Entrevista con Gastón Pavlovich, el mexicano detrás de ‘El Irlandés’
La segunda colaboración entre el productor sonorense y Martin Scorsese fungió como la película inaugural de la octava edición de Los Cabos International Film Festival
En 2016, el legendario cineasta italoamericano Martin Scorsese logró estrenar Silencio, un proyecto sumamente personal cuya realización le tomó más de 25 años. No es ningún secreto que el productor clave en la culminación de este esfuerzo fue un mexicano nacido en Sonora: Gastón Pavlovich, quien posteriormente fue invitado por el propio Scorsese para colaborar en su largometraje subsecuente, cualquiera que éste fuera.
Eventualmente, Scorsese decidió dirigir la adaptación de la novela de Charles Brandt, I Heard You Paint Houses, la cual está basada en una serie de entrevistas con Frank “The Irishman” Sheeran, un hombre de la clase trabajadora, padre de familia, veterano de la Segunda Guerra Mundial, miembro del sindicato de camioneros Teamsters y también parte del crimen organizado.
El Irlandés es un filme épico de rememoración con el que Scorsese regresa al cine de gánsteres y a varios de sus actores predilectos: además de Robert De Niro (quien interpreta a Sheeran), están Joe Pesci y Harvey Keitel como los jefes criminales Russell Bufalino y Angelo Bruno respectivamente, aunado a que otro icono de este tipo de cine (el mismísimo Michael Corleone y Tony Montana, Al Pacino) debuta en la filmografía del director dándole vida a Jimmy Hoffa, el líder del sindicato de los Teamsters cuyos lazos con la mafia provocaron su desaparición en 1975.
Tras el estreno latinoamericano de El Irlandés, charlamos con el productor Pavlovich en el marco de la octava edición de Los Cabos International Film Festival:
Una vez que ya sabías que El Irlandés sería la siguiente película de Scorsese, ¿cuáles fueron tus impresiones del material?
Scorsese me la había platicado, me dijeron que había un guión en Paramount pero tenía que sacar el guión y los derechos para hacerla. La historia en sí misma me fascinó cuando me la platicó Scorsese. Leí el guión y dije “hay algo muy especial aquí”, pero especial en el sentido de que es al estilo de El Padrino, de gran drama, de grandes personajes, épica, pero es un drama muy lento, no es para cualquiera y por eso en Hollywood, los estudios, nadie quería hacerla. Yo sabía que iba ser un gran reto desde el principio.
¿Cuál fue la clave para lograr producir una película de casi cuatro horas que se toma su tiempo para explorar a sus personajes?
A mi me gustan esas historias, me gusta cuando el personaje es de gran carácter, de gran personalidad, cuando los personajes rigen la historia. Yo sabía que para eso nadie mejor que Scorsese. Y luego, nadie mejor que esos actores para manejar una historia así.
Habías comentado en Twitter que querías a Leonardo DiCaprio en esta gran producción, pero que finalmente se fue a filmar Había una vez… en Hollywood de Quentin Tarantino. En ese sentido, ¿cómo es el proceso con Scorsese para sugerirle actores y qué tanto te involucras?
Por su puesto que él está abierto a sugerencias y la discusión de DiCaprio sí existió. Pero él visualiza perfectamente bien sus historias y con qué actores y demás, entonces no había la menor duda en El Irlandés sobre quién iba a ser quién. Él quería juntar a su banda, ahora más Pacino con quien no había trabajado; estaba muy animado con eso y nadie se atrevía a proponerle algo diferente a ese grupo. Ahí no hubo mucha discusión.
Sólo en el caso de Pesci que se estaba complicado y les dije a todos “vamos a tener una alternativa, por si acaso, y sugiero que sea DiCaprio”, pues imagínense a todos: Pacino, De Niro y DiCaprio, es también una fórmula ganadora. Pero desde el primer momento me dijeron “sí pero DiCaprio ya está firmando con Tarantino, van a ser fechas similares, creemos que ahorita no funciona”.
Sobre el llamado de-aging, estos efectos especiales que tomaron mucho tiempo para rejuvenecer a los actores. ¿Cómo te involucraste en esta parte que ha generado bastante expectativa?
Desde que sacamos el proyecto de Paramount ya Scorsese traía la idea de probar esta tecnología que le habían propuesto. La empresa se llama ILM. [Scorsese] Me lo propuso, me lo comentó pero yo pensé que iban a ser algunas escenas y no todas. Hicimos pruebas con De Niro y nos gustó, pero sentíamos que no estaba al 100% la tecnología aunque nos prometían que iba a estar al 100% para cuando termináramos de filmar. Ahí fue el riesgo: filmarla y ver si estaba lista la tecnología después. Pudo pasar que nos dijeran dos años más de espera para terminarla. Pero cuando terminó el rodaje, unos meses después ILM nos dijo “100% listos”. Las pruebas que vimos en ese entonces ya se veían mucho más realistas.
Generalmente salió muy bien, actualmente al principio a lo mejor se nota un poquito pero lo demás ya salió muy bien. La gente no se da cuenta que la mayoría de las escenas están digitalizadas.
Después de Buenos muchachos y Casino, ¿consideras que es la película gansteril más madura de Scorsese?
Tanto como productor como audiencia, me gustó ver cómo Scorsese cierra ese círculo, cómo cierra ese círculo con toda esa banda, cómo manda un mensaje de decir: “este es nuestro gran adiós”, haciéndole un homenaje al cine, a una historia y a los personajes.
Luego también cómo cierra el círculo de decir “bueno, todo lo que les venimos diciendo con las historias de los mobsters, esta es la realidad, así terminan, así de muertos, muertos en cuerpo o muertos por dentro o en vida, solos y aislados”. Ese mensaje con esta película de cerrar el círculo de esa gran generación que tuvieron ellos, y luego a su vez el mensaje del mundo de los gánsteres, que todos ellos habían hecho algo de ese mundo, y terminar diciendo: no termina bien, nunca va a terminar bien para nadie… me pareció muy importante, ambos mensajes.
A veces se malinterpreta el cine de Scorsese en la discusión sobre la violencia cinematográfica y su inherencia en la sociedad. He notado que eres muy crítico, de las narcoseries por ejemplo. En ocasiones la gente, probablemente la que ni siquiera ve una película como El Irlandés, quiere criticar por lo mismo a Scorsese, pero particularmente aquí sus intenciones son muy claras…
Exactamente… por ser Scorsese, si me hubiera invitado a Buenos muchachos quizá hubiera entrado por la emoción de estar con Scorsese. Pero quizá no, porque la sentiría muy violenta. Aquí como te habrás dado cuenta, no es una apología. A mi me pareció un mensaje muy claro, de que por aquí no va, aquí nosotros no estamos promoviendo esto y no funciona, aquí terminan mal.
Mi crítica generalmente en torno a las que he visto, sobre todo en México, es que terminan dándole a México una imagen de que todo es un tema relacionado a la violencia de los narcos. No niego que es una realidad, sin embargo la manera en que proyectan a los personajes de esas series es casi glorioso, es invitando a todo mundo a ser así porque ellos son los que terminan ganando siempre o generalmente. Y no puede ir por ahí, no es real y yo no quiero proyectarle eso a los chavos de este país.
Creo que El Irlandés es un gran ejemplo porque no están glorificados, aquí te dan pena y te duele ver la soledad con la que termina el último personaje [Sheeran]. El Irlandés, en realidad, tiene muy poca violencia; salen las pistolas, varias pistolas que desecha, pero no hay mucha violencia. Pum, pum, y caen, no hay mucha sangre, no hay escándalo, todos los asesinatos son rápidos. Ahí [Scorsese] demostró que no sea trataba de hacer una película de mobsters por la violencia, como aquí [en México] les encanta. Todas estas series y películas de narcos, ahí sí les encanta que la violencia sea predominante, fuerte, sangrienta y que sea lo que corona a un personaje. Y eso no me gusta.