Más de 232 mil conexiones vía Zoom
Crecimiento notable de la videocolaboración desde marzo
Cerca de cuatro millones 300 mil usuarios; la mayor cantidad de sesiones fue en mayo por el periodo de exámenes
Establecer una política de Estado para enfrentar la brecha digital de la población mexicana, la actualización de programas y planes de estudio desde una perspectiva pedagógica y didáctica incluyente, la capacitación de la planta académica en el uso de las herramientas tecnológicas, así como recuperar las tradiciones que se han realizado en la modalidad de educación abierta y a distancia, entre otros aspectos, fueron algunos de los puntos expresados por los participantes en el ciclo virtual Covid-19: Reflexiones desde la UNAM.
En la mesa sobre Educación, Fabián Romo Zamudio, especialista de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación, indicó que durante estos meses el uso de las tecnologías que estaban bien identificadas para la educación a distancia se han convertido en el fundamento para la operación y continuidad académica no sólo en la Universidad Nacional, sino en el mundo.
En el caso de esta casa de estudios, durante estos meses de distanciamiento social la movilidad ha sido nula, los hogares son sede de la actividad académica, se intensificó el uso de tabletas y computadoras portátiles e inició un mayor uso de la videocolaboración, experiencia más cercana al uso tradicional de un salón de clase.
Resaltó que de marzo a la fecha la videocolaboración ha crecido. Durante este lapso, se han establecido más de 232 mil conexiones vía Zoom, con un total de poco más de cuatro millones 300 mil usuarios; el día de mayor conexión a esa plataforma fue el 23 de abril, en pleno auge de la pandemia, con unos 80 mil usuarios; la mayor cantidad de sesiones se reflejó en el mes de mayo, debido al periodo de exámenes; y se han realizado 150 exámenes de grado.
Además, por la pandemia, también se han utilizado las plataformas para hacer los concursos de oposición y las reuniones de órganos colegiados, lo que implica vivir una transformación también en nuestros procesos. Sin duda, es un cambio que llegó para quedarse y que está influyendo en esta nueva normalidad. Somos testigos de la verdadera transformación digital de la educación, “tuvo que ser un virus el que llegó a impulsarnos a este cambio interesante”, subrayó.
Situación inédita
En el encuentro virtual, moderado por Alejandro Pisanty, de la Facultad de Química, María Concepción Barrón Tirado, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), indicó que la propagación de la Covid-19 en el mundo es una situación inédita, y en marzo de 2020 había en el ámbito global más de mil 500 millones de estudiantes afectados por el virus. Desde entonces, para dar continuidad al aprendizaje se establecieron clases vía remota y a distancia, como ocurrió en México.
Sin embargo, la crisis sanitaria puso de manifiesto la desigualdad social que prevalece en México: “Hablamos de una brecha educativa y digital, la divergencia de oportunidades y segregación de colectivos más desfavorecidos, confusión en todo momento entre una educación remota y una educación en línea, causando molestia e inquietudes”.
Durante la pandemia se han puesto de manifiesto los planes de estudio academicistas y rígidos, una gran cantidad de contenidos que no tienen que ver con el contexto que vivimos; además de una gestión académico-administrativa atada a reglamentos obsoletos en las diferentes instituciones de educación superior. Así, planteó la necesidad de una formación docente vinculada a una cultura digital y que el uso de las tecnologías tenga un sentido pedagógico. Fomentar una serie de procesos didácticos requiere de una mirada de innovación educativa disruptiva en una situación emergente.
Diagnóstico escuela por escuela
Marion Whitney Lloyd, también del IISUE, indicó que a pesar de ser la segunda economía más grande de América Latina, México ocupa el octavo lugar en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación; además de ser el integrante de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos con el servicio más caro de Internet.
Propuso que en la etapa de la llamada nueva normalidad sería importante realizar un diagnóstico escuela por escuela y universidad por universidad para tener presente, en realidad, cuántos alumnos carecen de acceso a Internet, cuántos de ellos tienen que emplearse de tiempo completo para ayudar a la economía familiar, quiénes tienen tabletas o computadoras y, de esta forma, diseñar a la brevedad programas nacionales de ampliación de la red de Internet y distribución de equipos móviles.
Esa es una experiencia que han realizado países mucho más pobres que México. Por ejemplo, en la India se negoció con compañías de Internet para extender el acceso a esta herramienta; pero también en China y en Argentina, en sus zonas conurbadas, se distribuyeron miles de computadoras portátiles y tabletas a estudiantes de bajos recursos.
Además, se requieren más apoyos didácticos para los docentes, “la mayoría de nosotros nunca nos habíamos enfrentado a impartir clases en línea y no es cosa sencilla, y generar una especie de red para contactar a alumnos que han abandonado las escuelas y universidades durante este periodo para saber qué pasa con ellos y cómo poder ayudarlos, no queremos perder una generación de estudiantes por esta pandemia”.