Cincuenta años del 68
Coreografías para el desagravio, la resistencia y la transformación
Ocupación de los sitios más emblemáticos de la lucha social y estudiantil del México contemporáneo
La danza también tiene mucho que decir en el marco del 50 aniversario del Movimiento Estudiantil de 1968. Y lo está haciendo por medio de la Cartografía de la Resistencia. Ocupaciones/Desagravios, una serie de ocupaciones coreográficas de los sitios más emblemáticos de la lucha social y estudiantil del México contemporáneo.
Se trata de lugares que antes fueron ocupados por cuerpos represivos y que hoy son retomados con la danza por cuerpos humanos; un mapeo político de resistencia simbólica para transformarlos, darles un nuevo significado y desagraviar lo antes agraviado, lo antes violentado.
“Se usa el verbo ocupar como una respuesta a las acciones represivas utilizadas en 1968: el ejército y la policía ocuparon espacios estudiantiles y plazas. Lo que se busca ahora es ocupar de nuevo esos espacios, de nuevo con cuerpos, de nuevo con un fin político, pero ahora con una intención estética”, destacan los organizadores de la Dirección de Danza.
El proyecto inició en el Palacio de la Escuela de Medicina, con Asaltodiario, compañía que recordó aquel 23 de mayo de 1929 cuando policías y bomberos atacaron una asamblea integrada por alumnos de Medicina de la UNAM convocada para dialogar y organizar acciones respecto a los cambios que ponían en peligro la autonomía y pluralidad universitaria.
Leyendas
Con mantas que incluían leyendas como: “Solicitamos el sostenimiento completo de la Universidad Autónoma” y “Exigimos Autonomía” los bailarines recrearon el discurso y la narrativa desde el punto de vista de los estudiantes. La vestimenta, propicia a la época: sombreros y trajes de los años 20 y una coreografía que retrata de inicio a fin los hechos, primero la llegada de los alumnos a su referéndum, luego la diatriba a la que se enfrentan incluso entre ellos, algunos jóvenes a favor y otros detractores del movimiento, después la irrupción de las autoridades gubernamentales. Finalmente los estudiantes obtienen una victoria al ser escuchados por el entonces presidente Emilio Portes Gil, ordenando retirar a las fuerzas policiacas de los alrededores universitarios, declarando un diálogo abierto y naciente.
Con esta acción, la compañía realizó una coreografía que resaltó la organización universitaria y la huella que los jóvenes han dejado a lo largo de la historia mexicana en busca del reconocimiento de valores y derechos como una enseñanza digna.
El 30 de julio la resistencia tendrá lugar en el antiguo edificio de la Preparatoria 2 (San Ildefonso 30), a cargo de Érika Méndez. La siguiente ocupación será el 18 de septiembre en la explanada de la Facultad de Medicina, lugar tomado por los tanques del Ejército en 1968 para hacerse de Ciudad Universitaria.
Para recordar a los caídos durante el sismo de 1985, pero sobre todo para honrar la organización vecinal que surgió tras la tragedia, el 19 de septiembre será ocupado el Reloj Solar de la Unidad Habitacional Tlatelolco, donde se encontraba el edificio Nuevo León. Barro Rojo, grupo de danza que también nació con la participación ciudadana de aquellos días, estará a cargo de este evento.
El 22 de septiembre se recordará la violenta toma de la Vocacional 7, a un costado de la Plaza de las Tres Culturas. Dos días después tocará el turno a la Escuela Superior de Economía del IPN, en el Casco de Santo Tomás. El acto final será el 25 de noviembre, en el Monumento a las Costureras, en San Antonio Abad, por medio de una intervención sonora con máquinas de coser en la que intervendrán las mismas costureras que lucharon por sus derechos tras el sismo de 1985.
“Como artistas nos parece hermoso desagraviar estos sitios donde sucedieron hechos de violencia y represión. Qué mejor manera de hacerlo en estos espacios que retienen la energía de los cuerpos que nos habitan (…) El arte de desagravio contiene la idea de construir acciones que por su naturaleza creativa, humilde y dignificante, de alguna manera equilibren los espacios en la historia. El arte creativo es una manera muy bella de lograr lavar un poco la historia, de sanar esa parte”, destacó Evoé Sotelo, directora de Danza de la UNAM.