El futuro ambiental de la Tierra será mucho más peligroso de lo previsto y no hay ningún sistema socio-económico-político actual capaz de enfrentar los desastres naturales predichos.
Ese es el pronóstico de 17 destacados científicos contenido en el artículo “Underestimating the Challenges of Avoiding a Ghastly Future”, publicado en Frontiers in Conservation Science el 13 de enero de 2021.
Con base en la revisión y análisis de 150 rigurosos estudios sobre diversos problemas ambientales, “los 17” alertan no sólo sobre un futuro más espantoso de lo que científicos y civiles creen, sino del menosprecio de los líderes mundiales a asumir los desafíos para evitar escenarios catastróficos.
Incluso, dice en entrevista el doctor Gerardo Ceballos, coautor del artículo, hay reticencia o falta de compromiso en el sector de los científicos en general en la difusión de los problemas ambientales “en su magnitud correcta”.
No se trata —agrega el ecólogo de la UNAM— de ser alarmistas, pero sí éticos al exponer correctamente la información científica disponible sobre la magnitud de los problemas ambientales y los retos que estos imponen a la civilización
Bienestar en decremento
El análisis global de los diferentes problemas ambientales (cambio climático, pérdida de especies y de ecosistemas, etcétera) muestra evidencias sólidas de inminentes escenarios peligrosos.
La escala de las amenazas en la biosfera y en todas las formas de vida, incluyendo a los humanos, es tan grande que en muchos casos es difícil de comprender, “inclusive para los propios expertos”.
También —asegura Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM— encontramos que no estamos preparados, bajo ninguna circunstancia, para enfrentar problemas a escala global, mismos que ya empezamos a padecer como la pandemia del Covid-19 y que “enfrentaremos en el futuro próximo”.
Asimismo, si no hay cambios pronto de la magnitud correcta, el bienestar de la humanidad va a seguir en decremento porque estamos erosionando la capacidad de la Tierra para mantener las condiciones de vida para todos: fauna y flora silvestre, pero también para el ser humano.
Colapso ¿más pronto?
Es urgente encontrar soluciones para una sociedad sostenible, ya que el cúmulo de impactos a la Tierra es más severo de lo que en general se percibe y de lo que “percibimos los científicos”.
Soluciones —agrega Ceballos— para transitar de una sociedad consumista y con un crecimiento “muy rápido” a una con menor consumo y población más estable.
Aunque “los 17” encontraron acciones ambientales que han funcionado, nadie sabe “si tendremos la capacidad para enfrentar de manera correcta y con rapidez suficiente los retos ambientales para evitar un colapso de la civilización”.
Pensábamos, revela Ceballos, que ese colapso podría ocurrir en el año 2100, después en el 2050, pero lo que indican los estudios revisados es que “puede ser más pronto”.
El mejor ejemplo de esta posibilidad es el Covid-19 que “ha puesto de rodillas a la humanidad. Ni siquiera sabemos si con las vacunas y con todo lo que se hace, logremos contener la pandemia antes de que cause un colapso social y económico de gran escala”.
Conservación, una prioridad
Puede haber un nicho de oportunidad, si todos los países diseñan una agenda política que “entienda” la magnitud tanto de los problemas ambientales como de las soluciones que se necesitan.
Particularmente en México, se debe entender que la conservación de la fauna y flora silvestres, así como de los ecosistemas deben ser una prioridad.
Debemos tener, por ejemplo, “políticas, objetivos y métricas” que nos lleven a “cero deforestación en pocos años”.
Contar también con una política “explícita” de conservación tanto de especies como de poblaciones, porque si conserváramos una sola población, por ejemplo, de pinos, “colapsaríamos como sociedad“.
Debemos conservarlos en todas las áreas del país donde hay pinos. “Lo mismo donde haya manglares, jaguares…”, señala el ecólogo universitario.
Causas de deterioro ambiental
Una causa del deterioro de la Tierra es el consumo “desorbitado. En los sectores más solventes de la sociedad debe modificarse o reducirse.
Después de la pandemia hay que volver a dejar de usar los plásticos de un solo uso. Las compañías refresqueras que venden agua, producen miles de millones de botellitas de desecho cada mes. “Hay que ser responsables. Esto ya no puede seguir”.
El crecimiento exponencial de la población también impide la sostenibilidad del planeta. En México no hay una política que considere “cuántos mexicanos podemos mantener” como país. Tampoco, un control de la natalidad como antaño.
Una causa más de deterioro ambiental son las tecnologías ineficientes. En el país, intereses particulares y gubernamentales se empeñan en el uso de las más contaminantes, como el carbono y petróleo, en vez de transitar hacia tecnologías más amigables con el ambiente.
En el mundo se trabajan en alternativas que van a ser más convenientes económica y ambientalmente como el uso de hidrógeno como combustible. También se produce ahora combustible para aviones, a partir de basura sólida que “contamina 80% menos que la energía tradicional”.
No hay que tirar la toalla
Finalmente, insiste: si en todos los países y en México, tanto gobiernos federal y estatales, así como sociedad no apreciamos en su magnitud correcta tanto las consecuencias como las soluciones que requieren estos problemas, “no podremos ni siquiera alcanzar algunos objetivos de sostenibilidad más o menos modestos”.
Es la única manera —advierte— para que se mantenga la sociedad a corto plazo, en términos de “riqueza, salud y bienestar para la humanidad”.
En México y en muchos otros países vamos en la dirección contraria. Pero, independientemente de los intereses de algunos en el gobierno actual, esto es transitorio.
Por la presión tanto de los problemas ambientales como de la misma sociedad, “sólo será un tropiezo por algunos años”. Lo qué pasó en EU (las políticas inadecuadas de Trump han sido revertidas casi de manera inmediata) es posible que pase en México si no hay condiciones y políticas correctas.
Gobierno, sociedad, iniciativa privada y científicos tenemos que forzar para que esto vaya caminando en direcciones correctas, porque de ello depende la sobrevivencia del planeta y de nosotros.
No es el momento —exhorta Ceballos— de tirar la toalla, sino de participar activa y creativamente para empezar a transitar hacia una sistema socialmente más justo y equitativo, y ambientalmente sostenible.
Podemos tener grandes avances sin tener que esperar a que cambien la política y la economía, independientemente de las ideologías.