Logro de académicos del Instituto de Biología
Descubren especie de araña violinista nativa
Se denomina Loxosceles tenochtitlan; es la primera originaria del Valle de México
Alejandro Valdez-Mondragón, académico del Instituto de Biología en la sede de Tlaxcala, y sus alumnas Claudia Navarro, Karen Solís, Mayra Cortez y Alma Juárez descubrieron la especie número 38 de araña violinista nativa del país, la cual es la primera considerada originaria de la región del Valle de México, por lo que fue denominada Loxosceles tenochtitlan.
Con este hallazgo, más dos arañas introducidas hace muchos años (Loxosceles reclusa y Loxosceles rufescens), hoy en día somos la nación con la más alta diversidad de especies de este género en el mundo, ya que de 140 que hay actualmente, aquí contamos con 40, que equivalen a cerca de 30 por ciento de las existentes en el planeta, destacó.
El integrante del Laboratorio Regional de Biodiversidad y Cultivo de Tejidos Vegetales explicó que hace tres años el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología les otorgó un financiamiento para desarrollar un proyecto de Ciencia Básica acerca de taxonomía integrativa del género de araña Loxosceles, es decir, las denominadas arañas violinistas en México.
“Por medio de esta investigación, tratamos cuestiones de taxonomía, biología molecular, morfología y morfometría, conducta, distribución y otros aspectos relacionados con estas arañas; y la importancia de este trabajo es que, desde hace 35 años, no se había abordado la taxonomía del grupo en México”, subrayó el especialista.
Si bien en el país ya había muchos registros de estas arañas se confundía con la especie Loxosceles misteca, la cual es nativa de Morelos y Guerrero. “Como es morfológicamente parecida a la encontrada en el Valle de México, al principio se pensó que había sido introducida a esta región a través del traslado de plantas de ornato; sin embargo, al hacer estudios de biología molecular de ambas especies, nos dimos cuenta que L. tenochtitlan es una especie completamente diferente a L. misteca, refirió.
Además, precisó, hicimos estudios de morfología tradicional y geométrica, y modelaje de nicho ecológico, para observar realmente si la especie de la capital era diferente y sí lo es; además, hasta ahora es la única nativa ubicada en Ciudad de México, Estado de México y Tlaxcala.
Lo que hace única a ésta es la forma de la tibia en los palpos del macho, las estructuras sexuales de la hembra tienen unos receptáculos seminales donde almacenan el esperma y también presentan cambios en algunas secuencias genéticas, apuntó el biólogo.
A simple vista, puede identificarse porque no es de color llamativo, sino que presenta tonos café oscuro, y a diferencia de otras especies de Loxosceles en el país, donde no es tan marcado, tiene un patrón dorsal en forma de violín muy visible, de ahí su nombre, abundó.
En zonas urbanas o lugares antropizados pueden ubicarse en sitios donde nosotros mismos les damos las condiciones óptimas para que se establezcan, porque se encuentran donde hay objetos acumulados (almacenes o bodegas); en basura, porque los desechos atraen insectos que les sirven de alimentos como cucarachas, moscas y cochinillas. “De modo que la temperatura, humedad y comida les son favorables en nuestros hogares, lo cual nos pone en riesgo de tener un accidente con ellas, aunque al alimentarse de insectos también realizan una función ecológica importante”, enfatizó.
Debemos aclarar que estas arañas son bastante tímidas, como la mayoría de especies que hay en el mundo, evitan el contacto humano, pero si se sienten amenazadas reaccionan mordiendo y éste es un mecanismo de defensa, aclaró.
Para contrarrestarlas
La mejor forma de contrarrestar su presencia en las zonas del Valle de México es mantener limpio, no tener escombros o lugares donde se puedan establecer, pero en época de lluvias por ejemplo los machos buscan a las hembras en sus telarañas y como son de hábitos nocturnos y errantes podemos encontrarlos entre la ropa, los zapatos o en una cama y muchas veces ahí se dan los accidentes, indicó.
La mordedura de este arácnido tiene características muy comunes porque empieza con una llaga que se torna morada y alrededor es rosado. Sin embargo, es difícil identificar el cuadro clínico porque cuando se da la mordedura muchas veces no duele y puede confundirse con una infección cutánea, picadura de insecto, o urticaria producida por una planta, entre otras razones, dijo.
Si se ve a la araña cuando muerde, lo mejor es recolectar el ejemplar para saber a qué especie pertenece y acudir al médico para que determine si el paciente necesita un antihistamínico, un desinflamatorio o un suero específico, concluyó.