Biólogas cuestionan demanda excesiva
Desaparecer bolsas de plástico de un solo uso, objetivo inmediato
La quema de petróleo, causa de la crisis ambiental que afronta hoy el mundo
“Actualmente, en el mundo se producen 500 mil millones de bolsas de plástico cada año y, de acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Industrias de Plástico, AC, (Anipac), las familias mexicanas utilizan más de 600 en ese mismo lapso. Es desmesurado, no hay verdadero motivo para que las personas empleen esa cantidad de bolsas cuando podría usar tres o cuatro de algodón, de yute o aun de plástico, pero las del mandado, que duran años.”
Con esas cifras las biólogas Mireya Ímaz Gispert y Marjory González Vivanco se suman a las iniciativas de científicos y ambientalistas para reducir el uso de ese material en las actividades cotidianas.
Ante la resistencia de varios organismos empresariales por apoyar la iniciativa para suspender la entrega de bolsas de plástico de un solo uso en los establecimientos comerciales de Ciudad de México, las universitarias aseguran que se trata apenas de un primer paso necesario. “El siguiente es desaparecer todos esos plásticos”.
Se hacen presentes en la entrevista las imágenes de la isla de plástico en el Océano Pacífico y las fotografías de animales de diversas especies agobiadas por esos materiales. “No sólo es la mancha de plástico flotando a la deriva en el océano. En cualquier lugar de la ciudad y del país, hay al menos una bolsa de plástico tirada en el suelo. Esto pasa porque es barato, no se recicla ni se reúsa”, apuntaron.
“La apuesta de México y de otras naciones que han adoptado la medida, señalaron, parece sensata; intenta que los individuos se hagan cargo de la situación. Hasta ahora, la población ha permanecido a la espera de que los gobiernos tomen la iniciativa al respecto, pero debe trasladarse a la gente la responsabilidad de las acciones.
“A veces puede resultar incómodo no tener una bolsa de plástico a la mano, pero las generaciones anteriores crecieron sin esas bolsas y no pasó nada. En cambio, llevaban las suyas al mercado para hacer las compras. Recibían las cosas en cucuruchos o en bolsas de papel y asunto resuelto”, recordaron.
Toda actividad tiene un impacto
Ahora bien, no hay viaje gratis, todas las actividades tienen un impacto, mayor o menor, el tema y la apuesta a la reducción del plástico y la eventual eliminación del mismo, es disminuir ese impacto.
“Éste no será de cero, la sola presencia del género humano en el planeta tiene un impacto. Pero el punto es cómo hacer acciones para aminorar la huella ecológica de su paso en la Tierra.”
En relación con uno de los argumentos esgrimidos para rechazar la medida de la Ley de Residuos Sólidos, en el sentido de que la producción de algodón también contamina, las entrevistadas consideraron que en efecto, “producir algodón también tiene una huella hídrica alta, pero se puede reutilizar por años”.
En el punto de vista de los empresarios se advierte una falsa disyuntiva; hoy se encuentran en las cadenas de producción materiales compostables y biodegradables. “Lo que deben hacer las empresas es cambiar la materia prima. La industria del plástico no requiere de otra maquinaria, esos equipos aceptan la materia prima biodegradable”.
“La idea no es cambiar 600 bolsas no biodegradables por otras 600 biodegradables, sino que la bolsa biodegradable se use varias veces.”
En la perspectiva de las biólogas es pertinente conocer el origen del petróleo, un recurso no renovable que eventualmente se acabará. “Debemos empezar la transición hacia otras fuentes de energía. El abuso del petróleo es la causa de una de las crisis ambientales contemporáneas más agudas de la humanidad: el cambio climático”.
“En la comunidad científica no hay duda de que el proceso del calentamiento planetario se debe a la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y que uno de los más impactantes proviene de la quema del petróleo. A fin de cuentas, las bolsas de plástico proceden del petróleo.”
Fin de la era del petróleo
De acuerdo con Ímaz y González, la humanidad debería fijarse como objetivo inmediato dejar atrás la era del petróleo. “Así como pasamos la Edad de Piedra, ahora hay que salir de la Edad del Petróleo. Tenemos la capacidad, la inteligencia y, sobre todo, la tecnología para dar ese salto. Hay países en donde prácticamente el uso del petróleo es nulo, incluso hasta para mover automóviles”.
No obstante, hay una enorme resistencia a abandonar el petróleo por los intereses económicos que hay detrás. Actualmente, en torno a las bolsas de plástico se está planteando la racionalidad del consumo y, por otro lado, la pérdida de empleos.
Según las estudiosas, “no se ha logrado transmitir a los públicos amplios la importancia del cambio. La población del planeta entero debe abandonar la lógica del petróleo porque, de otra forma, estaremos condenando a nuestros hijos y nietos. El que no se vea con claridad no quiere decir que el planeta no esté en riesgo.
En medio del debate por el uso de bolsas de plástico han surgido alternativas como el reúso. “Una bolsa de tela (algodón, yute o henequén), cuyo origen es vegetal puede cultivarse, lo cual representa grandes ventajas. El cultivo de esos materiales fija carbono, y esta reutilización continua no genera huella de carbón”.
“Realmente sorprende la manera en que la industria mexicana del plástico se ha volcado a los medios de comunicación masiva a defender este material como un producto ambientalmente sostenible, pero no es así por ningún lado”, consideraron las biólogas.
“Sería bueno que los industriales emplearan los recursos que destinan a la mercadotécnica a la adecuación tecnológica de sus plantas, ya que es una tendencia internacional que, incluso impulsa la Organización de las Naciones Unidas.”
En este momento crítico, de cambio climático, una opción viable es apostar por las tres erres (reducir, reusar y reciclar), en opinión de Ímaz Gispert y González Vivanco. Hay que reducir los consumos, reusar los objetos que utilizamos y reciclar lo que se pueda. ‘De la cuna a la cuna’, es decir, emplear los materiales una y otra vez. Como el vidrio y la celulosa; el papel se recicla y al final se biodegrada, en tanto que el vidrio es inerte. De lo que se trata es buscar los diseños de los objetos con los materiales que puedan reincorporarse a la naturaleza.
“El cómo hacerlo ha estado ahí, porque desde siempre la humanidad lo hacía; sin embargo, de pronto llegó el plástico a meterse en todos los espacios de nuestra vida. Es inerte y frío. Encontrar un pedazo de plástico en el camino es muy chocante. Impacta”, concluyeron.
¿Sabías que seis por ciento de la extracción petrolera mundial se destina a la elaboración de plásticos? ¿Qué repercusiones tiene este material en la vida diaria de los organismos?
Los autores de Siguiendo la huella. El impacto de las actividades humanas, entre quienes se encuentran Mireya Ímaz y Marjory González Vivanco, elaboraron una definición de huella ecológica, concepto que permite comprender algunas actividades humanas que impactan el medio ambiente: sirve para advertir qué tan insustentables son las actividades humanas conforme se modifican los patrones de consumo, el comportamiento de los individuos y las tecnologías.
De acuerdo con las dos especialistas mencionadas, la idea de presentar este método bajo el concepto de huellas (carbón, hídrica, ecológica) tiene por objeto comunicar de manera sencilla a públicos amplios el impacto que tienen sus actividades cotidianas en el entorno ecológico, así como en los recursos hídricos y los efectos de las emisiones de carbón que generan dichas actividades. Desde la academia, no sólo de México sino de toda la comunidad internacional, se percibía una dificultad para hacer del conocimiento de la gente que sus actividades cotidianas tienen un impacto en la naturaleza.
Se usan los referentes, agua y energía (huella de carbón) por ser clave en la vida cotidiana. Sin agua ni energía la sociedad se estanca. Además, pueden compartirse las huellas con diferentes procesos. El que alguien consuma carne de res impacta la huella hídrica y la de carbón porque las vacas generan emisiones de gas metano por ejemplo, lo que tiene repercusiones en el ambiente.
La utilidad de la huella, comentaron, es que se puede colocar a escala individual. De ese modo la gente conocerá sus huellas de carbono y la hídrica y realizar diversas acciones para reducirla con otra dimensión. Se le entrega una herramienta para actuar y cambiar su consumo de agua y energía.