En invierno, mala calidad del aire

Se debe a dos factores: las emisiones a la atmósfera y la meteorología, que en esta época del año presenta inversiones térmicas

En Ciudad de México también influyen sus condiciones geográficas.
En invierno tenemos la impresión de que hay mayor contaminación, debido a dos factores: las emisiones a la atmósfera, que no poseen variaciones amplias en todo el año, y la meteorología, que en esta época del año presenta inversiones térmicas que impiden a los contaminantes distribuirse o diluirse. “Así surge la mala calidad del aire”, afirmaron dos investigadores de la UNAM.

Para explicar qué es una inversión térmica, Ignacio Arturo Quintanar y José Agustín García Reynoso, académicos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC), detallaron que en condiciones normales la temperatura en la atmósfera va reduciendo su valor conforme aumenta la altura, pero durante la inversión térmica a cierta altura, la temperatura no sigue este patrón y se observa que se incrementa, siendo lo inverso a lo común. Es decir, el aire frío queda atrapado en la superficie debajo del aire caliente. En consecuencia, el aire en la superficie no puede elevarse porque el aire caliente en la capa superior lo detiene por lo que no se pueden diluir los contaminantes y estos quedan estancados.

Las inversiones térmicas ocurren por varios fenómenos. El primero surge por el efecto de la radiación. Durante la noche la Tierra emite radiación hacia el espacio, así el suelo está irradiando esa energía, se enfría rápidamente, y el aire que contacta con el suelo también se enfría, pero capas superiores no se enfrían igual, dejando así aire frío debajo de aire caliente y eso causa la neblina a nivel de suelo.

También hay la inversión por subsidencia, en la que el aire de gran escala aplasta aire de una región, lo que incrementa la presión y la temperatura en capas superiores, con lo cual se tiene aire caliente arriba y frío abajo. En este caso el cielo es claro, sin nubes.

Otra causa de la inversión térmica es debida a las condiciones geográficas de Ciudad de México, rodeada de montañas y eso genera que por la noche se den vientos fríos que bajan de las montañas desplazando el aire caliente a capas superiores, lo que se puede observar durante las primeras horas de la mañana.

Los especialistas reconocieron que hay un debate acerca de si una urbe pavimentada aumenta la contaminación; no obstante, convinieron que cuando hay una superficie pavimentada la capacidad térmica cambia.

Señalaron que el pavimento tiende a tener una capacidad térmica diferente que la que se tendría en un solo cultivo o en un bosque, donde los vientos bajan de las montañas. En cambio, en el suelo pavimentado se tiende a atrapar más eficientemente el aire frío, y por la tarde ese pavimento emite suficiente energía para romper la inversión.

Pero en los sitios donde hay azoteas blancas, donde se trata de eliminar la cantidad de energía atrapada cerca del suelo y se busca generar menos contaminación, las condiciones son mejores, pero dependen de las características de la superficie.

En Ciudad de México, que se encuentra a dos mil 200 metros sobre el nivel del mar, rodeada de montañas y ubicada en la latitud de los trópicos, se da una fuerte radiación durante la primavera y el verano, entonces las condiciones varían para que surjan las inversiones térmicas.

Para contrarrestar la contaminación en cualquier época del año, Ignacio Arturo Quintanar y José Agustín García Reynoso sugirieron utilizar transporte público, quemar eficientemente el gas LP, darle mantenimiento a los calentadores de agua de gas, e incluso bañarse por la tarde o noche para dar tiempo a que los contaminantes de la mañana se dispersen.

Además, aconsejaron que la ciudadanía cambie su transporte convencional por coches eléctricos o transporte masivo, pues de este modo se generarán menos emisiones contaminantes.

Igualmente, destacaron que colocar azoteas verdes ayudará a disminuir la isla de calor dentro de la ciudad, que es cuando la temperatura es dos o tres grados centígrados más fuerte en el centro que en las orillas, debido al exceso de pavimento.

Sin embargo, reconocieron que el beneficio de las azoteas verdes también depende de las plantas que se utilicen, porque algunas emiten diferentes tipos de pólenes, aromas y pueden inducir a una mayor reactividad atmosférica o alergias.

Por eso, para abatir la contaminación todos podemos aportar a su control al usar eficientemente la energía y productos amigables con el ambiente.

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