Miles de lectores ávidos del reencuentro físico con los libros y sus autores regresaron al Centro Cultural Universitario para llenar de vida una edición más de la Fiesta del Libro y la Rosa (FLyR), la número 14 y la primera presencial tras dos años.
Durante los tres días de jornadas maratónicas de más de ocho horas de presentaciones, diálogos, lecturas, talleres, actividades lúdicas y funciones artísticas, se podía sentir en el ambiente la emoción, el buen ánimo, el gusto por tener de nuevo a la mano cientos de opciones para leer esa misma noche al regresar a casa, así como por escuchar a poetas, narradores, investigadores y comentaristas hablar de libros, objetos que fueron nuestra mejor compañía durante la pandemia.
Entre rosas rojas que se regalaban a los asistentes, homenajes a legendarias plumas como las de Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, Almudena Grandes y Álvaro Uribe, y teniendo como hilo conductor la novela icónica de la Generación Beat, En el camino (On the road), de Jack Kerouac, la FLyR fue una gran celebración para demostrar que la lectura es el elemento que nos permite como humanidad resistir e imaginar.
Inspiración y diálogo
La novela En el camino fue la inspiración para realizar más de 10 mesas de diálogo en las que se habló de temas como escritura, pandemia, migración, exilio, violencia, derechos humanos, historia y ciencia.
En la sesión En camino a la imaginación y la escritura, Margo Glantz dedicó su participación a hablar de feminicidios y desapariciones, ya que, dijo, esta realidad monstruosa en la que se pierden cuerpos femeninos todos los días no parece tener visos de mejorar. “Es terrible que, al buscar un cuerpo, encuentren numerosos cuerpos femeninos”, comentó indignada la autora de Las genealogías durante un diálogo con la escritora Gabriela Jáuregui.
El cuerpo ha sido el centro de la literatura de Glantz, indicó la presentadora de la sesión, Anel Pérez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM, y Jáuregui recordó una frase en uno de sus ensayos: “el poder se ejerce fundamentalmente contra el cuerpo”, para después agregar: “pensando en los feminicidios y la desaparición forzada en este país, la frase de Margo cobra capas de profundidad y es la forma más radical de manifestar la resistencia desde nuestra trinchera, que es la escritura, que es escribir con el cuerpo, desde el cuerpo y para el cuerpo”.
En el conversatorio La resistencia ante la violencia, entre el poeta Javier Sicilia y Jacobo Dayán, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, este último destacó como parte del problema en el siglo XXI la impunidad y la ausencia del Estado, que se escuda en una narrativa oficial basada en el “se matan entre ellos”. Agregó: “Estamos ante un Estado que sabemos no está ahí para cumplir con sus obligaciones, y no me refiero a este gobierno, sino al Estado o los Estados, y lo que nos queda somos nosotros mismos, desde ahí habría que construir y resistir, pero hemos sido incapaces de generar una contranarrativa que haga contrapeso”.
Por su parte, Sicilia consideró que esa contranarrativa encuentra hoy una punta de lanza en las buscadoras de personas desaparecidas, que no solamente hacen discurso, sino también “ponen el cuerpo. Como país, deberíamos sentirnos avergonzados. Ellas salen con su cuerpo y varillas, la técnica más primitiva para detectar una fosa: clavar con una varilla en la zona y oler. Y si huelen a muerte, es inequívoco que ahí hay algo terrible. Y han aprendido técnicas forenses como han podido”.
En otra mesa de diálogo, los escritores Emiliano Monge y Julián Herbert, junto con Jacobo Dayán, hablaron de la escritura en el desarraigo: de lo que han representado el traslado, la migración o el exilio en la experiencia literaria de autores como Hart Crane, Malcom Lowry, D. H. Lawrence, Paul Bowles, Stefan Zweig, Thomas Mann y, desde luego, los integrantes de la Generación Beat.
Para Herbert, hay diferentes motivos en los procesos de migración de escritores, pero muchas veces están vinculados a crisis financieras y sociales, como ocurrió durante la Gran Depresión o la Segunda Guerra Mundial. Monge, por su parte, dijo que la migración puede ser el cambio de lugar de residencia, pero desarraigar va más allá del traslado y tiene que ver con dejar el propio idioma para escribir en uno diferente, como lo hicieron Samuel Beckett y Agota Kristof. “Los escritores que han cambiado de lengua para mí son los desarraigados”, sostuvo.
Dayán comentó que hay también desarraigos de la palabra misma, cuando su uso pierde sentido para quien escribe, lo que les ha ocurrido a varios autores después de experiencias trágicas. Monge aclaró que, a fin de cuentas, todo desarraigo es también un modo de arraigar en otro lugar, en otra tradición y en otra lengua, y recordó ideas de Hannah Arendt para decir que la literatura es otra forma de trasladarse y de viajar, de ir de un lugar a otro. “La lectura es un medio de transporte y nos permite ese traslado y experimentar ese desarraigo”, comentó.
Generación Beat
“¿Cómo encontrar el erotismo en estos señores Kerouac, Burroughs y Ginsberg, que más bien eran medio salvajes?”, se preguntó la escritora Ana García Bergua al analizar la obra de los principales representantes de la Generación Beat. La narradora y cronista lo encontró en la atracción que ejercía sobre ellos su compañero de aventuras Neal Cassady. “Hay un erotismo implícito en la figura de un escritor que no era escritor, la atracción que Cassady ejerce sobre sus amigos. Es el personaje de Dean Moriarty en la novela En el camino. Era un chico de un origen muy humilde, desde muy joven empezó a delinquir, lo metieron a la cárcel, pero a la vez era un muchacho muy culto, muy leído, que tenía una facilidad de palabra bruta y generaba fascinación. Él despertó la admiración de los beatniks y era como su gurú, los siguieron porque él también tenía esta sed insaciable de aventura. Entonces, en todos ellos hay un erotismo de la amistad, esta admiración que linda con el amor”, explicó en la mesa de diálogo De lobas y poemas; la poesía y el erotismo en la Generación Beat.
En esta misma actividad, la investigadora y divulgadora de la ciencia Gabriela Frías comentó que el erotismo en la Generación Beat se dio en la escritura de las poetas que pertenecieron al grupo: Diane di Prima, “que en lugar de describir los actos sexuales se detiene a observar la belleza del cuerpo de modo poético”; Elise Cowen, pareja de Allen Ginsberg antes de que él se declarara homosexual; Joyce Johnson, pareja de Kerouac en la época en la que escribió En el camino, y quien en su libro Personajes secundarios visibilizó a las mujeres del movimiento; Joanne Kyger, la poeta viajera, que escribió diarios de Japón y la India; y Lenore Kandel, cuya obra The love book “es la primera de la Generación Beat en la que las mujeres pasaron a convertirse de objetos a sujetos que hablan sobre el amor y del erotismo”.
García Bergua reforzó esta opinión: “Al hablar de erotismo en la Generación Beat nos viene a la mente la escritura de las mujeres, porque en las novelas de Kerouac o de Burroughs las relaciones con las mujeres son más bien utilitarias, es decir, siempre jugando un papel subordinado”.
Colección Vindictas
Entre las obras presentadas en la FLyR se encuentra la más reciente de las novelas publicadas por Libros UNAM en la Colección Vindictas: Cena de cenizas, de la escritora potosina Asunción Izquierdo.
Previo al performance que se hizo para dar a conocer la obra de quien firmara con el seudónimo de Ana Mairena, Socorro Venegas, directora general de Publicaciones y Fomento Editorial, destacó que se trataba de una maravillosa ocasión para abrazar la palabra y conocer a una escritora a la que su marido, un militar y político, le tenía prohibido escribir. “El uso de seudónimos fue para ella la máscara perfecta para seguir haciendo literatura. Eso es algo que hay que honrar y por eso queremos reinvindicarle. No hay mejor homenaje para una escritora o escritor que leerlos”.
La actriz Leticia Huijara escenificó un breve monólogo en el que personificó a Asunción Izquierdo, revelando en éste algunos pasajes críticos de su tormentosa existencia, mientras que tres integrantes de la Red Universitaria de Mujeres Escritoras (RUME), todas ellas alumnas de la Facultad de Filosofía y Letras, leyeron en voz alta fragmentos de esta novela que se suma a las más de 10 que ya son parte de la colección.
Un desencuentro con la cultura de Guatemala durante una visita turística, llevó a la escritora Ximena Santaolalla a interesarse y profundizar en la historia reciente del vecino país centroamericano, de donde surgió A veces despierto temblando, una narrativa sobre migración y violencia durante la dictadura de Efraín Ríos Montt hecha a partir de registros documentales, con la que ganó el Premio Mauricio Achar 2021.
“Son nuestros vecinos, y nosotros somos sus vecinos. Me interesó mucho como país y me enamoré de la historia guatemalteca, y también me pareció escalofriante que la dictadura duró año y medio, y en ese tiempo fueron asesinadas cien mil personas” comentó la autora durante la presentación de su libro, en la que estuvo acompañada por la periodista Carmen Aristegui, quien destacó la pertinencia de la obra para el contexto actual mexicano.
“El libro de Ximena es útil socialmente porque ayuda a tener conciencia, ayuda a que una sociedad no se quede dormida frente a las atrocidades que ocurren todos los días, para que quienes lo lean encuentren una manera de entender un proceso de esta naturaleza y lo conecten de inmediato con México. Así que es Guatemala, es México; son los kaibiles, son los zetas… son todas estas cosas de una realidad que algún día en este país y en Guatemala tendremos que desmontar y tendremos que decirnos: no podemos más”, comentó Aristegui.
Por su parte, el joven escritor y booktuber Alberto Villarreal protagonizó una de las actividades más concurridas de la Fiesta, con la presentación de su segundo poemario Todo lo que dejas cuando llegas y te vas. A pesar del inclemente rayo del sol y del calor, cientos de seguidores, en su mayoría mujeres, rodearon el foro donde respondió las preguntas que le hizo el influencer de la lectura Rodrigo Unda, creador del blog Cartas de un lector.
“Desde el principio lo que quería era acercar la poesía a las personas, porque siento que le tenemos mucho miedo ya que la vemos como algo elevado, algo para cierto círculo, y quería romper con eso. Lo que siempre tengo en mi cabeza cuando estoy escribiendo es que suene en mí primero y, después, poder proyectarlo hacia los demás”, explicó.