En la ciudad todas las personas somos invisibles: J. M. Servín

Fanzine del proyecto Mi Valedor, que atiende a personas en exclusión social. Foto: cortesía Mi Valedor.
¿Es posible encontrar el exilio en tu propio país? “La vida en la calle, ser invisible en tu propia ciudad” fue el tema del conversatorio abordado en la Fiesta del Libro y la Rosa 2025.

En entrevista, el escritor J. M. Servín, quien participó en la charla junto con Yonebay García y la valedora Emigdia, comentó sobre este fenómeno de la invisibilidad y señaló que su obra trata, básicamente, lo que él llama “la epopeya del hombre común, la lucha para no doblegarse ante el poder abusivo y omnisciente, ante la indolencia y las circunstancias en las que vive la mayoría en esta ciudad”.

Apuntó que su literatura está muy arraigada en Ciudad de México porque es donde ha vivido la mayor parte del tiempo, pero también ha tratado otros temas que hoy en día están de moda como es la migración.

El autor de Por amor al dólar dijo: “Creo que todo te transforma en la vida, no sólo la ciudad. Eres tú el que vas transformando tu urbe y la vas convirtiendo en tuya, o no, según tus circunstancias”.

Reflexionó acerca de la llamada invisibilidad de ciertas personas en su propia ciudad: “Esa invisibilidad ¿de quién sería, de la masa que pulula en la calle, a la que le decimos pueblo, sociedad, que habita en esta ciudad? ¿Quiénes serían los invisibles en esta metrópoli?, creo que prácticamente todas las personas somos invisibles”.

Y enfatizó: “¿Quiénes son los invisibles? Podría decirse que los desposeídos, pero también los multimillonarios, de quienes sólo los conocemos a través de lo que consumen y cómo dictaminan los destinos de millones de personas, pero no los vemos a ellos, sólo su dinero”.

En general, abundó, los habitantes de la urbe son los invisibles, “muchísimas personas que desde el anonimato sostienen la vida dinámica de esta ciudad. El que viaja en metro, el que vive en la calle, el que trabaja de burócrata, el que es barrendero, todos somos invisibles”.

Relató que son muchos los factores por los cuales la gente vive en la calle, pues existe una indolencia tremenda por parte de los gobiernos para atender las necesidades básicas de las personas más frágiles, “y también hay un problema de salud física y mental que no se está atendiendo”.

Red de apoyo para la inclusión

Uno de los temas que se abordaron durante el conversatorio fue el proyecto llamado Mi Valedor, del cual Arturo Soto es director de Comunicación y de Coordinación de Alianzas y quien describió en entrevista que esta es una ONG de atención a personas en exclusión social que, a través de redes de apoyo y entornos comunitarios libres de discriminación, promueve la convivencia e integración social.

“Un valedor es cualquier adulto que se encuentra en riesgo o situación de calle, precariedad laboral, desempleo, desalojo, migración forzada o que vive en exclusión social a causa de su edad, género o alguna discapacidad física y que reside en Ciudad de México y sus alrededores”, agregó.

Soto destacó que lo fundamental del proyecto Mi Valedor es la creación de lazos: “No es la parte económica, es la posibilidad de ser una red de apoyo. Y eso es algo que construimos a partir de empezar a conocerlos y convivir con ellos”.

Dijo que en Mi Valedor se busca ofrecer estos espacios de expresión y comunidad a través del arte. “Nosotros creemos que es una buena forma de conectar con el otro. Lo que busca el programa artístico en Mi Valedor es, precisamente, proveer lo necesario para que las personas puedan decir lo que quieren. Y desde ahí empieza este ejercicio de acabar con la invisibilidad”.

Explicó que los valedores se incorporan voluntariamente mediante campañas o brigadas de reclutamiento en puntos de calle, comedores comunitarios y albergues, así como por programas de referidos con valedores existentes e instituciones aliadas.

Añadió que la misión es ser una red de apoyo que ofrezca servicios y talleres gratuitos para mejorar su calidad de vida, a través de un modelo de acompañamiento personalizado que promueva la inclusión, el acceso a la educación y la autonomía financiera.

Se refirió a los fanzines que han lanzado como uno de los proyectos más exitosos en Mi Valedor. Tienen cuatro números publicados y están por salir tres más. “La idea es que los 31 valedores que acompañamos hagan un fanzin y decidan su contenido. Si son dibujos, un collage, un diccionario, si es una colección de cuentos, lo que ellos decidan”.

Con los fanzines tienen un beneficio económico al poder venderlos, pero la parte más importante es la autoestima.

“Son personas que llevan tantos años en exclusión, se les han cerrado las puertas desde instituciones de gobierno, empresas para darles un trabajo, escuelas para recibir educación, instituciones que les brinden servicios médicos; y de repente tener un espacio en el que alguien les dice que su voz importa y que además su voz les interesa a otros fuera de la organización, es algo superpotente y les motiva mucho”.

Habló de la valedora Emigdia, ponente en la mesa de reflexión de la Fiesta del Libro y la Rosa, “Es una mujer que vivió una precariedad tremenda, víctima de violencia de género y casi de feminicidio, tiene una historia muy compleja. Pero siempre que se acercó al proyecto desde el primer día nos quiso apapachar y se mostró muy agradecida cocinando para todos. Es una gran cocinera, y era su manera de demostrar afecto. Entonces, cuando empezamos a hacer los fanzines le propusimos hacer un recetario de cocina y que ella lo ilustrara con collages”.

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