institucionales) que definen el impacto de esas amenazas; y eso, a su vez, de los desastres, que son los contextos críticos donde se registran pérdidas de vidas, viviendas, medios de vida, infraestructura, entre otros.

Por ejemplo, si ocurre una amenaza de gran magnitud, como un sismo, pero hay calidad en las viviendas, buena información, se cumplen códigos de construcción, y hay una población preparada, el riesgo se reduce significativamente al igual que la posibilidad de un desastre, señaló.

La cuenca de México, ejemplificó, se asienta en una zona que fue lacustre, que se inunda y que también tiene un efecto de “caja de resonancia” de las ondas sísmicas. “Si hablamos de los factores que nos han llevado en Ciudad de México a tener una especial exposición a amenazas, prácticamente hay que remontarnos al siglo XIV con su fundación. Así, consideramos a los desastres como procesos de larga duración”.

También hay casos donde las afectaciones duran décadas. En un desastre pueden pasar varios años sin que las personas se recuperen: no se repone su integridad física, psicológica, bienes ni medios de vida. Esos problemas para atender la recuperación desde una visión de derechos humanos también son parte del desastre, dijo la científica.

A la intensidad de la amenaza se suman los factores de exposición (qué tan cerca está la fuente del fenómeno de gran magnitud) y la vulnerabilidad, como vivir en una región con alta pobreza, o la desigualdad en el acceso a ciertos bienes.

Impactos

La conjunción de amenaza, exposición y vulnerabilidad, refirió Ruiz Rivera, definirá la existencia o no de un desastre y el nivel de sus impactos. Por supuesto, “el más grave de todos es la pérdida de vidas”. En el mundo, tan sólo el año pasado se registraron 15 mil 80 muertes: 196 por sismo, seis mil 388 por temperaturas extremas, seis mil 171 por inundaciones, 512 por deslizamientos de tierra, mil 742 por tormentas, una por actividad volcánica y 70 por incendios forestales, según el Informe anual 2020 de desastres no asociados a Covid, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastre y el Centro de Investigación en Epidemiología de los Desastres de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.

Este año el tema de la conmemoración es: Cooperación internacional para que los países en desarrollo reduzcan su riesgo de desastres y sus pérdidas por desastres. En ese sentido, el mensaje final es que “todos tenemos un papel que jugar para la reducción de riesgos. Lo importante es cooperar para una adecuada toma de decisiones”, concluyó.

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