Es higiénico y seguro
Crean sanitario seco, mecatrónico y ecológico
Los residuos se preparan y recuperan para ser enviados a un proceso de generación de composta
Investigadores de la UNAM diseñaron un sanitario seco, mecatrónico, dispositivo higiénico y seguro para ambientes urbanos pensado para evitar el uso de los millones de litros de agua potable que actualmente se emplean para desechar los residuos.
Da la sensación de estar utilizando el sanitario de siempre, pero con la diferencia de que no usa agua. Con esta innovación podrían ahorrarse de cuatro a 12 litros por descarga, con los que es posible cubrir otras necesidades o evitar los altos costos destinados a potabilizar las aguas negras, señalaron los académicos Alejandro Ramírez Reivich y Vicente Borja Ramírez, quienes encabezan el proyecto.
Esa idea se ha desarrollado durante varios años en el Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica de la Facultad de Ingeniería, y ahora se ha concretado en un sistema en el que se conjuntan la tecnología mecánica y electrónica, así como aspectos de control y procesamiento de información, para generar una opción de inodoro viable para las ciudades.
A esa tarea han contribuido alumnos de licenciatura y maestría, el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura y la organización no gubernamental Espacios de Innovación.
Ahorro de agua
Ramírez Reivich y Borja Ramírez resaltaron que en México el consumo de agua por habitante es, en promedio, de 366 litros diarios, uno de los mayores del mundo. En Ciudad de México y zona metropolitana 23 millones de personas necesitan de ese recurso, pero menos de 30 por ciento lo recibe todo el día. De ahí la idea del sanitario seco.
Es un grupo de profesores y estudiantes unidos con el afán de encontrar una solución distinta a tirar el agua, dijo Ramírez. “Y es que en nuestro país los baños secos se usan solamente en ambientes rurales y semi rurales, en donde tener un WC como en la ciudad es sinónimo de estatus”.
El producto está en proceso de maduración y evolución para llegar al mercado, y antes de hacerlo público pretenden contar con la protección de una patente.
La socióloga Diana Inés Ramírez García, colaboradora del equipo, exploró en su tesis de licenciatura las posibilidades de aceptación de este tipo de tecnologías alternativas, que son un requerimiento cada vez más urgente por la crisis hídrica.
El aprendizaje del uso del inodoro se realiza desde los procesos más tempranos de socialización. “La idea de que el agua se asocia a la higiene la llevamos no sólo como una cuestión de conciencia, sino también corporal; por eso, cuando vemos que alguien no le jaló al agua sentimos un rechazo inmediato”.
En el desarrollo del sanitario se planteó una propuesta que no se aleja de un baño limpio y su funcionamiento. La gente estaría dispuesta a usarlo porque es una opción que no rompe abruptamente con su cotidianidad, y que se relaciona con higiene y seguridad.
Pruebas
Arturo Mendoza Romero, alumno de la maestría en Ingeniería Mecánica del campo disciplinario en Diseño Mecánico, indicó que se están fabricando los prototipos funcionales de la última versión del baño seco mecatrónico, y las pruebas comenzarán en las cercanías de Ciudad de México; luego, en la propia capital del país.
Los universitarios han invitado a instancias externas y a una asociación civil internacional que han mostrado interés en probar y seguir evolucionando esta innovación. “Se necesitan personas dispuestas a probar e invertir; la meta es generar más conocimiento e interés”, concluyó Ramírez Reivich.
El sanitario es similar a un retrete convencional, pero éste capta la orina en un recipiente para ser procesada y aprovechada, evitando tirarla al drenaje. En cuanto al manejo de las heces, en lugar de jalarle al agua se presiona un botón que inicia un ciclo que usa distintos compuestos para formar una mezcla de sustancia sólida que neutraliza los malos olores y promueve la descomposición mediante bacterias.
Esta mezcla se arrastra hasta un cartucho, en donde inicia el proceso de compactación y secado; para ello se usan sensores y actuadores. Al llenarse, aproximadamente después de una semana en el caso de una familia de cuatro personas, se cambia por uno vacío.
Los cartuchos llenos se llevan a un proceso de generación de composta. El resultado es una especie de tierra o polvo que no tiene olor y es inocuo, y que puede usarse para fertilizar jardines o parques, o restablecer el suelo erosionado de la ciudad.
Para la colocación del sanitario seco se requerirían pequeñas modificaciones en la instalación del baño de hogares, similares a las de uno convencional de última generación.