Efecto del uso de dispositivos electrónicos
Crecen los casos de miopía entre infantes y jóvenes
Se prevé que para 2050 la mitad de la población mundial padecerá la enfermedad
En los últimos años se han incrementado los casos de miopía en niños y jóvenes, y podrían agudizarse durante el actual confinamiento debido al mayor uso de computadoras, tablets, teléfonos celulares, afirmó Reyna Citalán, académica de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), Unidad León.
“En un futuro no muy lejano vamos a tener un porcentaje alto de pacientes pediátricos con miopía y no es por cuestiones genéticas, sino por el uso de estos dispositivos”, aseveró.
La Asociación Mexicana de Facultades, Escuelas, Colegios y Consejos de Optometría prevé que para 2050 la mitad de la población mundial tendrá miopía; mientras que el estudio “Prevalencia y factores asociados a miopía en jóvenes” señala que hay una tendencia al aumento de este padecimiento, de hasta 50 por ciento, en poblaciones con mayor urbanización y nivel académico.
El uso de dispositivos, explicó la universitaria, exige a las personas fijar su visión en objetos cercanos durante lapsos prolongados, lo que genera que los globos oculares hagan un movimiento convergente durante mucho tiempo.
“Como cualquier otro músculo, se cansan y se presenta entonces la visión borrosa”, expresó.
Durante el actual confinamiento ha aumentado el teletrabajo, las clases en línea e incluso el entretenimiento vía Internet a través de computadoras, celulares y televisores, por lo que es muy probable que haya más gente con afectaciones en su película lagrimal, primera línea de defensa de los ojos contra el medio ambiente, y que si se daña ocasiona ojo seco que puede derivar en úlceras corneales si no es tratado a tiempo.
“Hay microorganismos que coexisten como microbiota conjuntival. En el momento en que ven la pérdida de homogeneidad en la córnea, en la película lagrimal, empiezan a infestar y generan infecciones”, apuntó Citalán.
Prevención
Una forma de prevenir estos problemas de salud visual es colocar filtros de luz azul en los dispositivos electrónicos, que la disminuyan, pero no la eliminen por completo.
Hay una regla conocida como 20 X 20 X 20 mediante la cual se pide a las personas que después de estar 20 minutos frente a un gadget, busquen enfocar objetos o lugares a más de 20 pies o seis metros de distancia, durante 20 segundos mínimo, para evitar que sus ojos se mantengan rígidos por tiempos prolongados.
Asimismo, se recomienda a los padres de familia poner un cronómetro, una alarma para moverse después de un determinado tiempo y disminuir espasmos. “Llegan pacientes con tics nerviosos que son espasmos en el párpado, generados por la contracción tan fuerte que hay al ver fijamente por tiempo indefinido. Cuando se relaja el músculo se generan contracciones que impiden la relajación completa del párpado”, expuso.
La académica subrayó que es primordial visitar a un optometrista para que haga una revisión de la parte refractiva del ojo y la salud ocular: la película lagrimal, el globo ocular, los párpados, así como la visión binocular.
Esta última es muy importante, pues integra las imágenes de los dos ojos y da la percepción en tercera dimensión, lo que nos permite desplazarnos. Cuando empiezan las alteraciones, abundó, uno de los ojos no trabaja al cien por ciento, y si se tiene menos visión, el cerebro va suprimiendo las imágenes de ese ojo.
Pidió a la población no automedicarse, no usar lentes pregraduados porque alteran la visión binocular, la convergencia necesaria para poder leer, enfocar la vista hacia un punto. Esto puede ocasionar problemas visuales neurológicos y derivar hasta en estrabismo.
La alimentación también interviene en la salud visual, por lo que sugirió consumir antioxidantes que se encuentran en alimentos como el jitomate, la zanahoria, las verduras -lechuga, acelgas, espinacas- que evitan el deterioro de los tejidos. Además, recomendó tomar mucha agua para mantener una buena lubricación.
Reyna Citalán insistió en que se acuda al optometrista de manera periódica. En el caso de los adultos asistir por lo menos cada año, mientras que en los niños menores de ocho años, hacer revisiones cada seis meses.