Encuentro académico del PUEDJS

Desigualdad, gran mal de este tiempo: Correa, expresidente de Ecuador

El exmandatario ecuatoriano. Foto: PUEDJS.

La desigualdad es el gran mal de nuestro tiempo y combatirla es uno de los enormes desafíos para América Latina, la región más desigual del mundo, aunque es un problema que impera a nivel global, sostuvo el expresidente de Ecuador, Rafael Vicente Correa Delgado.

Citó que de acuerdo con el World Inequality Report 2022, los billonarios, definidos como las personas que poseen más de un millardo o mil millones de dólares de riqueza, son el 0.00005 % de la población mundial, pero disponen del 3.5 % de la riqueza total; mientras que el 50 % más pobre de la población mundial tan sólo cuenta con el 2 %. “Esto significa que 2,750 afortunadas personas y sus familias tienen 75 % más riqueza que 3,800 millones de individuos”, mencionó.

De visita en la UNAM para presentar su artículo “La justicia como virtud”, publicado dentro de la revista académica Propuestas para el Desarrollo, que él dirige junto con Linda Llamas (presente en el evento), el también doctor en Economía comentó que su texto propone, sin excluir procedimientos y consecuencias, que lo fundamental es la recta intención, lo que nos conduce a la justicia como virtud.

Ante John M. Ackerman, titular del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS), Correa ofreció una explicación, desde una perspectiva esencialmente ética, de los cuatro principales criterios de justicia que existen a su juicio: el utilitarismo, el rawlsismo, el liberalismo y el igualitarismo.

En un evento híbrido celebrado en el auditorio Mario de la Cueva de la Torre II de Humanidades, el ecuatoriano indicó que para el utilitarismo la mejor situación social es la que maximiza la suma de bienestar para los ciudadanos. Asimismo, explicó que el rawlsismo deriva criterios de justicia social a partir de una situación inicial que él considera equitativa.

Respecto al libertarismo, detalló que éste prioriza de forma excluyente los derechos formales que maximicen la libertad individual. En tanto, el igualitarismo implica un total irrespeto a las libertades individuales y, particularmente, a la propiedad privada, concluyó.

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