«En 1969, yo estudiaba el segundo año de la licenciatura en Física, en la Facultad de Ciencias de la UNAM. El lanzamiento del Sputnik 1 en 1957 hizo que muchos países, en particular Estados Unidos, crearan sus agencias espaciales. Así comenzó lo que se llamaría la carrera espacial. A partir de entonces fue claro para todo el mundo que el espacio exterior era un lugar estratégico desde el cual se podían hacer muchísimas cosas, como desarrollar las telecomunicaciones, estudiar la superficie de la Tierra, seguir fenómenos meteorológicos, vigilar las fronteras, tanto en las costas como en la parte continental, y, también, dirigir ataques contra un país enemigo. Es decir, se sabía que quien conquistara el espacio tendría ventajas de todo tipo: tecnológicas, políticas, económicas, estratégicas, militares… Por eso ver en la televisión, en blanco y negro, y en tiempo real, la llegada del ser humano a la Luna me resultó muy emocionante. Para mí, este acontecimiento significó un parteaguas. Cambio nuestra forma de ver y hacer las cosas, y nos dejó una serie extraordinaria de desarrollos tecnológicos que ha modificado nuestro quehacer cotidiano. Creo que ha sido una de las hazañas más relevantes de todos los tiempos, a pesar de que por ahí hay algunos burócratas que piensan que no aportó nada a la humanidad. Tan lo creo así que escribí un libro titulado Alunizaje (Editorial Turner), que ya está a la venta en las librerías.»
José Franco
Investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM