“Para mí”, sentencia el documentalista Sergi Pedro Ros, “Laberinto Yo’eme es un espejo de todo el país a través del pueblo yaqui. Por eso pensamos que es una película para todo público y en la que todos se van a sentir muy identificados. No queríamos hacer activismo cultural. No soy un cineasta que vino al país y luego se va a regresar. Soy un chaval de 22 años que se hizo director de cine aquí (México), para mí este es mi lugar de origen como cineasta.”
El documental, ganador del premio a Mejor Ópera Prima del DocsMX 2019 y del Premio del Jurado de Doqumenta 2020, busca por medio de sus imágenes acercar al público a los problemas que vive la comunidad yaqui –yo’eme, como se autodenominan–, a “su defensa de la tierra y la vida ancestral en México”, como explica su sinopsis oficial.
La película inició su camino como el proyecto de Sergi Pedro Ros durante su paso por la Maestría en Cine Documental de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC), desde entonces buscaba concientizar al público sobre las problemáticas que vive la comunidad yaqui en el estado de Sonora.
“Es una preocupación personal y por eso se hizo la película. En esta película se juntan muchas cosas para mí, intereses políticos personales y haber tenido la maravillosa suerte de haber conocido al pueblo yaqui, son unos grandes maestros a nivel de militancia política. La idea fue muy bien recibida desde el principio. Siempre trabajé la película con el consenso y la colaboración de las autoridades de los yaqui y sus miembros. Ha sido una película siempre desde la colaboración.”
Ros destacó en entrevista que este espíritu de colaboración se ve reflejado en las imágenes del documental, el cuál no tiene un sólo de vista sino que busca integrar a la mayor cantidad de voces que integran a la comunidad, un grupo que se ha visto atacado en su historia reciente por la aparición del narcotráfico en su territorio, el despojo de tierras y la falta de agua.
“Construimos las historias desde la colaboración de todo un coro de voces que representa una comunidad que es a su vez un pueblo, una nación que está constantemente afrentada y estrangulada por otra nación mucho más poderosa que es México, a través de organismos políticos y criminales”, subrayó y añadió:
“Lo que tratamos de hacer es un trabajo en el que la estética fuera parte de la narrativa y no fuera simplemente una película bonita y poética por el hecho de serlo, sino que tuviera una función y un significado”.
Este desarrollo estético se refleja en las dos áreas que intenta retratar Laberinto Yo’eme, que son habitadas por la comunidad todos los días. El primer nivel está relacionado con su cosmogonía, la manera en que ven el mundo, es entonces que la cámara operada por César Gutiérrez Miranda toma el camino de la poesía cinematográfica y los fotogramas abordan “el universo cultural, lírico, mágico del pueblo yaqui. Tienen una sensibilidad artística enorme, grandes poetas, músicos, danzantes de venado que te ponen la piel chinita cada vez que se expresan de manera artística”.
El segundo nivel está relacionado a su interacción con el mundo presente y sus dinámicas que, como lo interpreta Sergi Pedro Ros, es “real, actual y violento, trabajamos con una estética mucho más cruda y directa, agresiva para el espectador”. Es aquí donde se muestran sin tapujos los estragos que ha causado la metanfetamina en la zona.
La mezcla de ambas realidades responde a los gustos cinematográficos y a la militancia política del realizador originario del País Valencià, quien buscaba dotar a Laberinto Yo’eme de “un alto valor cinematográfico y estético. Me gusta un cine muy estético, eso es fundamental en el arte y el cine documental. No trabajamos una película para que fuera bonita sólo por el hecho de ser bonita”, comentó.
Con el estreno de su primer largometraje –26 de agosto–, Ros espera que los espectadores comprendan que “todos somos seres humanos tenemos una injerencia social, en el espacio político social y cultural en que nos encontramos, es un espacio de acción y de corresponsabilidad” y concluyó:
“Lo planteado en el Laberinto Yo’eme no tiene que ver con un partido político, sino con una estructura económica, política y social que lleva decenas de años sucediéndose. En territorio yaqui sigue vigente todo lo que plantea Laberinto Yo’eme y se va a radicalizar el problema. En los últimos meses han asesinado a dos miembros importantes de la tribu, en las últimas semanas han secuestrado a otros. La violencia no cesa, va en aumento.”