Se requiere un sistema de protección social y efectivo
El cuidado, derecho universal que debe garantizar el Estado
De cada cuatro personas dedicadas a atender a otras gentes, tres fueron mujeres: INEGI
El cuidado debe ser un derecho universal garantizado por el Estado mediante un sistema de protección social, universal y efectivo, en tanto que a las personas que realizan trabajo del hogar de forma remunerada se les debe garantizar las condiciones de trabajo dignas y suficientes, afirmó Ana de Alejandro García, jefa de la Unidad Departamental de Atención a la Diversidad de la Dirección general de Diversidad Sexual y Derechos Humanos de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social de la Ciudad de México.
La exasesora legislativa de la Comisión de Igualdad de Género del Congreso de Ciudad de México indicó que entre los principales resultados de la primera edición de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC 2022), en México existen 58.3 millones de personas susceptibles de recibir cuidados en los hogares.
Esa población se conforma por personas con discapacidad o dependientes, población infantil de 0 a 5 años; niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años; personas adultas mayores de 60 años y más. Del total de estas personas, 64.5 % los recibe por parte de una persona de su propio hogar o de otro hogar, “es decir, no son brindados por el Estado”, agregó al impartir la charla “El cuidado. El trabajo invisible de una labor visible”.
Ana de Alejandro García dijo que, en 2022, 31.7 millones de personas de 15 años y más brindaron cuidados a integrantes de su hogar o de otros hogares, el 75.1 % de ellas a cargo de mujeres y el 24.9 % de hombres, es decir de cada cuatro personas dedicadas al cuidado de otras tres fueron mujeres quienes dedicaron, promedio, 38.9 horas a la semana a esa labor, es decir, un empleo de tiempo completo. Mientras que en el caso de los hombres como cuidadores principales el promedio de tiempo dedicado a esa labor fue de 30 horas semanales.
Acerca de las consecuencias de esta responsabilidad, el 39.1 % de las mujeres experimentan agotamiento; el 31.7 %, disminución del tiempo de sueño y el 22.7 % sensación de irritación. Mientras que, en el caso de los hombres, el 17.3 % presentan reducción de tiempo de sueño; el 15.2 %, cansancio y el 7.4 % experimenta irritación.
Por otra parte, comentó que otras de las secuelas sociales por realizar actividades de cuidado, en el caso de las mujeres son la reducción del tiempo libre (15 %); obstáculos en el desarrollo académico profesional (10 %) y tensiones familiares (8.1 %). En cuanto a los hombres cuidadores, las afectaciones son reducción del tiempo libre (10 %), en la convivencia con amigos y colegas (6.4 %) y tensiones familiares (5.3 %).
Apuntó que las principales repercusiones económicas y laborales por hacer esta actividad afectan al 28.8 % de las mujeres, quienes se ven impedidas a laborar fuera del hogar, mientras que el 8 % de los hombres tienen esta repercusión; el 23 % de ellas tuvo que abandonar su empleo para cuidar y sólo el 11.4 % de los varones se vio en esa situación, entre otras cuestiones.
Reconocimiento de la desigualdad
Durante el encuentro organizado por la Comisión Interna para la Igualdad de Género del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Ana de Alejandro agregó que la Organización de las Naciones Unidas fijó el 29 de octubre como el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, para visibilizar la carga que dificulta su pleno acceso a los cuidados, actividad que recae principalmente sobre las mujeres y la población LGBTIQ+, lo que dificulta su pleno acceso a derechos.
“Es un reconocimiento a la desigualdad de condiciones entre hombres y mujeres, que nos lleva, en ocasiones, a ejercer labores que no son visibles, como el trabajo de cuidados que siempre ha estado ahí, pero que no volteamos a ver”.
Mencionó que las personas susceptibles a recibir cuidados son bebés, niñas, niños y adolescentes, y aquellas que requieren atención el resto de la vida como quienes viven con discapacidad, problemas de salud mental, enfermedades temporales y adultos mayores. “Pero también entran en las actividades de cuidados plantas y animales de compañía”.
De Alejandro García detalló que el sistema de cuidados son acciones públicas, pero también privadas referidas a la organización social y económicas del trabajo destinado a garantizar la supervivencia de otra persona, con algún nivel de dependencia, y su bienestar físico y emocional.
Estas acciones consideran tanto a las personas destinatarias del cuidado, como a las que lo proveen, “incluyen medidas para garantizar el acceso a servicios, recursos, tiempo para cuidar y ser cuidados, así como para velar por su calidad mediante regulaciones y supervisiones”.
Por otra parte, puntualizó que el apoyo en los cuidados es la clave, pues cuando una sola persona se dedica a esa tarea implica un desgaste infinito. Cuando hay un sistema de cuidados, la vida se va aligerando para quien se encarga de esa función.
“Es mucha la carga para las personas cuidadoras, pero es aún mayor si se les deja solas con esa tarea”, finalizó.