Docentes universitaries ante la diversidad sexual

La Coordinación para la Igualdad de Género ha impulsado acciones a favor de la inclusión. Una de ellas es el proceso de sensibilización y capacitación del personal docente, mediante la apertura de cursos sobre temas vinculados a la no violencia, feminismos, y diversidad sexual, entre otros.

En mi papel como facilitadora de cursos durante los últimos tres años, he atestiguado el creciente interés de les profesores por aprender sobre la diversidad LGBTIQ+, mismo que ha sido impulsado por experiencias personales con estudiantes que desafían y enriquecen sus perspectivas pedagógicas. Un desarrollo significativo ha sido la creciente participación de docentes LGBTIQ+ en los cursos, subrayando la diversidad dentro de nuestra comunidad universitaria, la cual es frecuentemente omitida o ignorada en otros contextos académicos.

Un aspecto fundamental que ha emergido en estos cursos es la reflexión profunda del profesorado sobre sus propios prejuicios e ideas erróneas respecto al tema:

“[…] El mayor aprendizaje fue en mi persona, mis juicios y prejuicios, que a veces pienso de los demás [que] son síntomas de mi propio miedo y desconocimiento” (docente, CCH Vallejo, UNAM).

Por medio de encuestas que he realizado al final de cada curso, los profesores han expresado un crecimiento personal significativo. Quizás uno de los aprendizajes más profundos ha sido la necesidad de crear espacios seguros y libres de discriminación en las aulas universitarias:

“El reconocimiento de que la diversidad sexual o sexogenérica es un tema no sólo que puede generar incomodidad o resistencia, sino que también nos invita a reinventarnos como docentes e integrantes de la comunidad universitaria. Esto implica revisar nuestras prácticas, expresiones y actitudes que tenemos frente a grupo y reconocer que tenemos la responsabilidad como servidores públicos o profesores de contribuir a que los espacios áulicos estén libres de cualquier situación de discriminación, desigualdad y violencia por razones de género” (docente, Facultad de Ingeniería, UNAM).

Reconocer la importancia de trabajar en un proceso de reflexividad permanente sobre nuestro hacer:

“Reflexionar sobre la necesidad de que el aula se convierta en un espacio seguro. Sacudir los prejuicios. Estar en un estado constante de análisis y reflexión sobre mis discursos y prácticas” (docente, Escuela Nacional Preparatoria, UNAM).

El tema del lenguaje incluyente ha sido particularmente polémico y esclarecedor. Inicialmente recibido con escepticismo, han llegado a comprender y valorar la importancia de nombrar desde un lenguaje que visibiliza y respeta la diversidad sexual y de género.

“[Es] necesario, porque visibiliza a las personas, y esto va más allá del discurso que maneja la Real Academia Española” (docente, Facultad de Derecho, UNAM).

Las evaluaciones finales de los cursos han generado numerosas propuestas para promover una mayor inclusión LGBTIQ+ en la Universidad: desde fomentar el diálogo y la reflexión con el estudiantado para que fuese “capaz de apreciar las deficiencias que se tienen al referirnos a los demás o las posturas que se toman sin conocer del tema” (docente, Colegio de Ciencias y Humanidades, Naucalpan, UNAM), hasta propuestas para convocar cambios en sus dependencias, como: “proponer dentro del sistema de repositorio que existe en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC), y que se está actualizando lenguaje incluyente en los materiales didácticos [dirigido] a la comunidad estudiantil” (docente, FESC, UNAM).

Es indispensable reconocer, gracias a las pedagogías feministas, que estos cursos tienen que pasar por el cuerpo y los afectos, no sólo por lo intelectual. Que la ética del cuidado se coloque en el centro como eje rector de nuestro actuar y convivencia, que se propicien espacios e intercambios que abonen a la confianza y apertura para reconocer y abrazar la diversidad que nos habita. Ante la normalización y socialización de las violencias de género y la discriminación contra las mujeres y las personas LGBTIQ+, estos cursos nos rehabilitan en un proceso de humanización permanente, de conciencia crítica, de responsabilidad individual y colectiva que apueste por la transformación.

(Tania Esmeralda Rocha Sánchez, Facultad de Psicología)

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