Encuentros CEIDE
El profesorado de la UNAM, comunidad heterogénea
Su formación debe fundamentarse en el conocimiento de todos esos aspectos de su diversidad: Ruth Torres Carrasco
Para la formación de los profesores universitarios es necesario desarrollar estrategias y programas formativos que atiendan la heterogeneidad del profesorado de todas las entidades académicas, afirmó Ruth Torres Carrasco, subdirectora del Centro de Formación y Profesionalización Docente de la Coordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (CEIDE) de la UNAM.
Los docentes, detalló, realizan su labor en condiciones distintas, con alumnado diverso, provienen de variados entornos educativos, han desarrollado diferentes estilos de aprendizaje, poseen conocimientos previos diferenciados, tienen intereses académicos específicos y contextos socioculturales variados, y realizan sus tareas en diversas modalidades formativas (presencial, a distancia, mixta).
Es así que su formación debe fundamentarse en el conocimiento de todos esos aspectos de su diversidad, para desarrollar y ofrecerles los conocimientos y habilidades que les permitan profesionalizar su labor. En esta institución, ése es un reto esencial, sostuvo la universitaria.
Al participar en los Encuentros CEIDE, con el tema “La importancia de la formación docente en la Universidad”, Torres Carrasco especificó que para alcanzar ese fin se requiere que la formación del profesorado sea a través de programas estructurados o de actividades específicas, que les ofrezcan conocimientos didácticos y pedagógicos propios de la educación universitaria, desde iniciación, bachillerato, licenciatura y hasta posgrado, en torno a las teorías y metodologías en los que se sustentan los procesos de planeación educativa.
Asimismo, acerca de la evaluación de los aprendizajes, diseño de estrategias, innovación, prácticas que motiven al estudiantado, avances tecnológicos que pueden ser empleados en los procesos de enseñanza-aprendizaje, y desarrollo de habilidades socioemocionales para crear entornos de aprendizaje inclusivos y respetuosos, y procurar un círculo virtuoso entre la docencia y la investigación.
El reto es mayúsculo, reconoció la subdirectora, pero la Universidad Nacional tiene la infraestructura, proyectos, programas, procesos y canales para lograr este objetivo.
La CEIDE, abundó, creó, puso en operación y gestiona el Centro de Formación y Profesionalización Docente; también se hizo una Red Universitaria de Formación Docente y la generación de diagnósticos sobre la formación universitaria de profesores, entre otras acciones.
Ese Centro representa una “estrategia eje” que da a la formación docente universitaria un carácter institucional, para llegar a un esquema de entidades académicas que permita atender a poco más de 42 mil profesores.
En ese espacio se ofrece formación flexible, diversificada, sobre una serie de líneas formativas; es un punto de encuentro y socialización de experiencias entre el profesorado universitario, donde se puede realizar una reflexión colectiva del quehacer docente, destacó.
En tanto, en la Red participan 54 entidades académicas y dependencias que apoyan la labor docente. Permite identificar esfuerzos y optimizarlos para que facultades y escuelas puedan fortalecer esa que es una de las funciones sustantivas de la Universidad.
También busca identificar iniciativas de formación de los profesores en las entidades, intercambio de experiencias exitosas y crear vínculos de colaboración para maximizar los recursos institucionales. La Red pretende promover políticas y estrategias que contribuyan al desarrollo de los procesos educativos del profesorado, así como favorecer el desarrollo de los responsables de gestionar la instrucción docente.
Una estrategia más es el diagnóstico de formación docente, que brinde información sobre el estado que guarda esa área dentro de la Universidad, y permita identificar esfuerzos que muchas veces no son visibles, destacó Ruth Torres Carrasco.
Además, añadió, hay tres “momentos” que se vinculan a las circunstancias de cada profesor. Establecerlos, delimitarlos, “ha sido un trabajo de años”. Cada uno de ellos busca ofrecer una enseñanza específica y situada: formación inicial y conocimiento institucional, para quienes se incorporan al trabajo docente en la Universidad; formación para el ejercicio y el desarrollo continuo (con una oferta muy amplia y variada en el Centro); y profesionalización de la docencia universitaria, la cual requiere de capacitación continua.
Al hablar de las líneas de formación del Centro, explicó que han sido dinámicas y cambiantes; se comenzó con seis, pero el trabajo desarrollado en ocho años, desde su concepción y construcción, y las condiciones cambiantes de la educación, han llevado a modificarlas. Ahora, “estamos transitando a ocho”.
Una de ellas, fundamental, es la de didáctica universitaria; otra es la sistematización de la práctica docente; y la socioemocional, reconociendo actitudes y estilos de personalidad de los agentes educativos, tanto profesores como alumnos, para llegar a la empatía, la salud integral y el fomento de la convivencia pacífica y respetuosa en el aula; así como evaluación del aprendizaje y la cultura digital, entre otras.