Así deben ser los proyectos de vida

El camino a la felicidad está en realizar lo que queremos con pasión

En términos de transformación social, el foco debe centrarse en la educación, sobre todo en la formación universitaria: Pablo Fernández Christlieb

En un contexto de tensión social y conflicto permanente como el que vivimos, resulta muy complicado hablar de felicidad en términos absolutos si no se construyen proyectos de vida cargados de pasión que produzcan bienestar desde la infancia hasta la universidad, consideró Pablo Fernández Christlieb, profesor de tiempo completo de la Facultad de Psicología.

Para el especialista en psicología social, la felicidad, al igual que el amor, es un sentimiento que no tiene una definición concreta y rebasa el ámbito del lenguaje y las palabras; sin embargo, cuando se relaciona con niveles de satisfacción y una gran dosis de pasión se puede generar en cada una de las actividades que realizamos cotidianamente.

Destacó que, en términos de transformación social, el foco debe centrarse en la educación, particularmente en la formación universitaria en la que los jóvenes no únicamente se preparan para tener una buena chamba o ingreso, sino también para tener un trabajo satisfactorio que les produzca pasión.

Fernández Christlieb manifestó su preocupación por el cambio que se le está dando a la educación y a sus objetivos, y por el cual muchos estudiantes sólo aspiran a tener un buen ingreso y acuden a la escuela para conseguir una mejor chamba; sus aspiraciones terminan siendo sólo económicas, olvidándose por completo de la generación de conocimiento.

“Resulta decepcionante, frustrante y hasta entristecedor ver de repente que lo único que quieren sacar los alumnos de clases son herramientas para conseguir un buen trabajo y, sobre todo, más dinero. Bajo ese pobre escenario resulta muy complicado hablar de pasión por lo que hacemos. Lo más importante en la búsqueda de la felicidad es realizar lo que queremos con pasión.”

Recordó que dos de los objetivos de la universidad pública son abrir espacios de diálogo y discusión, y generar conocimiento por el conocimiento mismo, lo cual resulta fundamental para la formación de mejores personas y profesionistas que aspiren a llevar a cabo una actividad que les apasione y al mismo tiempo les permita obtener ingresos para vivir en la justa medianía.

La felicidad y el bienestar no necesariamente se logran obteniendo trabajos mejor remunerados, consideró, pues contar con mayores ingresos sólo despierta la necesidad de mayor consumo y se abandona cualquier sentimiento de pasión y disfrute por lo que hacemos.

Indicó que los docentes de asignatura de todos los niveles, pero principalmente los de las universidades, son una muestra clara de un trabajo por vocación y pasión. Deciden continuar con esa labor social, aunque, de manera contradictoria, en muchas ocasiones su ingreso apenas les alcanza para sobrevivir y están dispuestos a seguir dando clases a cambio de esa satisfacción y esa felicidad que les causa estar en las aulas.

“Sería muy alentador y satisfactorio que las universidades del conocimiento, desde las ciencias sociales, las ciencias humanas y las ciencias naturales, retomaran el planteamiento y los objetivos para construir una sociedad más feliz, en lugar de concentrarse únicamente en generar mayor productividad.”

Descanso

Fernández Christlieb externó su escepticismo por las encuestas que intentan medir los niveles de felicidad en cada país, las cuales, dijo, son una gran tontería, sobre todo cuando las condiciones sociales y culturales se han agravado prácticamente en todo el planeta. ¿En serio creen que los mexicanos somos más felices que hace algunos años?, preguntó.

En ese mismo sentido, el catedrático universitario enfatizó que en un mundo cargado de violencia es muy complicado hablar de niveles de felicidad. “No se puede lograr mucho cuando hay tanta violencia flotando en el ambiente; la felicidad no puede externarse en un ambiente de miedo y de violencia machista ni cuando el dinero no alcanza y las personas viven con incertidumbre permanente ante el riesgo de perder su trabajo con la llegada de las nuevas tecnologías”.

Es indispensable que las escuelas y universidades abran la discusión y el debate sobre el enfoque y el tipo de educación que queremos como ciudadanos, académicos y estudiantes, y se recupere el espíritu universitario y la pasión en cada una de las profesiones para generar ese conocimiento que por sí mismo permita reducir la violencia en todas sus manifestaciones. Ésta es una condición fundamental para alcanzar buenos niveles de satisfacción y felicidad, concluyó.

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