Diseño e industria, exposición sobre un modo de vida olvidado y la búsqueda de una identidad nacional
Incluye piezas fabricadas por empresas mexicanas durante la llamada etapa del desarrollo estabilizador en México (1954–1970)
Hubo una época en la que las condiciones económicas de México generaron, además de optimismo, un gran interés por desarrollar de manera local objetos con una estética moderna, para llevar al país al plano internacional. Esta etapa que se conoce como el Desarrollo Estabilizador, ocurrió entre 1954 y 1970.
La exposición Diseño e industria, que se exhibe en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), curada por Ana Elena Mallet, contiene piezas que narran las historias de nueve empresas mexicanas que fabricaron objetos de uso cotidiano; forma parte del tercer núcleo de este 2024 del proyecto “Colección MUAC. Genealogías y disidencias”.
Dicho proyecto pretende mostrar la colección del museo desde un enfoque múltiple y fresco que permita una visión poliédrica del importante acervo de la institución.
Las piezas que integran la muestra, que estará expuesta hasta septiembre, dan cuenta de la historia del diseño mexicano, fabricadas por empresas como La Malinche, PM Steel, Ánfora, o que son parte de la Colección Olimpiadas XIX México 68.
Algunos de los diseñadores incluidos son Clara Porset, Pedro Ramírez Vázquez, Robin Day, Xavier Meléndez, Eva Zeisel y Michael van Beuren. Las 22 piezas pertenecen a la colección del MUAC, y están complementadas con un centenar de imágenes y documentos procedentes de archivos públicos y privados.
El contexto de referencia al que se ciñó la curadora se ubica en un momento relevante para México, pues representó el auge de la econonomía, cimentado a partir de políticas fiscales que fomentaron el crecimiento industrial y demográfico, época en la que el diseño ocupó un lugar preponderante en la producción nacional.
Las empresas que surgieron promovieron el diseño de objetos nuevos a partir de la compra de patentes extranjeras. Así se concretó la aspiración de la nueva clase media mexicana y la necesidad de contar con un mobiliario público por parte de la burocracia institucional.
“La idea es compartir lo que hay en la colección del MUAC en cuanto al diseño se refiere, en particular al industrial. Es muy interesante porque retrata la estrecha relación que tuvo con la política. Las piezas pertenecen a la producción regular de nueve fábricas o industrias nacionales que trabajaron entre los años 40 y los 70”, explica Ana Elena Mallet, en entrevista.
“La reflexión es sobre la manera en que apostaron por un diseño moderno cuando el país tenía estabilidad económica, dinero para invertir y un mercado interno impulsado por el gobierno, con lo cual se impulsó el surgimiento de la clase media, interesada en objetos que tenían una estética alejada de los estilos de antaño, con líneas más sucintas”.
Diseño e industria está acompañada de una profusa investigación documental desplegada en la sala 6 del MUAC, apoyada en pantallas en las que aparecen diaporamas que muestran la vida en las fábricas, cómo era la publicidad en revistas y periódicos de los muebles que se ofrecían al público.
En términos del impacto cultural, se trata de poner en perspectiva los paradigmas que surgieron con el desarrollo de las ciudades, donde los objetos ofrecían un diseño higiénico, fácil de almacenar, de lavar, y donde eran funcionales sin dejar de ser bellos; todo como parte del impulso gubernamental o privado para lograr tener una vida más cómoda.
Las fotografías permiten ver que las fábricas funcionaron como ciudades industriales pues contaban con casas para los trabajadores, se organizaban fiestas, incluso los patrones viajaban junto a los empleados, tenían iglesias, equipos de futbol y de beisbol, corridas de toros, fiestas navideñas con mariachi incluido.
“Los objetos reunidos en esta ocasión, a pesar de ser industriales, apuestan por lograr una identidad nacional. Así que al conocer las líneas de su diseño, sus estilos y materiales, encontramos un reflejo de las características de la época, así como de la intención de lograr algo propio, sin olvidar la herencia artesanal, que nos arraigó al territorio, al tiempo de mirar hacia el exterior”, comenta Mallet.
“Me interesa que a través de la exposición se reflexione acerca de que el diseño es eminentemente político y refleja lo que se vive en la polis, en la ciudad, y cómo afecta a sus habitantes. Entre las décadas de los años 40 al 70 existió un sistema de sustitución de importaciones que privilegió la producción interna, hasta que llegó la crisis económica de los 80, la apertura de mercados, la globalización, lo cual provocó que muchas de estas empresas cerraran porque no tuvieron la visión o el capital para unirse a ese cambio y convertirse en empresas exportadoras”.