Es la segunda causa de muerte en México
Diabetes, la otra gran pandemia del siglo XXI
La enfermedad afecta mayormente estratos con niveles socioeconómicos más bajos; según un estudio publicado en The Lancet, para 2050 podría haber más de mil 300 millones de personas diagnosticadas con ese mal
La diabetes afecta a 531 millones de personas en el mundo, según datos de la Federación Internacional de Diabetes (FID), y se estima que en 2030 el número aumente a 643 millones (https://bit.ly/3QhlF7G) y para 2050 la cifra de quienes sean diagnosticados podría llegar a 1,300 millones, de acuerdo con una serie de estudios realizados por la revista The Lancet (https://bit.ly/3Koiebx).
Sergio Alberto Mendoza Álvarez, académico de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, destacó que es notorio el incremento de ese padecimiento en el mundo. De acuerdo con la FID se proyecta que en 2045 habría 783 millones de personas con esta enfermedad; “en Norteamérica, se espera que pasaríamos de 51 a 63 millones de casos”.
A decir del universitario, es necesario ocuparse de la pandemia de diabetes, particularmente en México, pues aquí es la segunda causa de muerte, y aunque la primera son los accidentes cardiovasculares, “muchas veces éstos son consecuencia de aquel padecimiento y la obesidad. Por lo tanto, sí nos ocupa conocer cuáles son las estadísticas que nos pueden llevar a tener una mejor comprensión de dicho mal y mayor conciencia sobre las medidas de prevención y terapéuticas”.
En nuestro país, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2022, el 18.3 % de la población (14.6 millones) tiene diabetes. En 2018, la prevalencia era del 16.8 %, por lo que en cuatro años el incremento fue del 1.5 %. En cuanto a la prediabetes la prevalencia es del 22 % a nivel nacional.
La encuesta
La Ensanut 2022 señala que la prevalencia de diabetes y prediabetes diagnosticada y no diagnosticada fue mayor a más edad y a menor nivel educativo. En cuanto a la prediabetes, que es cuando los niveles de azúcar en la sangre están por encima de la norma, pero no para diagnosticar la enfermedad, se registró que en el nivel socioeconómico bajo fue del 24.5 %, mientras que en el medio del 23.7 % y en el alto del 18.6 %. La prevalencia fue del 33.8 % entre quienes tienen sólo la primaria, el 21.4 % para secundaria, el 14.8 % en nivel preparatoria y el 14.3 % para personas con licenciatura o posgrado.
En diabetes diagnosticada, según el nivel socioeconómico, fue del 8.7 % en el bajo, el 13.4 en medio y el 14.8 en alto. Conforme al nivel educativo, fue del 17.4 en primaria, 12.9 en secundaria, 9.6 en preparatoria y 8.6 licenciatura o posgrado. La diabetes no diagnosticada se registró en 6.3 en nivel socioeconómico bajo, el 6.0 en medio y el 5.2 en alto. En cuanto a escolaridad, fue del 7.9 en primaria, del 5.1 en secundaria, del 4.5 en preparatoria y del 5.1 licenciatura o más (https://bit.ly/3qbgiwd).
De acuerdo con la FID tres de cada cuatro adultos con diabetes viven en países pobres o en desarrollo (https://bit.ly/3QhlF7G). Sobre esta tendencia, Mendoza comenta: “definitivamente ha sido muy consistente a lo largo de muchas décadas, se cree que el mismo estrato socioeconómico bajo se relaciona también con un nivel cultural o sociocultural bajo; como consecuencia, los pacientes tienen tanto menor entendimiento y conciencia como adherencia a un abordaje nutricional o a uno terapéutico, porque la persona que vive en condiciones socioeconómicas bajas a veces comerá lo que pueda, no lo que deba”.
La anterior, agrega, “no es una justificación para que una persona de bajos recursos coma de manera indebida, sino que le hace falta información cercana para adquirir un hábito higiénico dietético que le favorezca. También es verdad que si la adherencia al tratamiento es reducida, se traducirá en menor control. Lamentablemente más del 60 % de la población no se encuentra en niveles adecuados de la glucosa, es decir, de la hemoglobina glucosilada”.
Educación y corresponsabilidad, las claves
Mendoza Álvarez urge: “se requiere tomar medidas extremas para una situación de igual magnitud, y tienen que empezar a darse porque estamos retrasados en el diagnóstico y comenzamos a estar tarde en el control… Una de las iniciales debería ser la educación en casa. Los primeros responsables seríamos los papás en cuanto a dar orientación nutricional en familia con nuestros hijos. Hay complicidad en la familia cuando se comen por ejemplo pizzas, hamburguesas, unas papas fritas o una sopa instantánea. Los hábitos de alimentación se forman en casa. En segundo lugar ya como paciente, como individuo adulto, responsable de su salud, que pueda buscar mayores oportunidades de prevención. Allí entra también el gobierno y sus instituciones de salud, y que se pueda promover una adecuada alimentación y ejercicio dentro de las empresas, las escuelas; además de medidas estrictas en cuanto a las cafeterías, el tipo de máquinas expendedoras de alimentos en esos lugares”, termina el experto.
Según los números más recientes dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) a propósito del Día Mundial de la Diabetes, en noviembre de 2022 las defunciones por esta enfermedad en el año previo fueron 140,729, lo que representa el 13 % del total de 2021. De quienes murieron por ese mal, 105,395 (74.9 %), o tres de cada cuatro, no eran insulinodependientes, es decir, no requerían administrarse insulina; mientras que 3,109 (2.2 %) o sí lo eran.
Inegi señala en el mismo documento que hubo ligeramente más hombres que mujeres entre las defunciones, con 71,330 (51 %) contra 69,396 (49 %), respectivamente.
La tasa de mortalidad por ese padecimiento fue de 11 por cada 10,000 habitantes, y de quienes estaban afiliados a servicios de salud y perecieron 67 % era derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social y 14 % del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.
Respecto a los municipios con mayor prevalencia en personas diagnosticadas y mayores de 20 años, está en primer lugar el General Plutarco Elías Calles, Sonora (31.7 %); Matías Romero Avendaño, Oaxaca (26.7 %); San Nicolás de los Ranchos, Puebla (25.7 %); y en Chihuahua los de Temósachic (25.3 %), Carichí (25.2 %) y Buenaventura (25.1 %).