Alumno de la FES Cuautitlán y atleta de canotaje
El sueño preolímpico de Josué Mayorga
Se ejercita en casa, con la guía y motivación de su entrenador Juan Carlos Rovalo, a través de Zoom
El reto actual de Josué Orlando Mayorga Nájera, alumno de la FES Cuautitlán y atleta de canotaje, es llegar en la mejor forma posible a la toma de tiempos del selectivo nacional preolímpico rumbo a Tokio, que fue pospuesto debido al confinamiento por la Covid-19 y que aún no tiene fecha para su realización.
Por ahora se ejercita en casa, con la guía y motivación de su entrenador Juan Carlos Rovalo, a través de Zoom, en condiciones completamente diferentes a las de marzo de 2020, pero con la misma meta: representar a México en eventos internacionales.
“Si se efectúa la toma para preolímpico, sería ese mi principal objetivo. Si no, enfocaré todo mi esfuerzo para estar en selección nacional y continuaré con mi preparación para futuros certámenes”, afirma el alumno de la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
“Al inicio de la cuarentena trotaba y saltaba la cuerda. Ahora hago mancuernas, barras, fondos y lagartijas. Los lunes, lagartijas; los martes, barras; y así los voy alternando, un día y un día. También me salgo a correr en lugares al aire libre y donde no hay muchas personas”, añade el piragüista puma.
El aislamiento social significó un reto en lo mental y en la preparación física para el auriazul. Acepta que es difícil mantenerse en forma y motivado en estas condiciones, pero también cree que el deporte le ayuda a superar el estrés y la ansiedad.
“En condiciones normales me iba a entrenar, luego a la escuela y después al gimnasio, pero me di cuenta que con el confinamiento llegó el estrés porque me hacía falta hacer ejercicio, así que toda esta nueva rutina me funcionó como liberación.”
Mayorga Nájera dice que extraña estar en frecuente contacto con su bote y con el agua. “Lo más importante es remar; puedes hacer lo demás, pero si no estás remando no funciona”.
Es por ello que, cuando las condiciones sanitarias lo permiten, se da la oportunidad de remar en Cuemanco, al sur de Ciudad de México. “Tengo un bote y cuando el semáforo epidemiológico se encuentra en color naranja hago un poco de kilometraje, remo de forma libre, pero tratando de mantener una velocidad constante y por distancias largas”, cuenta el canoísta que mantiene esta disciplina desde hace ocho años.
“Al principio de todo este encierro, cuando no salía para nada y no iba a remar me sentía muy estresado, por todo lo que está pasando y también por la escuela, porque mi carrera es muy práctica y estudiar en línea es difícil. Sin embargo, la actividad física y el acompañamiento de mi entrenador me han dado nuevos bríos”, sentencia.