Charla de Pablo Álvarez, de la Agencia Espacial Europea

Los astronautas requieren conocimientos, disciplina, entrenamiento y mente abierta

El español visitó el Instituto de Ciencias Nucleares

Foto: Francisco Parra.
Para inspirar a niños, jóvenes y estudiantes mexicanos a seguir vocaciones científicas y lograr la emocionante aventura de una carrera aeroespacial, Pablo Álvarez Fernández, astronauta español de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), visitó el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN).

Invitado por Gustavo Medina Tanco, investigador del ICN, creador y actual jefe del Laboratorio de Instrumentación Espacial LINX (que tiene entre sus trabajos la misión Colmena para llevar microrrobots autónomos a la Luna que realicen exploración y minería espacial), el invitado se mostró gratamente sorprendido por los desarrollos tecnológicos de este grupo universitario en el que los jóvenes participan en proyectos espaciales de alto impacto en ingeniería y ciencias básicas y aplicadas, en los que es importante el nexo entre academia e industria.

“Para ser astronauta se necesitan conocimientos de astronomía, medicina, ciencia de los materiales, ingeniería, psicología y factores humanos, biología, meteorología y muchas cosas más. Los conocimientos deben ser amplios y en varias disciplinas”, indicó en una amena charla, en la que su entusiasmo y amplia sonrisa nunca decayeron.

Otras características básicas son la disciplina personal, buena salud física y mental, entrenamiento físico constante y mente abierta a otros idiomas y culturas, pues es frecuente la convivencia con personas de muy diversos orígenes, así como los viajes por diversos países, que lo mantienen muy lejos de su tierra natal.

Desde niño me fascinó el espacio. Quería convertirme en una persona que pisara la Luna”

Un sueño infantil

El sueño de convertirse en astronauta y llegar al espacio exterior era para Pablo Álvarez Fernández (nacido en León, España, en 1988) un anhelo compartido con muchos niños de su edad. La diferencia fue el tesón, el estudio, el entusiasmo permanente y la disciplina enfocada en la ingeniería aeroespacial, su actual área de especialidad.

“Desde niño me fascinó el espacio. Quería convertirme en una persona que pisara la Luna, hazaña que entonces solamente habían logrado 12 personas, lo que me pareció muy poco. Desde entonces crecí y nunca dejé de soñar con ser astronauta”, reveló el joven de 35 años de edad que lleva 14 años trabajando para llegar a las oportunidades que hoy tiene en puerta: viajar a partir de 2026 a la Estación Espacial Internacional para permanecer seis meses en ella, y participar en una misión tripulada a la Luna con las misiones Artemis de la NASA.

Hace tres años llenó una solicitud de la ESA para participar en la carrera espacial, a la cual se presentaron 4,000 personas para obtener alguna de las entre 4 y 6 plazas de astronauta. “Era un tren que pasaba una sola vez en la vida, había que ir con todo y aprovecharlo”, dijo convencido.

Lograr que el idioma español esté entre las lenguas que se hablan dentro de la carrera espacial es un logro muy satisfactorio, aunque aún falta mucho para que hombres y mujeres de origen hispano participen en esta aventura. “Actualmente tengo un compañero de Puerto Rico y otro de El Salvador, pero falta impulsar más vocaciones iberoamericanas. Existe el talento, debemos estar convencidos de ello y competir para lograr una mayor presencia”, consideró.

Mencionó que en el mundo espacial hay varios países de habla hispana que son potencias emergentes, pero hace falta más divulgación de la ciencia y de lo que se hace en la carrera espacial.

“Es necesario hacer más ciencia en español, aumentar la difusión de temas científicos y participar en la exploración del espacio, una búsqueda en donde participan personas de todas las nacionalidades, pues para lograr una misión se requiere la participación de muchos países y recursos económicos. Ninguna nación puede lograr una hazaña así por sí misma, pues el entorno del espacio es hostil y complejo”, señaló.

Estimó que México tiene grandes posibilidades de participar en la carrera y la industria aeroespaciales, y puede ser un jugador importante en el ámbito internacional si se impulsa la investigación científica entre los jóvenes, pues hay talento.

En su trabajo, Álvarez Fernández participará en el desarrollo de entre 200 y 250 experimentos en el espacio. “Lo que más me gustaría es que con alguno de ellos encontráramos la pieza que falta para lograr la cura de alguna enfermedad que tenga impacto en la Tierra”.

Respecto al turismo espacial, lo consideró interesante porque está involucrado con el avance de la tecnología, lo que permitirá en el futuro abaratar costos de los equipos y lograr desarrollos espaciales más sustentables.

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