Casa del Lago
Diálogo coral entre sonido, movimiento y arquitectura
El proyecto Apuntes para una banda de viento inaugura las residencias artísticas en este recinto universitario
¿Cómo se escucha una coreografía de instrumentos musicales? Hay que olvidar el típico formato en el que un conjunto instrumental se emplaza frente al público para dar un concierto. La propuesta Apuntes para una banda de viento, que crearon en conjunto la coreógrafa Katia Castañeda y la banda Mixanteña de Santa Cecilia, es una sesión de escucha que se acerca más al deambular callejero de un ensamble tradicional que a una tocada.
Cercana al performance, esta propuesta pone a danzar al sonido. Abre un territorio entre la sonoridad y el espacio a través del movimiento, en un diálogo coral entre voces, alientos y percusiones y los jardines de Casa del Lago, en el Bosque de Chapultepec.
Katia Castañeda –creadora, performer y docente egresada de la licenciatura en Teatro de la Universidad Veracruzana– no impone a priori una visión coreográfica, por el contrario, su creación surge con naturalidad de las posibilidades del sonido en relación con el espacio entre los cuerpos de los árboles, los claros abiertos, la escalinata de la casona blanca, donde el brillo de los metales retumba sobre la fachada o la bóveda de una carpa envuelta en vegetación, que abraza y redondea las notas en el aire, como en una esfera invisible.
Cada lugar crea resonancias de distintas intensidades a partir de los desplazamientos que siete ejecutantes dibujan, en un juego acústico y de movimiento: cuando las bocas de la tuba o la trompeta apuntan hacia arriba o hacia el suelo, hacia el barullo lejano del bosque o hacia los espectadores que acompañan a la banda en su peregrinaje por los rincones del jardín.
Las pausas silenciosas abren el oído al juego de timbres y de distancias, de llamados y respuestas. Se escuchan con claridad los colores de cada instrumento y la manera en que se trenzan en la música: una selección de sones tradicionales de la Costa y la Costa-Montaña de Guerrero con textos y una pieza original.
La puesta es producto de un trabajo recurrente de taller y una colaboración de más de dos años entre la coreógrafa mexicana y la agrupación musical, esta última creada en 2011 en Ciudad de México, la cual reúne a músicos, hombres y mujeres, que nacieron en el estado de Guerrero o que han continuado una tradición que les ha sido transmitida por sus padres o abuelos, oriundos de comunidades de las mencionadas regiones.
“Son una banda muy especial porque ahora son igual número de hombres que de mujeres, pero antes eran más mujeres y eso es muy raro: en Guerrero no existía ninguna banda de mujeres o donde las hubiera. Son pocas las agrupaciones tradicionales que las integran”, comenta Katia Castañeda, quien fue Artista en Residencia en Movement Research, en Nueva York.
“Este proyecto tiene que ver con las raíces y el futuro, y una pregunta sobre cuál es nuestra labor artística, que tiene que ver con investigar esas tradiciones y hacerlas presentes de distintas formas”, explica.
Obras exprofeso
Con Apuntes para una banda de viento se inauguraron las residencias artísticas de Casa del Lago, las cuales apoyan la creación a través de obras concebidas exprofeso para este recinto universitario.
“Tener esta residencia es muy importante para un proyecto como este. Una banda de alientos necesita un espacio de trabajo. Hemos estado en algunos kioscos, pero nos han corrido… En el Parque de los Venados las autoridades nos dieron espacio, pero los vecinos decían: ¿a qué horas van a terminar?”
El proyecto que desarrollan en Casa del Lago hasta el 4 de febrero de 2022 tiene varias aristas, adelanta la también integrante del colectivo neuroperformance TACo (Transdisciplina, Arte y Cognición). “No es algo coreográfico o musical solamente: tenemos textos, un fanzine y queremos empezar a componer. Ahora estamos enfocados en el trabajo en espacios públicos, pero también queremos llevar la propuesta a los escenarios. Nos interesa realizar un proyecto escénico que tenga todas estas salidas”.